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Desmovilizaciones y decepciones masivas

Parece que con su propuesta de desmovilizaciones masivas, el Senador Barreras está pensando en los neo-paramilitares, mientras ignora a los grupos guerrilleros.

Semana
30 de agosto de 2011

Roy Barreras, el presidente de la Comisión de la Paz del Senado, dijo en una entrevista con El Tiempo que buscaba un marco legal para que el Presidente pueda acoger desmovilizaciones masivas de los grupos armados ilegales en el país como una herramienta para llegar a la paz (lea la entrevista acá). Igual los que se desmovilicen tendrán que hacer parte de un proceso de justicia transicional, con bajas de penas a cambio de mucha reparación y verdad. Parece que con su propuesta de desmovilizaciones masivas, el Senador Barreras está pensando en los neo-paramilitares mientras está ignorando a los grupos guerrilleros.

Barreras tiene razón en ciertas cosas. Es cierto que el Presidente Santos tiene la capacidad para hacer la paz en Colombia. De eso no hay duda. La pregunta esencial es ¿cómo llegar a la paz en este momento, en este contexto político? La idea de Barreras de romper con el viejo paradigma de una paz negociada en una mesa, de un proceso con concesiones, ganancias, costos y una clara posibilidad de fracaso, es muy novedosa pero es aún menos probable de ser exitosa que el paradigma que el Senador quiere dejar atrás. Mientras que es posible que ciertos grupos neo-paramilitares estén abiertos a la propuesta, las guerrillas Colombianas de las FARC y del ELN sin duda no la aceptarán en ningún momento.

Las FARC y el ELN quieren una mesa de negociación en que se discutan los temas que más les interesan, tratando de llegar a un acuerdo para sentir que su lucha no era en vano. De hecho, la razón principal por las que las negociaciones entre el ELN y el gobierno de Uribe fracasaron fue porque el gobierno le exigió al ELN que se concentrara y registrara a todos sus combatientes. Si el ELN no estaba dispuesto a hacer eso cuando había la posibilidad de ganar algo en una negociación, no lo haría nunca sabiendo que no va a tener ningún efecto o influencia en ninguna política de cualquier nivel. Simplemente para la guerrilla, desmovilizarse masivamente es rendirse, algo impensable en las discusiones políticas en las montañas de Colombia.

La idea podría tener un efecto bajo ciertas condiciones muy poco probables. Muchos analistas durante los últimos años del gobierno de Uribe pensaban que la presión militar podría llevar a que las FARC se desintegraran y terminaran en grupos pequeños autónomos sin liderazgo nacional. Así, se podría hacerlos desmovilizarse hasta que no hubiera más FARC. Pero que esa situación se materialice en el país hoy en día (y también en ese momento) es menos que improbable. Las FARC se creen más fuertes hoy en día, entonces la desesperación de unos bloques pasará pronto. Igual es muy poco probable que todo un frente, un bloque o un grupo de las FARC decida desmovilizarse teniendo en cuenta que muchos llevan años en la guerrilla y los mandos medios de hoy en día llevan décadas. Si no perdieron la fe durante los años duros del Uribismo, no la van a perder de ninguna manera en el contexto actual.

El liderazgo del ELN quiere que todo el grupo llegue a la mesa unido como uno sólo esfuerzo político-militar. Incluso, con la autonomía fuerte de los líderes militares regionales, nadie en el grupo querrá entregar las armas a cambio de nada después de tantos años de lucha – mucho menos si llegan solos sin ningún apoyo del resto del grupo guerrillero. Además esta organización armada no querrá rendirse sin ganar nada, igual que las FARC. La propuesta de Barreras parece cada vez menos factible.
Es posible, aunque no probable, que ciertos grupos neo-paramilitares acudan a la propuesta como manera de evitar duras penas judiciales a cambio de contar la verdad.
 
Para los que van perdiendo peso en sus zonas de accionar, un proceso así puede ser una manera de escapar con vida y con algunos tesoros de guerra intactos. Dada la posición del gobierno de Santos frente a una entrega total de estos grupos (que es la única opción aceptable), existe una posibilidad. Pero eso no garantiza la paz. Si hay algo que hay que aprender del proceso con las AUC (y la historia Colombiana) es que puede desaparecer un grupo armado ilegal, pero siempre se organizará otro (si es que no lo hay ya) listo para tomar su lugar.

Por ejemplo, asumamos que los Urabeños deciden desmovilizarse bajo las condiciones propuestas por Barrera. Sería ridículo pensar que otro grupo como Los Rastrojos no vayan a copar el territorio ahora disponible. La Fuerza Pública puede tratar de coparlo militarmente, pero las sociedades no habrían cambiado de ninguna manera haciendo que la llegada y el control de otro grupo armado fuera menos difícil si no asegurado. Pensar que la simple desmovilización de cualquier grupo armado es llegar a la paz es ignorar bastante historia llegando casi a la ingenuidad, y aún peor si no todos los grupos alzados en armas se desmovilizan. La propuesta es bastante diplomática en que busca un camino que todos y todas en la sociedad podrían aceptar, pero al final de todo son los grupos armados quienes van a aceptar o negar la propuesta directamente, y si no se los tienen en cuenta se está haciendo el camino hacia una decepción masiva.

*Kyle Johnson es politólogo, pasante en la Corporación Nuevo Arco Iris y estudiante de maestría en Ciencia Política de la Universidad de los Andes.

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