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JOSÉ MANUEL ACEVEDO M.

¡Dejen jugar al ministro!

Quienes conocen de cerca al ministro de justicia Yesid Reyes saben que es un hombre tímido y reservado, alejado de las vanidades del poder y sin pretensiones políticas a la vista.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
19 de octubre de 2014

Sin embargo, esas que normalmente parecerían virtudes para un hombre de Estado, pueden resultar siendo obstáculos insalvables en la gestión de Reyes sobre todo en medio de un gabinete lleno de candidatos presidenciales, con apetitos voraces e intereses personales cruzados como el que ahora nos gobierna.

Me temo entonces que el bienintencionado Yesid Reyes puede salir quemado de su cargo si no se sacude pronto. Y sería una lástima que no lograra lo que se propone. En los pocos meses que lleva sentado en el potro, ha identificado más de 20 líneas de acción para reformar aspectos puntuales de la justicia que afectan de verdad al ciudadano de a pie. No obstante frente a la mayoría de esas iniciativas el ministro contará con opositores feroces que pueden torcerle el cuello rápidamente, dada su inexperiencia política.

Los primeros interesados en no dejar jugar al doctor Reyes, son los anquilosados miembros del Consejo Superior de la Judicatura. Será difícil que un ministro pilo pero sin ‘garra’ pueda cambiar la complicada cultura judicial que perversamente se ha tomado la administración de justicia. Increíblemente otros de sus adversarios están en la ‘intocable’ academia como bien menciona en su último artículo en el periódico El Espectador, Mauricio García Villegas. En un país sobrepoblado de abogados es necesario crear filtros que impidan que cualquiera litigue pero la idea de un examen de Estado para los abogados que quieran acceder a su tarjeta profesional, difícilmente saldrá avante con la oposición que ya se anticipa de las facultades de derecho más poderosas del país.

El ministro Reyes ha tenido también sus primeros tropiezos con los honorables parlamentarios. Como lo mandaron a los leones a defender el frankestein que ahora llaman ‘tribunal de aforados’, varios congresistas dicen que será fácil montársela a Reyes y muchos de ellos comienzan a verlo como un bonachón al que sin embargo se pasan por la faja en el propio gobierno sus colegas del Interior y el superministro de la presidencia. Nada peor para un ministro que no ser visto como un interlocutor de peso por el Congreso.

Dicen, por ejemplo, que al ministro de justicia, su colega del Interior, Juan Fernando Cristo, sólo le mostró la reforma de equilibrio de poderes unas pocas horas antes de presentarla en el senado, y eso por pura cortesía.

Ni hablar de la forma en que el flamante ‘jefe de gobierno’ de facto, Néstor Humberto Martínez, quiere encaramársele mediáticamente al doctor Reyes. Está pasando con demasiada frecuencia que para hablar de los grandes temas de la justicia en nombre del Ejecutivo es Martínez el que aparece en los medios de comunicación mientras Reyes va pasando cada día a un segundo plano. Si a esa tenaza Cristo-Martínez le agregan al Fiscal General que se siente otro dueño de Reyes, llegarán a la conclusión de que son tantos los que interfieren en la labor del ministro de justicia que terminarán confinándolo a manejar los chicharrones carcelarios y nada más.

¡Dejen jugar al ministro que tiene el bagaje intelectual y la decencia suficiente para brillar con luz propia y emprender algunas transformaciones necesarias! Y usted, doctor Yesid Reyes, ábrase camino con contundencia entre la leonera política en la que aceptó meterse porque de lo contrario, camarón que se duerme…


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Otra cabeza que le sirven en bandeja de plata al Fiscal: la del secretario de transparencia de la Presidencia de la República, que tuvo el atrevimiento de preguntar ‘demasiado’ por el caso Saludcoop e hizo incomodar con sus preguntas al ‘superpoderoso’ Eduardo Montealegre. ¡El colmo!

Twitter: @JoseMAcevedo