OPINIÓN ON-LINE
“Soy independiente, soy bicitaxista”
Así se expresa Marco Tulio Vargas, boyacense de nacimiento y conductor desde hace más de 10 años de su propio bicitaxi en la localidad de Bosa.
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“El bicitaxismo es un negocio redondo, gano plata, hago amigos y practico deporte, ¿para qué más?
Y tiene razón este conductor de uno de los transportes más sostenibles que puede tener una ciudad, una actividad de carácter informal que va en aumento, no solo en Bogotá sino en muchas de las ciudades de Colombia
El bicitaxismo debe ser visto como un nuevo actor de la movilidad urbana y no como un problema social, un reto de movilidad sostenible que debe ser considerado y analizado para que el Distrito comience a legalizarlos y asuma, a través del actual nombrado gerente de la bicicleta, un papel incluyente y solucionador de los temas del bicitaxismo en la ciudad.
Cuando nos preguntamos si esta modalidad de movilización pública tiene una causa específica, es claro encontrarnos con una necesidad de los ciudadanos con el transporte, hay deficiencia en el servicio y este sistema tiene beneficios ambientales que deben ser evaluados
Por ello el bicitaxismo debe ser abordado desde cuatro perspectivas: movilidad sostenible, problemática social, reto de pasar de una actividad informal a una formal y mejoras de calidad y seguridad vial.
Los bicitaxistas son en su mayoría jóvenes que el mercado laboral dejó por fuera. Es un grupo que está excluido del trabajo formal, son también adultos mayores que no los quieren recibir en ninguna actividad laboral y otros que son víctimas de la violencia, que buscan en este oficio la forma de generar ingresos. El bicitaxismo no cuenta con una regulación y no gozan de los beneficios de un empleo formal, no tienen seguridad social, ni prestaciones.
En Bogotá, según la encuesta de movilidad (2011), hay 3054 personas como bicitaxistas, aunque se cree que son muchos más, teniendo la localidad de Kennedy con la mayor población con 1570 (51.4%) de estos vehículos; le sigue Usaquén, Ciudad Bolívar, Suba, Usme y Fontibón.
La Administración Distrital debe trabajar en la transición a la legalidad y apoyarlos; el reto es la formalización, pero no es solo que el Ministerio de Transporte regule el servicio , se necesita capacitación, organización, mecanismos de respeto a la norma, dignificación del trabajo y vinculación con el sector privado formal.
Mi propuesta central está encaminada a que el servicio de bicitaxi se regule y haga parte del sistema integrado de transporte, donde los conductores tengan licencia, capacitación, con vehículos modernos, seguros y por qué no eléctricos, con vías especiales y estándares de seguridad vial.
El Ministerio de Transporte no debe tener más excusas para regular este servicio público que fue aprobado en el Plan Nacional de Desarrollo y que en cientos de ciudades se reclama esta normatividad para dar orden y potenciar las capacidades de los bicitaxistas y promover una movilidad sostenible.
Según una investigación de la Universidad Nacional se estima que cada bicitaxi lleva a cabo unos 30 viajes al día. Si suponemos que hay cerca de 5.000 de estos vehículos, serían 150.000 viajes a 1.500 pesos es decir 225 millones de pesos diarios.
Qué mejor que trabajar los programas sociales con los bicitaxistas, pues son un grupo que ya tienen solucionado, lo más difícil, que es la generación de ingresos y se incluirían a la apuesta integral con salud, capacitación, programas de adulto mayor y jóvenes en formación; así serían más productivos y comenzarían el tránsito a la economía formal; esto sería un circulo virtuoso.
El Bicitaxismo en Bogotá ya tiene 39 años de haber aparecido; en 2004 ya había 450 de estos y ahora ya son miles de ellos que se ven en las esquinas de los barrios sin ninguna garantía de seguridad para sus ocupantes; ¿qué estamos esperando para la implementación de una política pública que pueda regular el uso de estos vehículos? ¿Es posible convertir el bicitaxismo en un nicho de entrada al mercado laboral?, ¿Puede el bicitaxismo ser parte de una movilidad multimodal en Bogotá? Yo creo que sí, simplemente se necesita la voluntad política y las ganas de superarse y trabajar formalmente como Marco Tulio.
“La gente ve en mí la salvación para llegar a sus lugares, yo soy muy económico y ahorrativo, cobro $1000 pesos persona, ya pagué la bici que costó $1.500.000; solo falta que llegue un alcalde y nos ponga a estudiar o al menos a asistir a talleres de formación” así habla Marco Tulio y concluye diciendo “Hay que cuidar la imagen para que uno sea bien recibido en todas partes y pueda mantener los clientes satisfechos”
En todo este proceso de formalización el énfasis debe ser el individuo que presta el servicio y en las asociaciones de bicitaxistas; lo que no se debe permitir es el uso y la manipulación de estas sino que sea un servicio democrático.
*Concejal de Bogotá
@diego_molano