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CONTRA EL SECUESTRO

Antonio Caballero
20 de enero de 1997

El secuestro es el crimen que más ha desmoralizado a este país en toda su historia. Hay un par de millares de secuestros denunciados al año, y otros tantos sin denunciar por miedo a poner en peligro la seguridad del secuestrado o a exponerse a la extorsión de las autoridades. Secuestra todo el mundo, a todo el mundo. Secuestran bandas especializadas, y también secues-tran aficionados: los grupos guerrilleros, los paramilitares, las propias autoridades militares o policiales en una figura que se llama 'desaparición', y que no tiene castigo. Los vecinos secuestran al hijo muerto de los vecinos, como ocurrió hace unas semanas en Popayán en uno de los raros casos esclarecidos (después de haber sido oscurecidos) por las autoridades. Secuestran niños, secuestran soldados armados, secuestran cadáveres, secuestran ricos, secuestran pobres, secuestran extranjeros, secuestran parientes de guerrilleros. Se subcontratan secuestros. Se reaseguran rescates de secuestrados. Agentes secretos como el alemán Mauss o los británicos de Control Risk vienen a sacarle tajada al negocio del secuestro, más rentable que el del propio petróleo. Se secuestra por tres millones de dólares y por 100.000 pesos. De arriba a abajo, física y moralmente, Colombia está podrida por el secuestro. Y por su impunidad. Porque, con la posible excepción (falta el recurso) de los improvisados secuestradores del niño muerto en Popayán, nadie es castigado nunca por el delito de secuestro.Pero las 'marchas contra el secuestro', como las que se han venido organizando en Bogotá, en Cali, en Medellín y en Valledupar, no sirven para nada.No sirven para nada porque van dirigidas contra el secuestro en sí, y no contra los responsables de que existan en Colombia las condiciones que lo hacen fácil, rentable, e impune. Son marchas para decirles a los secuestradores que "estamos mamados": como si no lo supieran, cuando su negocio depende precisamente de que los mamados paguen. Marchas para ablandarles el corazón: para que vean cómo lloran los hermanitos del pobre secuestrado; cuando lo que quieren es que lloren, hasta que paguen el rescate. En el mejor de los casos, son marchas inútiles, como las rogativas para que llueva o para que escampe que organizan los curas en tiempos de sequía o de inundación. A la cabeza, a hombros de los fieles, va una virgen; o, en este caso, el general de la Policía Rosso José Serrano disfrazado para la ocasión de virgen. Y a lo mejor llueve, o a lo mejor escampa, pero la procesión de rogativa no tiene ningún efecto sobre el fenómeno meteorológico que la produjo. Lo cual no significa que sea inocua: es dañina, pues fortalece el pensamiento mágico que lleva a sustituir la acción por la apariencia de la acción. Las marchas contra secuestro sólo sirven _si es que eso puede ser llamado un servicio_ para medir el respectivo poder de convocatoria de Pachito Santos y su 'Colombia Libre' frente al de su primo Juan Manuel que organiza novenas de Nochebuena en nombre de su 'País Moderno' o cosa así: a la marcha de Pachito fueron 50.000 personas; a la novena de Juan Manuel, 140. Va ganando Pachito. Pachito presidente.Las marchas contra el secuestro podrían tener sentido, y alguna utilidad, si en vez de protestar contra la maldad de los secuestradores se alzaran contra la inoperancia de las autoridades encargadas de impedir o de castigar el delito de secuestro. Si fueran marchas contra la corrupción y la incapacidad de los jueces, y de sus múltiples organismos supremos, contra la corrupción y la incapacidad, o en muchos casos la acción criminal, de los múltiples organismos de la Policía. Marchas contra la Policía, y no con el jefe de la Policía al frente, disfrazado de virgen, o de San José, o de mosquetero, o de Papá Noel, o de simple ciudadano que protesta contra la maldad de los malos en vez de ejercer sus funciones de jefe de la Policía encargada de evitar el secuestro, de rescatar a los secuestrados, de detener a los secuestradores. Al general Rosso José Serrano habría que sacarlo a empellones de las marchas, por oportunista, en vez de permitirle que se tome fotos encabezándolas. De la que se hizo en Bogotá, lo único positivo fue la chiflatina al mensaje de 'solidaridad' del presidente Samper, leído por ese otro paquete que es el zar antisecuestro Villamizar. Porque fue lo único que en ella tuvo como blanco a los responsables del secuestro: las autoridades.Esas marchas contra las autoridades no serían inocuas. Pero en cambio serían consideradas subversivas por las autoridades. Con lo cual sus organizadores, en vez de ser proclamados 'hombres del año' o candidatizados a la Presidencia, serían asesinados o 'desaparecidos': es decir, secuestrados. n

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