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Duda razonable

Duda Mendonça ha ganado muchas campañas y ha perdido otras pero su constante ha sido cierta tendencia a meterse en problemas.

Daniel Coronell, Daniel Coronell
31 de mayo de 2014

La empresa del principal estratega del candidato Óscar Iván Zuluaga funciona en Colombia en la oficina de un viejo allegado a los grupos paramilitares. El brasilero José Eduardo Cavalcanti de Mendonça, conocido como Duda Mendonça, está cobrando 2 millones de dólares por su asesoría, de acuerdo con un reportaje publicado hace unos días por el diario La República. (Ver)

El artículo asegura también que si Zuluaga se convierte en presidente “el estratega foráneo le meterá a sus arcas un nuevo cheque por el mismo valor de sus honorarios (2 millones de dólares más), como bono extra por conducir la campaña del exministro de Uribe por la senda del éxito”.

Hasta ahí solo cabría preguntarse si semejantes pagos caben en los topes legales de financiación de una campaña en Colombia, pero ese no es el punto.

Para operar en el país, la empresa de Duda Mendonça decidió crear una sociedad colombiana. Su compañía matriz MPB (Marketing político Brasil) ha establecido en el pasado filiales en países como Portugal y Polonia. Esta vez optaron por hacerlo en Colombia a través de un socio colombiano de Duda. Se trata de Jaime Alfonso Alzate Trujillo.

La compañía se llama MPB Marketing Político SAS, fue inscrita en la Cámara de Comercio de Medellín y registró como domicilio la Calle 52 # 49-61 de Medellín, Oficina 207. Esa es la oficina de Michell Pineda Ramírez, una persona con una historia interesante. (Ver certificado)

Pineda es el hijo de Augusto Pineda Hoyos, un político conservador que en el año 2005 decidió admitir públicamente que era miembro del grupo paramilitar Héroes de Granada y se desmovilizó con ellos.

Michell Pineda también ha sido abogado de Diego Fernando Murillo Bejarano, alias Don Berna. El pasado viernes el doctor Pineda me contó que fue Don Berna quien lo contactó con un grupo de paramilitares desmovilizados y gente cercana a bandas de Medellín que querían constituir un movimiento político cuya semilla fue una organización llamada la Corporación Democracia.

Para la Fiscalía, la Corporación Democracia era en realidad el brazo político de la Oficina de Envigado. Tuvo como director al extinto Antonio López, alias Job, el mismo que entró por el sótano a la Casa de Nariño y a quien Michell Pineda me contó que conoció.

Pineda me aseguró que su cercanía con estas y otras personas de similares antecedentes se dio en medio de un proceso de paz y se limitó a prestarles una asesoría como jurista. Afirma que no comparte sus métodos ni sus intereses políticos.

Sin embargo, cuando le hablé de una carta de respaldo a las candidaturas de Luis Pérez a la Alcaldía de Medellín y Luis Alfredo Ramos a la Gobernación de Antioquia, que él firmó con varios de estos delincuentes, admitió que quizá la relación había ido más allá de lo jurídico.

La comunicación de septiembre de 2007 está suscrita entre otros por Daniel Mejía Ángel, alias Danielito; y Carlos Mario Aguilar Echeverry, alias Rogelio. (Ver carta)

Pineda me dijo que se había olvidado de ese hecho quizá porque muchos de ellos respondían ahora ante la justicia internacional y otros –agregué yo– ante la justicia divina porque los han ido matando.

El doctor Pineda cuenta que inscribió la empresa de marketing político de Duda Mendonça como un servicio jurídico solicitado por el señor Alzate y que les cobra por el subarriendo de la oficina.

¿Por qué el consultor internacional de una campaña con sede en Bogotá decide establecerse en otra ciudad y poner su sede en la oficina de una persona tan particular como el doctor Michell Pineda?

Duda Mendonça –seguidor del culto del Candomblé, aficionado a las peleas de gallos y a los caballos pura sangre– ha ganado muchas campañas y ha perdido otras pero su constante ha sido cierta tendencia a meterse en problemas. Lo arrestaron en una gallera ilegal en Río de Janeiro, fue procesado por lavado de dólares y evasión de divisas en Brasil.

Fue absuelto después de confesar que su exitosa campaña publicitaria para la elección de Lula da Silva, se la pagaron depositándole 5 millones de dólares provenientes de fondos no declarados en una cuenta en un paraíso fiscal en las Bahamas.

Cuando Duda habló, Lula dijo: “Me siento traicionado”. Varios protagonistas del escándalo fueron a la cárcel pero el jefe de propaganda siguió libre y prosperando.