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La ropa verde se lava en casa

La sanción social, que ha sido enorme en otros casos de ‘usted no sabe quién soy yo’, parece mucho más discreta cuando los implicados son oficiales de la propia Policía.

Daniel Coronell, Daniel Coronell
2 de mayo de 2015

Dos allegados al director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino, están involucrados en un episodio de desacato a la autoridad de un sencillo patrullero de la institución. Lo peor es que se trata de policías. Son dos oficiales que han sido miembros del círculo inmediato del director. El primero era hasta hace un mes su asistente personal y el segundo es su hermano.

La historia está contada en el reporte del patrullero Julián Andrés López, adscrito al CAI Contador.

Eran las cuatro de la mañana y el patrullero, junto con otro policía, estaba en una operación rutinaria de control en el norte de Bogotá. De pronto un carro BMW, de placa DCC 802, no hizo caso a su orden de detenerse y aceleró. El automóvil sospechoso se detuvo unas cuadras adelante frente a un conjunto residencial. Siguiendo los protocolos los agentes llegaron hasta el lugar para pedirle que se identificara.

El conductor renuente, acompañado por una mujer, finalmente mostró una cédula de ciudadanía. El informe policial dice que se llama Pedro Pablo Lerguera Gómez, pero realmente esa cédula expedida en Garzón, Huila, y el título de propiedad del BMW están a nombre de Pedro Pablo Cerquera Gómez. (Ver certificado)

Segundos después, otro carro apareció en la escena. Era un Mazda negro de placa RNR 702, en el que venían una mujer y dos hombres. Lo que siguió lo narra el patrullero López: “Desciende 01 sujeto el cual se encontraba en alto grado de exaltación y aparente estado de embriaguez donde nunca se nos quiso identificar”. (Ver informe policial)

De acuerdo con los registros ese carro pertenece a Jhonn Jorge Lasso Lara, capitán de la Policía Nacional oriundo del Huila como el señor Cerquera. (Ver certificado)

La narración del patrullero prosigue diciendo que el hombre grosero, es decir el capitán Lasso, gritaba: “Ustedes no saben quién soy yo, no saben con quién se están metiendo (…) alegando ser un oficial activo de la Policía en el grado de capitán de apellido Lazo (sic) y quien es el secretario privado de mi general Z-1”. (Ver informe policial)

Z-1 es el código de radio para identificar al director de la Policía Nacional, general Rodolfo Palomino. El capitán Lasso, en el momento de los hechos, no era su secretario privado -cargo que por jerarquía corresponde a un coronel- pero sí su asistente personal.

Hasta ahí sería suficiente para configurar el atropello pero sucedió algo más. Varias unidades policiales acudieron, teóricamente para respaldar a los patrulleros. Entre ellos un alto oficial: “De igual forma llega al lugar mi coronel J-4 MEBOG”. (Ver informe policial)

Ese código corresponde al oficial de supervisión de la Policía Bogotá. Esa noche, la función estaba a cargo del coronel José Luis Palomino, hermano del director.

Por un azar el escándalo armado y protagonizado por el asistente del director general terminó siendo atendido por el hermano del director general.

Como en la célebre canción Pedro Navajas “no hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró”.

El informe del patrullero insultado y humillado muestra el paradójico significado que esa noche tuvo la palabra apoyo: “Llega al lugar mi coronel J-4 MEBOG donde viendo el sujeto la presencia de apoyo se toma de una manera más tranquila y deciden ingresar a su lugar de residencia, de igual forma ingresando al conjunto residencial Espacio 7. Como constancia de los 05 ciudadanos solo se nos identifica con cédula el señor Pedro Pablo”. (Ver informe policial)

Es decir la autoridad de los patrulleros fue burlada sin consecuencias. El oficial superior no hizo nada para respaldar a los agentes sino más bien para que los ofensores pudieran irse tranquilos.

Cuando le pregunté al general Palomino por los hechos -hasta ahora inéditos- me dijo que el capitán Lasso desde hace un mes ya no es su asistente, que está de vacaciones y que en los próximos días pasará a la Policía de Bogotá. Reconoció que había hablado con su hermano, el coronel Palomino, sobre el tema. Me aseguró que hay una investigación abierta en la Inspección General de la Policía que decidirá la responsabilidad de ellos independientemente, sin su intervención, y respetando el debido proceso.

Lo cierto es que la sanción social que ha sido enorme en otros casos de ‘usted no sabe quién soy yo’ parece mucho más discreta cuando los implicados son oficiales de la propia Policía.

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