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¡Que desastre de ministro!

Usted debe aceptar y reconocer que, como ministro de Defensa, no da pie con bola. Y no lo culpo. Manejar un ejército no es fácil y nadie le ha enseñado ni lo ha preparado para hacerlo. Pero lo que no está bien, ministro, es que usted pretenda mantenerse en su cargo sabiendo que su incompetencia en los temas militares está generando muertes innecesarias.

Federico Gómez Lara, Federico Gómez Lara
10 de octubre de 2017

Hace ya unos buenos años, tuve que viajar a Cali de un día para otro. Ya no me acuerdo bien el motivo del viaje, pero sí de un episodio que hasta hoy me sigue sorprendiendo. Luego de bajar del avión, cuando estaba ya esperando mi maleta en la cinta, me di cuenta de que a mi lado había un señor malmirado rodeado de cinco escoltas que no tenían pinta de policías.

Su cara me pareció conocida, pero en un principio no logré identificarlo. Cuando por fin llegó mi maleta, me fui detrás de él a ver si lograba asociar su rostro con un nombre. Tal vez mi curiosidad fue tan evidente que me acerqué más de la cuenta, y uno de sus escoltas tuvo que alejarme. Puso en mi pecho su mano derecha para marcar distancia y, con la izquierda, me entregó una tarjeta que decía "vote por Alerta".

Fue entonces cuando todo se hizo más claro y pude identificar al personaje. Se trataba nada menos que del cuenta huesos de Sábados Felices quien, por esos días, se encontraba en campaña, recorriendo el país con la pretensión de ser elegido al Congreso de la República. En ese instante, me volteé a hablar con la persona que me estaba acompañando y le dije lo primero que se me vino a la cabeza: "Carlitos, este país sí está jodido. ¿Cómo es posible que un tipo que ha dedicado la vida a contar chistes, ahora pretenda redactar las leyes?".

Debo decir que ver al cuenta huesos rodeado de escoltas repartiendo propaganda política me dio rabia. Pero a los pocos minutos caí en cuenta de que era imposible que saliera elegido y se me pasó. Al fin de cuentas no sería él la primera ni la última persona que, habiendo sido exitoso en un campo ajeno al servicio público, tratara de meterse en política como si fuera alguno de sus chistes.

Cuando se acercan las elecciones, ya los colombianos nos hemos acostumbrado a ver a un puñado de actores, actrices, modelos, deportistas, cantantes, reinas, locutores y hasta exprotagonistas de Nuestra Tele, lanzando sin pena sus campañas para aspirar a manejar los destinos de la nación.

En la inmensa mayoría de los casos, esas pretensiones delirantes les sirven a los noticieros para emitir una nota pintoresca que le saque una risa a los televidentes, y en eso se quedan. Pero en los últimos años, a ese combo del cuenta huesos, de Vanessa Mendoza, de Fruko, de Willington Ortiz, de Gregorio Pernía, de Consuelo Moure, y de otros, se ha sumado un personaje que aun cuando es más serio e inteligente que todos los anteriores, está jugando a lo mismo.

Me refiero, queridos lectores, a Luis Carlos Villegas, ministro de Defensa de nuestro país.

No quiero con esto anotar que el hoy titular de esa cartera sea un hombre que carezca de seriedad o de capacidades para el servicio público, porque ese no es el caso. Villegas es un tipo serio y tiene una trayectoria admirable. Dicho esto, debo anotar que el ministro, al igual que el cuenta huesos cuando se metió en política, no tiene ni la menor idea de donde está parado.

Usted, doctor Villegas, ha sido un empresario exitoso, un líder positivo para el país, un director gremial admirable y, según me han dicho quienes lo conocen, es un hombre honesto y decente. Por eso, apelo hoy justamente a ese par de cualidades para pedirle que reflexione y dé un paso al costado. Usted debe aceptar y reconocer que, como ministro de Defensa, no da pie con bola. Y no lo culpo. Manejar un ejército no es fácil y nadie le ha enseñado ni lo ha preparado para hacerlo. Pero lo que no está bien, ministro, es que usted pretenda mantenerse en su cargo sabiendo que su incompetencia en los temas militares está generando muertes innecesarias, que tiene el país nadando en droga, que en Tumaco hay más coca sembrada que en toda Bolivia, y que usted no tiene idea de cómo arreglar este mierdero.

Por ejemplo, ¿cómo es posible que ante la muerte de los campesinos, al parecer por un accionar equivocado de la Policía, salga usted a decir, palabras más, palabras menos, que los ciudadanos tienen que avisar por dónde transitan o se exponen a que los maten?

En la vida siempre hay que intentar cosas nuevas, ministro. Uno debe procurar expandir sus horizontes y no dejarse caer por las limitaciones. Pero esos esfuerzos por aprender deben tener un límite. Su curva de aprendizaje a cargo del Ministerio de Defensa nos ha salido cara, nos ha costado vidas, nos ha llenado de coca, nos ha costado plata y ha puesto en riesgo el apoyo económico de los Estados Unidos. Ya es hora de que usted entienda que su intento no dio buenos resultados y siga el ejemplo de Alerta, que volvió a los chistes y se olvidó de la política. Déjele el manejo de la seguridad del país a alguien que sepa cómo manejarla, y dedíquese usted a lo que sí sabe hacer.

En Twitter: @federicogomezla