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Una voz del más allá

El exsoldado profesional Oswaldo de Jesús Giraldo pagó caras sus declaraciones sobre la alianza entre paramilitares y fuerza pública.

Daniel Coronell, Daniel Coronell
2 de abril de 2016

Un testigo asesinado dejó una declaración en video que habla de las alianzas entre miembros de la fuerza pública y los paramilitares de Yarumal, Antioquia. El ex soldado profesional Oswaldo de Jesús Giraldo Yepes, quien también fue el hombre clave para iniciar las investigaciones contra el general Rito Alejo del Río, señaló con nombre propio a un capitán de la Policía y a varios suboficiales que –de acuerdo con su testimonio- trabajaban en asocio con los paramilitares en esa población.

El paramilitarismo en Yarumal empezó como grupo de “limpieza social” y mutó en uno de los frentes de las llamadas Autodefensas que obedecía las órdenes de Rodrigo Pérez Alzate, alias “Julián Bolívar”. Durante su sangrienta historia los paramilitares de Yarumal han sido conocidos con varias denominaciones entre otras “Los apóstoles”, “Los doce apóstoles” y “Autodefensas del Norte Lechero”.

La familia del soldado Oswaldo Giraldo Yepes vivía en Yarumal. Uno de sus hermanos se llamaba John Álvaro y se ganaba la vida como lustrabotas en el pueblo. Su sufrida vida solo encontraba consuelo en el licor barato en el que gastaba la mayor parte de lo que ganaba.

En 1994 ya era claro que Yarumal no era un lugar seguro para la gente con apariencia de mendigo pero John Álvaro no tenía a donde ir. El 8 de diciembre, el día de las velitas, John Álvaro se fue a tomar aguardiente a un modestísimo establecimiento en la llamada “Calle del Pecado” con tres amigos casi tan pobres como él: “Hueso”, “El viejo” y “Majato”.

En el bar de mala muerte se presentó un altercado en el que participó “Hueso” y John Álvaro oyó a un policía diciendo “Pa mañana es tarde para matar a estos hijueputas” (Ver declaracion). Salían ahogados en alcohol cuando fueron detenidos por un Renault blanco. “Bájense muchachos. Ustedes se robaron unas cosas y van para el comando”. (Ver declaración)

John Álvaro narró ante la fiscalía “cuando arrancó el carro le dije al viejo “el que nada debe nada teme” y “si nos matan nada se pierde viejo”, cuando un man de esos me pegó un lapo en la cabeza y yo lo miré así, yo estando borracho y le dije mañana voy a la fiscalía, parce” y dijo “si alcanzás a llegar, hijueputa””. (Ver declaracion)

Él fue el único que sobrevivió para contarlo. Los cuerpos de sus tres amigos fueron encontrados con disparos en la nuca. A John Álvaro quizás no lo mataron porque dos de sus hermanos eran militares. Lo que no toleraron fue que dijera en la fiscalía y en la personería municipal que los paramilitares operaban conjuntamente con miembros de la Policía.

Varías veces trataron de matarlo y terminaron lográndolo el 21 de marzo de 1998.

Su hermano Oswaldo de Jesús Giraldo en una extensa declaración,  grabada en video, aseguró sobre el asesinato:

-Lo mató las Autodefensas comandadas por Piedrahita y Pérez en unión de la Policía Nacional de Yarumal.

-¿Qué policía? – pregunta el investigador- ¿Qué miembros?

- El capitán Víctor Hugo Castañeda Guarnizo, el cabo Tamayo y varios miembros uniformados estaban ahí en unión con la Brigada que queda en la base de Yarumal, arriba en el cerro, porque ellos saben todos y los señores del B-2 saben las vueltas que ellos hacen ahí. (Ver video)

El ex soldado profesional Oswaldo de Jesús Giraldo pagó caras sus declaraciones sobre la alianza entre paramilitares y miembros de la fuerza pública. Primero vivió una pesadilla por atreverse a denunciar las actividades de Rito Alejo del Río que años después corroboró la justicia.

El soldado Giraldo sufrió cárcel y persecución. Los fiscales que investigaban los hechos fueron destituidos por el fiscal general Luis Camilo Osorio. El testigo fue presionado para que se retractara en una curiosa diligencia manejada por el abogado de Rito Alejo del Río.

Cuando salió de la cárcel volvió a Yarumal. La noche del viernes 1 de abril de 2005, les contó a sus familiares que ese día habían ido a buscarlo unos hombres para invitarlo a trabajar en la Hacienda “La Carolina”. Giraldo rechazó la invitación temiendo que se tratara de una emboscada.

Al día siguiente lo mataron a tiros sin que mediara discusión ni advertencia. Nadie está preso ni por su asesinato ni por el de su hermano. No hay investigaciones activas por estos crímenes.