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¿Cumbre borroscosa?

A la intensificación de la confrontación entre guerrilla, paramilitarismo y Ejército que han agudizado las tensiones entre Colombia y Venezuela, se sumó la caída sin precedente de los intercambios comerciales. Marie Eve Detoeuf, profesora y decana encargada de la facultad de finanzas, gobierno y relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia, analiza los hechos.

Semana
28 de abril de 2003

"La cumbre borroscosa" anunciada por los medios de comunicación no ha tenido lugar. Nadie entendió muy bien de qué hablaron el presidente Uribe y su homólogo venezolano Hugo Chávez en su reunión del 23 de abril, pero hablaron. Y, este hecho bastó para que se comentara el "total éxito" del encuentro.

La frontera de 2.219 kms que separa a Colombia de Venezuela ha sido motivo de muchas crisis y casi tantos cálidos encuentros presidenciales. Si bien las dificultades de la relación entre los dos vecinos no empezaron con Hugo Chávez ? vale la pena recordarlo -, no se puede menos preciar la aparente gravedad de la crisis actual. Con una caída sin precedente de los intercambios comerciales como tela de fondo, se han formulado de parte y par reclamos que a los ojos del mundo podrían amenazar la estabilidad regional.

Desde que Hugo Chávez proclamó su "neutralidad" en el conflicto colombiano hasta que José Vicente Rangel denunciara la complicidad entre militares y paramilitares colombianos, se han multiplicado los incidentes. El más reciente ? el supuesto bombardeo en territorio colombiano por parte de aviones venezolanos ? no hace sino confirmar que la actitud del gobierno vecino se ha vuelto fuente de legítima preocupación para Colombia.

Por otro lado, la agudización de la confrontación armada en Colombia y las dificultades que tiene su ejército para impedir que ésta traspase las fronteras inquietan ? con igual razón - a Caracas.

En estos tiempos de escalada verbal, vale la pena recordar que algunos pronósticos pesimistas no se han cumplido. En 1998, muchos analistas de este lado de la frontera vaticinaron que, una vez pasada la luna de miel poselectoral, el carismático coronel Chávez iba a echar mano de la fibra nacionalista anticolombiana y del litigio fronterizo para superar el inevitable declive de su popularidad. Cuatro años, después ? y dieciséis después del incidente de la Corbeta -, toca reconocer que Hugo Chávez ha dejado quieto el tema del Golfo.

¿Cómo explicar esta actitud? Por un lado, la interdependencia estructural entre los dos países vecinos se ha consolidado. La "desgolfización" de las relaciones colombo-venezolanas transciende la voluntad política de los gobiernos de turno. En términos comerciales, el mercado venezolano es hoy tan indispensable a los empresarios colombianos como lo es el mercado nacional al sector privado venezolano.

Por otro lado, la mencionada "fibra anticolombiana" ya no es lo que era. Beatriz de Majo en El Nacional lo recuerda: "En Venezuela quedaron atrás hace rato los tiempos en lo que los desaciertos y supuestas agresiones de Colombia podían blandirse para fraguar un enemigo común. La interacción entre los dos países ha provocado efectos que van bastante más allá de lo que se mide en cifras de intercambio comercial (..) Por varias décadas ya, la migración continua de colombianos a estas tierras patrias ha generado une entramado poblacional de origen popular en el que se mezcla el ius sanguinis con el ius solis para beneficio de todos". La autora subraya que más de 12 por ciento de electores venezolanos son de madre o padre colombiano.

A nivel de las elites, se podría inclusive hablar de un inusual acercamiento. Al extender a la "rancia oligarquía colombiana" sus anatemas contra los ricos, Chávez ha contribuido a ello. La oposición venezolana que no vacila en calificar al Jefe de Estado de loco, de payaso o de dictador castrocomunista considera hoy con admiración envidiosa al muy serio, ortodoxo y proamericano Alvaro Uribe.

Cuando hace un año, la Cancillería colombiana celebró con premura el derrocamiento de Hugo Chávez, el país perdió algo de credibilidad democrática. Pero ganó respetabilidad a los ojos de esta elite venezolana que sigue detentando el poder económico en el vecino país.

Los roces surgidos durante el reciente "paro general" (cuando los empresarios venezolanos en huelga manifestaron su malestar por la "falta de solidaridad" de sus homólogos colombianos) no han pasado a mayores. Cuanto menos que la instauración del control cambiario ha terminado por perjudicar a todos.

Para esta oposición enardecida ? dueña de los medios de comunicación privados -, la coincidencia ideológica entre Chávez y las Farc apunta a una complicidad activa entre Caracas y los guerrilleros colombianos. Basta con escuchar media hora las diatribas dominicales de Hugo Chávez en su programa Aló Presidente para convencerse de que cabe la sospecha..

Pero, probar cualquier hecho cuando la frontera es tan larga, la situación tan confusa y los ánimos tan caldeados es cosa difícil. Indudablemente, la intensificación de la confrontación entre guerrilla, paramilitarismo y ejército han agudizado las tensiones en la frontera. Pero, hasta ahora, nada permite afirmar que exista una complicidad institucional y continuada de Venezuela con las Farc. La supuesta acción de uno que otro oficial no compromete al conjunto de las fuerzas militares venezolanas. Y menos al gobierno.

Los que quieren bajarle el tono a la confrontación recuerdan que, de tiempo atrás los guerrilleros han utilizado el territorio venezolano como retaguardia y que ambos ejércitos encontraron serias dificultades para acabar con esta presencia en la frontera.

La actual administración colombiana no ha escatimado esfuerzos para conseguir el apoyo y la solidaridad de la comunidad internacional en su cruzada antiterrorista. Esta opción no puede llevar a Colombia a trasladar sus responsabilidades, ni a equivocarse de blanco.

Un gobierno escoge sus amigos pero no sus vecinos. Alvaro Uribe y Hugo Chávez parecen haberlo entendido.

*profesora y decana encargada de la facultad de finanzas, gobierno y relaciones internacionales de la Universidad Externado de Colombia

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