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Más vigente que antes: ¿Nos juntamos?

Los resultados exigen pragmatismo político e inteligencia reposada que escasean.

Álvaro Jiménez M, Álvaro Jiménez M
20 de noviembre de 2017

Humberto de la Calle, jefe negociador del Gobierno Santos en La Habana, cerró la primera etapa de su aspiración con una victoria que le han otorgado César Gaviria dentro del Partido Liberal y la opinión sin partido y de centro izquierda que habita en Bogotá.

A ellos debe su triunfo. Ojalá no lo olviden ni él, ni su equipo de familia, amigos e integrantes del liberalismo gavirista que lo apoyaron.

La diferencia de votos entre De la Calle y Cristo está en Bogotá, donde con mayor fuerza se expresó el rechazo a las Farc años atrás, y donde con mayor afinidad se acompañó el propósito de paz negociada.

Bogotá, donde se vota con mayor libertad de los amarres clientelistas y donde el número de los sin partido es mayor que en el resto de ciudades y regiones del país.

Los resultados exigen pragmatismo político e inteligencia reposada que escasean.

Debe continuarse el esfuerzo de construir una coalición para transformar, que es mucho más que una para gobernar.

Los liberales con De la Calle, los Verdes con Claudia, Fajardo, Petro, el Polo de Robledo, la ASI con Clara López, los sin partido, deben juntarse alrededor de tesis que construyan sobre el acuerdo y, convocando para que la modernización de la economía, la política, la institucionalidad, tengan como eje la inclusión social y económica del campo colombiano.

Debe ser una modernización que rompa los códigos miserabilistas con que se mira al campesino colombiano, que defina un modelo de economía sostenible ambientalmente para el crecimiento del país.

Es tiempo de garantizar la implementación efectiva de la carta de derechos del 91, de avanzar en el debate sobre ordenamiento territorial tantas veces aplazado.

Es el tiempo de las reformas aplazadas.

Un consenso de fuerzas y expresiones ciudadanas que modernice la anacrónica y excluyente institucionalidad del país es la tarea urgente que tienen liderazgos como los de Antonio Navarro y César Gaviria.

Aspirantes como Fajardo, Petro, Claudia, Clara, Robledo deben dimensionar su responsabilidad. No es tiempo de egos. Se deben definir los máximos posibles de conseguir en esta etapa, y las fronteras de lo inaceptable en el marco de una coalición política que busque transformar el país.

De permanecer en la dispersión y en la autocomplacencia, la oportunidad de transformar y cambiar la política y el poder en Colombia se habrá perdido.

¿Hay posibilidad de consolidar una coalición victoriosa, dejando al Partido Liberal por fuera en un ejercicio de pureza suicida?

Este planteamiento lo han hecho Claudia López, Jorge Robledo y Sergio Fajardo.

Los tres, críticos de las maquinarias de partidos alternativos a las prácticas clientelistas de los mismos, han construido sobre su figura una mezcla de culto militante preñado de declaraciones y prácticas más o menos distantes de lo que critican.

Estos antecedentes pueden radicalizar las posiciones y llevar a que se frustre una coalición con los liberales e incluso, no es descartable que el Partido Verde y el Polo Democrático se queden solos ante la fuerte afirmación de Fajardo en su lógica de ni con uno ni con otro.

La frase de “¿nos juntamos?” lanzada por Gustavo Petro a Fajardo y Claudia López en Cali, durante el debate de la Universidad Javeriana adquiere mayor vigencia que antes.
¿Seremos testigos de la lucidez colectiva en el liderazgo o se repetirá la estupidez individualista? Amanecerá y veremos.

Adenda: El liberalismo de Horacio Serpa, clientelista y marrullero queda evidente en las grabaciones escuchadas en la radio sobre la revocatoria al alcalde de Barrancabermeja.
Allí están las razones para destruir las maquinarias clientelistas y reconstruir la política.

@alvarojimenezmi
ajimillan@gmail.com

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