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Cómo dar una fiesta de adolescentes (Y no morir en el intento)

Una tabla de quesos y jamones sobre la mesa del comedor es recomendable. Pero sepa que no se la van a comer, sino a regarla por todo el piso

Semana
5 de septiembre de 2004

Seguir con cuidado las siguientes reglas de oro que se deben aplicar en cualquier fiesta de adolescentes tiene estas ventajas: no tendrá que llamar a los bomberos, no amanecerá vomitado el corredor y no le renunciará la muchacha del servicio.

1-Jamás suponga que el número de invitados será el que le haya anunciado el adolescente. Tome esa cifra, multiplíquela por dos o hasta por tres y recuerde: las fiestas de los adolescentes son todas "donde Estela". Es decir, donde "esté la puerta abierta".

2-Por ese mismo motivo, lo más probable es que usted no conozca a la mitad de la fiesta y que su hijo no conozca a la otra mitad. Esté preparado.

3-No luche contra el licor. La cantidad que usted esté dispuesto a ofrecer en la fiesta es inversamente proporcional a la que los adolescentes esconden en los bolsillos. Lo que sí le recomiendo es que escoja un licor suave, que no emborrache mucho, como el ron blanco Tres Esquinas, que tiene un grado de alcohol soportable para un adolescente cuya prioridad en la fiesta no sea la de salir alzado.

4-Hágase a la idea y no se escandalice. Todos fuman. Hablo de tabaco, desde luego. Lo que es increíble es que lo hagan en una época como esta, en la que la humanidad está más que advertida sobre los estragos del cigarrillo. Eso sí: inunde la casa de ceniceros, porque todos apagan la colilla en el piso o encima del tapete.

5-Por eso es recomendable, de ser posible, quitar o enrollar los tapetes, y mostrar templanza al otro día, cuando comience a encontrar los quemones de cigarrillo en el sofá de la sala. Se recomienda así mismo dejar abiertas las ventanas desde la noche anterior y durante la semana siguiente, a ver si algún día desaparece el olor a pucho.

6-Hágase a la idea de que en la mitad de la noche, la fiesta se pasa para el cuarto del adolescente y muy probablemente varias parejas terminen instaladas en la cama de la habitación. Aquí es donde debe producirse una de las tantas salidas tácticas que los padres tendrán que hacer durante la noche, esta vez para recordarles que la fiesta es en la sala, en el comedor, en el estudio, hasta en la cocina, pero no en las habitaciones.

7-Olvídese de los bafles. Todas las fiestas de adolescentes requieren una reparación del equipo de sonido al día siguiente, por lo que se recomienda no sufrir por la altura de la música, a no ser que los vecinos se quejen.

8-Una tabla de quesos y jamones sobre la mesa del comedor es lo más recomendable para estos casos. Pero de una vez sepa que no se la van a comer, pero sí la van a regar por todo el piso, especialmente las uvas, que amanecen espichadas en los lugares más insospechados de la casa.

9-No espere ni que lo saluden, ni que se despidan, ni que le hablen. Tenga la seguridad de que todo el tiempo estorba, y que distinto de las salidas tácticas -para medir el nivel de alcohol de la fiesta o de alguno que otro aventajado; para carraspear ante las parejas que se dan explícitas muestras de amor, o para preguntar si alguien pidió un taxi- debe aparecer lo menos posible en el ambiente.

10-De pegar el ojo, ni hablar. Ese tipo de irresponsabilidad puede tener pena de cárcel. Lea, vea televisión, báñese en la ducha, converse con su cónyuge o pelee con él. Pero manténgase alerta hasta las 7 de la mañana, hora en la que muy probablemente la fiesta sigue prendida aunque muchos de los invitados estén dormidos a pierna suelta en los sofás, sillones o en el piso. Siempre tenga sobre ello un pensamiento positivo: ¿qué tal que en lugar de su casa los adolescentes estuvieran en Massai?

11-Con calma comience la recogida de los vasos plásticos, las botellas vacías, las colillas del piso o los ceniceros a reventar, los pedazos de jamón regados bajo la mesa del comedor, las uvas espichadas, los CD y tape las gaseosas litro para salvarles el poco gas que les queda.

12-Está bien. Jure que esta será la última fiesta que hará su adolescente. Pero para la siguiente, que no será dentro de mucho, recuerde cumplir las reglas de oro y le aseguro que a pesar de todas las apuestas, sobrevivirá.

ENTRETANTO. ¿A los de la Corte no les dará ni siquiera cosquillas en la conciencia?

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