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Cuando la historia se repite

El momento por el que atraviesa la Corte Suprema de Justicia no es coyuntural, es de larga data. Lo que sucede es que la historia se repite.

Germán Calderón España, Germán Calderón España
2 de octubre de 2017

Las noticias recientes indican que por cuenta del ex magistrado auxiliar de esa corporación, José Reyes, se está desenmarañando un capítulo funesto en el que la Justicia privilegió a un congresista engavetándole su dosier punitivo en el despacho de un magistrado titular. Este auxiliar tuvo que renunciar porque su conclusión procesal -siendo la procedente- era distinta a la del malsano censor titular.
 
Hace 17 años, otro magistrado auxiliar develó situaciones que se daban en torno a varios procesos penales adelantados en la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia con desenvolvimientos análogos a los de ahora. El togado era Joaquín Rueda quien ni siquiera tenía posibilidad para decantar las ponencias con su magistrado titular. También tuvo que renunciar.
 
En una carta del auxiliar al titular publicada el 14 de mayo de 2000 en El Espectador, el auxiliar le recuerda a su titular, entre otras cosas propias de su trayectoria de más de 32 años al servicio de la rama judicial, que en casos de algunos investigados por delitos contra la Administración Pública, le presentó proyectos absolutorios que fueron desestimados por el togado radicándolos este en sentido condenatorio. La sala acogió la tesis del auxiliar por lo cual fueron absueltas las procesadas. 
 
En la misiva también le cuenta igual situación ocurrida en los casos de unos magistrados de la Sala Civil del Tribunal Superior de Manizales, cuando la corte los absolvió con ponencia de absolución del auxiliar y de condena del titular.
 
Le censuró vehementemente que trató de conversar con él para estudiar el proceso de un exministro de comunicaciones de la época pero “desafortunadamente, por falta de tiempo nunca hubo oportunidad de que me recibiera.”
 
Sobre este particular proceso en donde estaba vinculado el exministro, le pone de presente, textualmente, “…que en mi criterio basado en el estudio del expediente, no se reunían los presupuestos previstos por el artículo 247 del C.P.C., para el pronunciamiento de sentencia de condena contra el exministro".
 
Culmina su carta explicándole que esa fue la causa que apresuró su retiro, repitiéndose el hecho porque  esa fue la misma causa que motivó el retiro del magistrado auxiliar José Reyes que hoy enloda el buen nombre del resto de magistrados probos y rectos.
 
Valdría la pena revisar judicialmente casos como los denunciados por los magistrados auxiliares de la Sala Penal desde hace 17 años, y otros que desvanecen el papel de “algunos” magistrados titulares frente a los estudios juiciosos y denodados de los magistrados auxiliares. 
 
La historia no se puede repetir con la actuación de unos pocos infiltrados produciendo condenas a inocentes y absolviendo a responsables. 
Preguntas sueltas: ¿Por qué a esta altura de la compleja situación de la Justicia no se resuelve el caso del dirigente conservador antioqueño?, proceso de público y notorio conocimiento, soportado en falsos testigos.
Tampoco se admite por qué casos como el del exministro Saulo Arboleda no tuvieron la oportunidad de la segunda instancia cuando por mandato de los tratados internacionales y de la jurisprudencia de la Corte Constitucional, este recurso le asiste a todo condenado.
 
¿Por qué la Justicia le pone límites temporales a los derechos de los procesados para acceder a una segunda instancia?, o como en el caso del dirigente conservador antioqueño, ¿a contar con un juicio sin dilaciones injustificadas?
 
Ahora mismo cuando el Gobierno norteamericano decidió extraditar a un ciudadano colombiano, sin discutir su sentencia de primera instancia o su falta de comparecencia ante la misma, ¿por qué no se le concede el derecho a controvertir su condena?

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