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Alegato en defensa de Leonidas Bustos

Parafraseando al senador, podemos asegurar que el doctor Leonidas es la versión mejorada de todos los bustos: el Sofía Vergara de la rama judicial.

Daniel Samper Ospina, Daniel Samper Ospina
19 de agosto de 2017

Apreciados miembros de la Comisión de Acusaciones:

En mal momento el doctor Gustavo Moreno, corrupto exfiscal contra la corrupción, salpica el nombre del doctor Leonidas Bustos: colombiano probo como ninguno, hombre sin tachas, protuberante jurisconsulto que, mientras fuera alto funcionario de la Rama Judicial, mostró a colegas y
amigos, especialmente a amigos, haber estado a la altura de su generosidad, a la altura de su apellido. Porque don Leonidas ha sido de los Bustos más honorables de Colombia, de los erguidos Bustos de toda una vida, y quien ose manchar su honra ha de saber que se mete con un funcionario de talla ejemplar. Concretamente 36D.

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Se le acusa ahora de vender absoluciones durante su trabajo como magistrado de la Corte Suprema, asunto a todas luces infame en quien siempre mostró respeto y aprecio por los valores. En especial los de la finca raíz. Sus enemigos sueñan con observarlo ahora tras las rejas, confinado, acaso, en el mismo patio de La Picota, donde en este mismo momento cohabitan los doctores Ñoño Elías, Otto Bula, Gabriel Dumar y García Morales, en la que parece ser la anunciada versión 2017 de Protagonistas de novela: ¿merece el ex Juez Mayor de la república soportar el encierro en semejante reality carcelario? ¿Quieren ver ahora a todo un Expresidente de la Corte Suprema, robando, sí, pero fichas, en juego de parqués, en franca desventaja contra el exgobernador Lyons? ¿Lo quieren ver acaso adelantando un nuevo cocinado, esta vez en el rancho de la cárcel, con ayuda de Otto Bula? ¿O sirviendo a otros reclusos los tamales que ya había encargado para las próximas elecciones el integérrimo doctor Ñoño, que ahora repartirá, generoso, a sus compañeros de patio?
No se niega: serán los de aquel patio de La Picota una comunidad feliz, capaz de compartir ya no tulas, sino ratos libres, pilas para el radiecito, la cuenta del grupo vallenato que logren colar.

Pero, por alegre que resulte departir con ellos, no merece semejante suerte quien ha lucido la Toga Mayor de la Nación.

Sí: en su momento, fue uno de los magistrados que guardó silencio a cambio de que aumentaran su tiempo laboral; a espaldas de sus compañeros, atreviose a firmar en nombre de todos ellos una solicitud para promover una asamblea constituyente; y ha sido el epicentro de las más burdas y politiqueras intrigas de poder, como aquella, ya famosa, en que fraguó con el actual fiscal una contrarreforma a su acomodo.

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Pero ha sido funcionario generoso; académico ejemplar; entregado miembro de familia cuyo sentido de la responsabilidad lo llevó, no solo a conseguir que su mujer fuese ubicada en portentoso cargo público, gracias a la magnánima ayuda de su amigo y cófrade, doctor Alejandro Ordóñez, sino a hacer lo propio con su exmujer (a lo mejor llamada Consuelo: Consuelo de Bustos, conocida como ‘Prótesis’ por sus amigos: es suposición): ubicar a mujer y exmujer en sendos puestos estatales, demuestra, pues, el marido amoroso, el exesposo ejemplar, el equilibrista regio que es mi defendido.

No se piense ahora, de manera pérfida, que aquellas dos mujeres abusaron del Estado para obtener salarios elevados o mejorar su pensión. Han sido mujeres felices, por su puesto. Corrijo: por sus puestos. Y desinteresadas: recuérdese que su esposa inauguró, ad honorem y con gran sentido de la innovación, el puesto de Primera Dama de la Corte Suprema, en un esmerado ímpetu de relaciones públicas gracias al cual organizaba paseos en veleros en Cartagena, mientras sus maridos debatían temas de la más alta importancia nacional.

Apreciados miembros de la Comisión de Acusaciones: les pido el favor de que absuelvan a mi cliente; de que, siquiera, despierten de su mullida curul mientras termino mi alegato.

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Al pobre doctor Bustos ya lo tienen hasta el apellido por esta persecución. Dijera el doctor Álvaro Uribe que el ahora eximpoluto Andrés Felipe Arias era su copia mejorada. Parafraseando al senador, podemos asegurar que el doctor Leonidas es la versión mejorada de todos los bustos: el Sofía Vergara de la Rama Judicial. Tanto él, pues, como aquella ex-Tutina de la Corte Suprema, merecen ser declarados inocentes. El estupor creciente en quienes lo conocen, es prueba de la infamia que atraviesa. El señalamiento del doctor fue sorpresa grande para todos. Nadie, ni el doctor Ordóñez, ni el Fiscal Martínez, ni siquiera el siempre agudo Presidente Santos, imaginaron jamás que del doctor Leonidas despertara sospecha alguna. Su bondad ha sido un secreto a voces desde siempre.

Con miras a que, con su olfato natural, el Presidente Santos lo postule ahora como cabeza del ICBF, o del Icfes, o de Findeter, solicito a ustedes que don Bustos sea desvinculado cuanto antes de la investigación. Es el destino que se merece. Podemos discutir esta patriótica solicitud; definir el baño en el cual se aterrizarán detalles; pedir rebaja ya no de penas, sino del precio por la gestión. Pero permítanle continuar sirviendo a la Nación, señores miembros de la comisión, y fijemos ahora, más bien, el monto de la ídem.

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