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De 'Fahrenheit' a 'Newsweek

Contreras, autor del artículo de 'Newsweek', ya había demostrado de lo que es capaz cuando intentó atajar la candidatura de Uribe

Semana
8 de agosto de 2004

Para descubrir que el presidente Bush tiene sus limitaciones no hay que meterse dos horas a ver la película Fahrenheit 9/11 de Michael Moore.

La técnica es la de utilizar medias verdades para llegar a conclusiones falsas. Aun la escena cumbre de la película, aquella en la que Bush se queda prácticamente paralizado durante siete minutos cuando le

cuentan que Estados Unidos está siendo atacado por los terroristas, me hace pensar qué habría sido más lógico. ¿Que Bush saliera corriendo de un colegio de niños pequeños, tumbando varios pupitres en su huida y creando el pánico entre alumnos y profesores, o reflexionar brevemente sobre qué hacer ante la noticia recibida?

Que los árabes sean dueños del 7 por ciento de Estados Unidos es una exageración desacreditada por los expertos, que desde luego no niegan que los árabes tengan inversiones en Estados Unidos como haría cualquier millonario en una de las economías más poderosas del planeta.

Y que los árabes se saluden con los gringos con un fuerte estrechón de manos no tiene nada de raro: lo raro sería que los visitantes no fueran saludados, o que se los tratara con hostilidad.

También intenta demostrar Moore que Bush es socio con los Ben Laden del grupo Carlyle. No solo la familia legítima de Ben Laden es inversionista de dicha corporación, sino que como pasa con cientos de fundaciones y corporaciones de Estados Unidos, en la junta de la Carlyle hay ex presidentes, ex ministros y buena parte del establecimiento ganándose una platica y un caché por estar ahí.

Otra denuncia de la película es que varios de los soldados que han estado en Irak no quieren volver: lógicamente tienen miedo del extremismo musulmán, que ha cobrado la vida de docenas de los suyos.

Moore también pretende que descubramos que las madres sufren mucho cuando sus hijos mueren en la guerra, y para ello invierte bastante tiempo de la película siguiendo a una mujer que llora por dicha razón.

O que los hijos de los senadores, como sucede en Colombia con los hijos de los ricos, no van a la guerra. ¿Pensará Moore que está descubriendo América?

Recientemente, la revista Newsweek recurrió a la misma táctica de Moore: usar verdades a medias para llegar a conclusiones falsas.

Que Álvaro Uribe tuvo que haber conocido a Pablo Escobar no tiene nada de raro para quien era alcalde en la época en la que Escobar era considerado un Robin Hood moderno y las autoridades aún no lo perseguían por sus actividades ilícitas.

Que el padre de Uribe era primo de los Ochoa, y que montaba a caballo con el viejo y que hacían negocios con las bestias también es cierto.

Que Uribe está empeñado en sacar adelante un proceso de paz con los paramilitares que han utilizado el narcotráfico como una de sus fuentes de financiación ha sido suficientemente difundido.

Pero utilizar información no evaluada y liberada coincidencialmente de los archivos del Pentágono en la misma semana en la que los paras se presentan en el Congreso desatando una controversia nacional y mundial, para acusar al presidente Uribe de haber colaborado con el cartel de Medellín y de ser amigo íntimo de Escobar, no es más que una canallada.

Lo mismo hicieron con Carlos Vives. Alguien que se llame Vives y que haya nacido en Santa Marta es casi imposible que no tenga un primo narcotraficante. Crecer en Santa Marta o en Medellín lo hace a uno mucho más vulnerable en este tema que crecer en Pasto o en Bucaramanga. Con la misma irresponsabilidad, sin embargo, y con base en el mismo informe no evaluado, basado en chismes y rumores, se acusa a Vives de tener

vínculos con el narcotráfico, lo cual no es sino otra canallada.

El señor Joseph Contreras, autor del artículo de Newsweek, ya había demostrado de lo que es capaz, cuando intentó atajar la candidatura de Uribe acusándolo de paramilitar en un libro que fue escrito tan de afán, para que saliera a circulación antes de las elecciones, que incluso tenía huecos en el texto donde deberían aparecer cifras y fechas que seguramente por la premura no pudo recoger.

Pero en este periodista Contreras, como Bush en el señor Michael Moore, tiene el presidente Uribe a un encarnizado enemigo que no cesará de perseguirlo hasta que logre lo que busca: masacrar su reputación.

ENTRETANTO. ¿Habrá alguna posibilidad de que no reelijan al procurador Edgardo Maya?

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