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Continuan las masacres en suelo chocoano (Por Alejo Restrepo M.)

Semana
14 de agosto de 2006

El pasado 12 de julio de 2006, se vio manchada de sangre de nuevo la tierra chocoana a raíz de las masacres ocurridas en los municipios de Rió Sucio en el bajo Atrato y Unguía en el urabá chocoano, por parte de los grupos al margen de la ley, con un saldo trágico de 12 muertos, 3 desaparecidos y 110 personas secuestradas, hechos estos perpetrados por el frente 57 y 34 de la farc en la vereda Taparal del municipio de Rió Sucio, zona maderera por excelencia, donde la gran mayoría de sus habitantes obtienen sus ingresos de la explotación de la madera, donde existen las mejores especies maderables del país ( abarco, roble, chano, aceite). Grupos al margen de la ley que desde hace varias décadas, se han ensañado con este departamento, convirtiéndolo en el escenario preferido de su accionar delictivo, debido a su extensión territorial y a la posición estratégica que este les representa para sus intereses militares, económicos y por existir en esta zona de un corredor por el cual se sale al municipio Jurado en el pacifico.

Se hace un llamado urgente al gobierno Colombiano y a la comunidad internacional del peligro inminente que se viene cerniendo sobre este departamento, a fin de que no se sigan consumando este tipo de masacres selectivas y disentir de la opinión de las autoridades militares, los cuales minimizaron la crisis humanitaria que actualmente se vive en el Chocó, a fin de evitar que no se vuelvan a repetir masacres como las de Bojaya, que afligieron a este Departamento y a Colombia, y que en su momento la Diócesis de Quibdó, la Defensoria del Pueblo y la comunidad en general, que alertaron sobre los posibles enfrentamientos entre las AUC y la FARC, y no se tomaron las medidas preventivas con las consecuencias funestas ya conocidas por todos.

Los sucesos ocurridos en el municipio de Río Sucio, según testimonio de las personas secuestradas y expresado a los asistentes en el consejo seguridad llevado a efecto en su cabecera municipal, consistieron en que la guerrilla llego a con lista en mano a la vereda Taparal y secuestraron a los aserradores de madera, como sindicados de ser auxiliadores de la AUC y que luego de internarlos en el monte, les toco ser testigo de excepción como a algunos de sus familiares los decapitaron a machete y que producto de los sobrevuelos de la fuerza publica en el área, permitieron que los insurgentes los dejaran en libertad y reencontrarse de nuevo con sus familiares, de no ser así, hoy estaríamos lamentándonos de otro crimen de lesa humanidad en suelo chocoano, peor de lo que aconteció en el pasado en Bojada; y 4 personas muertas en Unguía, dedicadas a la protección de los bosques de esta región.

Hay que resaltar que la situación del orden publico en estos momentos en el Chocó, amerita una concreta atención por parte del gobierno, específicamente en Río Sucio, Unguía y Bojaya, debido a los antecedentes de estas zonas, donde ya se han llevado a efecto varias incursiones guerrilleras.

Se espera que a las personas que resultaron desplazadas, como consecuencia de esta incursión guerrillera, se les preste la ayuda humanitaria oportuna por parte de la oficina de Acción Social de la Presidencia de la Republica y los organismos de ayuda internacional a fin de amortiguar temporalmente la falta de alimentos, albergue y un futuro regreso a sus lugares de origen en unas condiciones dignas y que dichas soluciones por parte del gobierno colombiano sean de tipo estructurales tendientes a repararles a los afectados su aparato productivo, su calidad de vida y el tejido social que en este momento lo tienen bastante lastimado por el secuestro que fueron objeto y por la muerte de sus familiares. Además la ciudadanía chocoana le demanda a los actores armados la exclusión de la población civil de este conflicto y que los actores armados hagan valer dentro de sus organizaciones insurgentes los derechos humanos que la asisten a las personas, el derecho de los pueblos y el Derecho Internacional Humanitario.

Es hora ya que el gobierno Colombiano, tome cartas en el asunto, respecto a la seguridad que amerita el pueblo chocoano y se cumplan las ofrecimientos hechos en el consejo de seguridad realizado de Rió Sucio, consistentes en convertir al batallón Alfonso Manosalva Florez en una brigada al mando de un general y la creación de Varios batallones móviles, a fin de reforzar las seguridad en todo el departamento. Además se requiere en estos momentos del ineludible concurso de todas las entidades de carácter humanitaria en seguir luchando por una salida negociada a este conflicto para el logro de la paz, a fin que cese tanto derramamiento de sangre en Colombia, como también se requiere de la voluntad política por parte de nuestros representantes al congreso colombiano, para citar a un debate a los altos mandos militares, a fin de que nos den las explicaciones respectivas sobre los hechos sucedidos en Rió Sucio y Unguía que nuevamente enlutaron a este sufrido departamento.

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