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Francisco grabaría “el Ñoño y el Papa”

Su Santidad asistirá a la Casa de Nariño, a la que ingresará por el sótano, como lo hiciese el santo Job en gobiernos anteriores.

Daniel Samper Ospina, Daniel Samper Ospina
2 de septiembre de 2017

Todo listo para la venida de su santidad, Francisco I, organizada por las autoridades eclesiásticas con el apoyo del alto gobierno y el patrocinio de Fedepapa.

La marca de automóviles Chevrolet entregó al presidente la llave de los tres papamóviles que diseñó de manera exclusiva para su santidad, adecuados con detalles que brindarán al automóvil un toque colombiano. Tales son la incorporación de un dado de peluche en el espejo retrovisor; calcomanía Momo en la parte trasera; exhosto con buffer; reforzamiento de espejos laterales, por si el papamóvil debe enfrentar un semáforo en rojo en la avenida Caracas; y extintor en cada puerta, en caso de que bandas de taxistas lo confundan con un vehículo Uber y le prendan fuego.

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El santo padre será recibido en el aeropuerto de Catam por una nutrida comitiva, y luego la caravana iniciará una ruta de saludo por la avenida 26, desde Coconito hasta el Mambo, donde bendecirá a los transeúntes; contemplará la manera como contratistas de la Alcaldía borran los grafitis mejor logrados y observará la forma en que la policía retira a la indigencia de la tercera edad por ‘vías coercitivas’, o a bolillazo limpio, con la ayuda de un batallón del Esmad, el cual estrenará un nuevo tipo de arma diseñada para conmemorar la visita: la ‘papabomba’.

Durante el recorrido, los organizadores internarán a José Galat en el Museo de Arqueología, para evitar que narre el periplo del santo padre en su canal Teleamiga. “Este es el antipapa, atenta contra los santos Evangelios: lo sé porque yo mismo ayudé a redactarlos”, dijo Galat a este medio.

La caravana arribará posteriormente a la sede de la Nunciatura, donde, como ha informado la prensa, el papa almorzará sobrebarriga, salpicón y el banano diario que, al decir de RCN, exigió a los organizadores. Y probablemente un poco de Peptobismol.

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Posteriormente, su santidad se dirigirá a la multitud: una muchedumbre de candidatos presidenciales que le pedirán su firma, dentro de los cuales brillará por su independencia ciudadana Germán Vargas Lleras. Luego asistirá a la Casa de Nariño, a la que ingresará por el sótano, como lo hiciese el santo Job en gobiernos anteriores: elogiará las cortinas (cambiadas de nuevo para tan alta ocasión, gracias a la reforma tributaria); elogiará la mantilla de doña Tutina de Santos. Y recibirá la solicitud oficial del presidente de multiplicar los panes y la mermelada oficial.

Los organizadores han dispuesto un baúl para que su santidad guarde los presentes típicamente colombianos que desde ya comenzó a recibir, tales como una palomita de la paz; un carriel; un sombrero vueltiao, edición Francisco el Hombre; una escopetarra; manillas de la Fundación Salvarte; traperos y exprimidores de las Farc; acciones de Odebrecht; boletas revendidas del partido Brasil- Colombia; y un collar de arepas y otro de papas, pero de papas criollas, para evitar confusiones.

Pero la labor fundamental del santo padre, desconocida hasta ahora por la prensa, se centrará en aplicar un sacramento, realizar un milagro y adelantar una obra de misericordia en tierras colombianas.

Obrará el milagro ante el candidato Alejandro Ordóñez, para que deje de observar al santo padre como un hereje castrochavista. Las autoridades mantienen en estricta confidencialidad cuál será el prodigio. Podría ser declarar santo al exprocurador, para que de verdad sea incorruptible; someterlo a la ideología de género, o desaparecer las pruebas que demuestran su intercambio de influencias con Leonidas Bustos.

Posteriormente, Francisco I ofrecerá el sacramento de la confesión al senador Musa Besaile. Lo escuchará decir que se dejaba extorsionar por el fiscal Moreno porque este le susurraba que Leonidas Bustos era su papá, mientras dibujaba su nombre en una servilleta, escena que, contra todo pronóstico, no pertenece a la estrofa de una balada, sino a la narración de un soborno. A cambio, don Musa obtendrá una generosa rebaja en las penitencias, aunque no tan ostensible como la que obtuvo de manos de Moreno, que prácticamente se regaló por el 33 por ciento de la tarifa.

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Por último, su santidad realizará la obra de misericordia de visitar a un preso: el elegido será el senador Bernardo ‘el Ñoño’ Elías, a quien regalará un parqués.

Algunos productores nacionales pretenden aprovechar el encuentro para grabar el remake fílmico El Ñoño y el papa: la historia de un pequeño polizón que aborda un avión para conocer a su santidad. Ñoño Elías haría el papel de avión, como siempre. Según el guion, el Ñoño se cuela en un concierto para el santo padre, pero se desanima al notar que no es un concierto para delinquir. El padre, entonces, se conmueve con la cara de niño del Ñoño; lo toma de la mano en la tarima, y lo pone a cantar: le pide que cuente todo lo que sabe sobre la corrupción generalizada entre las ramas del Estado, y este accede y le ofrende un tamal, una teja y un guaro, obsequios que su santidad rechaza porque ya tiene el baúl lleno.

El papa abandonará el país el 11 de septiembre con la promesa de regresar para realizar un exorcismo, cuando el candidato independiente de las firmas ciudadanas asuma la Presidencia.