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Primer paso, empresa Metro de Bogotá

Crear una cultura ciudadana metro será la mayor responsabilidad de la empresa, eso no se da espontáneamente, se requiere un proceso de años de formación.

Semana.Com
5 de abril de 2016

Esta semana iniciará la discusión en el Concejo de Bogotá del acuerdo para crear la empresa Metro de esta ciudad, ese será el primer paso para lograr que los bogotanos tengan el metro que necesitan, añoran y esperan sea construido en ese cuatrienio.

A lo largo del siglo XX en varias oportunidades se intentó tener una empresa Metro en la ciudad; una iniciativa del alcalde Carlos Sanz de Santamaría para construir el sistema de transporte subterráneo, fue archivada antes de 1950 y dio paso a la Empresa de Transporte Urbano de Bogotá, los llamados  Trolleys. Otros proyectos para construir el Metro fueron los del General Rojas Pinilla en 1957, del  alcalde Gaitán Cortes en 1966, del alcalde Hernando Durán Dussan y del alcalde Andrés Pastrana; todos también fueron archivados. Nunca se logró concretar la voluntad política y la disposición de recursos necesaria para crear la empresa y construir un sistema masivo, siempre se optó al final, por una opción de transporte masivo terrestre hasta la llegada de Transmilenio en 1999, cuando se consolidó como el nuevo esquema sistema masivo de movilidad bajo el esquema de troncales exclusivas.

De acuerdo con la encuesta de percepción ciudadana de “Bogotá Como Vamos”, el 50% de los ciudadanos considera que la construcción del Metro es una de las principales soluciones para la movilidad de la ciudad, pero a la vez, el 54% considera que se deben arreglar las vías. Los ciudadanos quieren soluciones de corto y de largo plazo, están desesperados con las demoras, los trancones, la congestión de Transmilenio.

El 12% de los bogotanos usa transporte público a diario y en los últimos años han visto cómo gastan más de 2 horas diarias en sus desplazamientos parar salir y regresar a su hogar.  El clamor generalizado es por mejorar la eficiencia, dignidad y seguridad del Transmilenio y en particular de las rutas zonales del SITP. Para muchos la opción de un Metro, permitiría cumplir estos dos propósitos; mejorar los tiempos de desplazamiento y la calidad del servicio.

Esta semana tuve la oportunidad de estar en Bosa, localidad desde la cual iniciaría la nueva línea de Metro que se  va a construir y una de las más colapsadas en movilidad, por la falta de vías de acceso y serias dificultades para la operación de Transmilenio.  Es curioso cómo muchos expresan querer el Metro, conocen que saldrá de la parte occidental del Río Bogotá y que podrían ser una de las comunidades más beneficiadas, pero son muy incrédulos de que se vaya a hacer realidad y de que sea la verdadera solución; ellos quieren que se hagan vías y se arregle el mal servicio actual. Emilce Hermoso, de la parte alta de Bosa, señala “el Metro podrá ser más rápido pero no va a cubrir lo que necesitamos en la ciudad, por ejemplo, que arreglen la salida a la autopista sur.” Manuela Ramírez, del Barrio Porvenir, en la parte baja cerca al río Bogotá afirma “el Metro será una solución pero primero terminen la Avenida Ciudad de Cali, la Cundinamarca y la ALO, aquí estamos taponados”

En el mundo existen diversos esquemas de operación de las empresas que manejan sistemas de transporte masivos; en Paris el Metro es operador por una autoridad que maneja todo el transporte del área metropolitana. En Londres, a pesar de su control público, en el 2003 el subterráneo de Londres fue organizado como una empresa público-privada. El metro de Tokio es operado por Tokio Metro Co, una compañía privada de propiedad conjunta de los gobiernos de Japón y la ciudad. En Nueva Delhi, es una compañía estatal la que opera el sistema cuyos propietarios son el gobierno de la India y de la capital.  En Ciudad de México y Santiago los sistemas de transporte masivos son operados por empresas públicas pero con vocación metropolitana. Se puede concluir que las empresas de metro en su mayoría son públicas, con propiedad del gobierno nacional y el local, además administran y operan varios sistemas regionales simultáneamente. Bogotá debe aprender de esas experiencias.

La nueva empresa Metro de Bogotá va a cumplir un papel significativo en cambiar la forma en que se dimensione el transporte masivo en la ciudad. Tiene que contribuir a superar el falso dilema que se planteó en la última década; O Metro o Transmilenio. Bogotá requiere construir un sistema de movilidad sostenible y multimodal, que debe incluir Transmilenio, Metro, tranvía, metrocables  y otras tecnologías que vayan surgiendo. Una ciudad de las dimensiones de Bogotá y con las complejidades de su territorio, requiere un sistema así, en el que cualquier ciudadano pueda entrar con una sola tarjeta y tomar cualquiera de los modos de transporte para llegar a los diferentes sitios de la ciudad pero todos interconectados. En esta primera fase, la empresa Metro requiere una profunda relación e interacción con Transmilenio a nivel de troncales y regionales, las estaciones de transferencia entre uno y otro sistema deben ser ejemplo de organización y servicio.

El segundo reto tiene que ver con su orientación regional;  en pleno siglo XXI hay que tener una visión y una operación regional en los sistemas de transporte masivo. La empresa Metro de Bogotá deberá tener la capacidad de articularse con municipios como Soacha, Mosquera, Funza, Facatativá y con los del norte de la sabana;  tendrá que emplearse a fondo y de forma creativa para vincular a todos los actores regionales en la construcción de este consenso. La sola idea de que la estación inicial y los patios centrales del Metro pudieran ser construidos en Mosquera, es una oportunidad única para iniciar desde el transporte masivo a construir región.

La Empresa Metro debe convertirse en un gran desarrollador urbano.  En su concepción debe tener la capacidad de promover desarrollo urbano alrededor de la línea del metro y de sus estaciones, debe permitir que en Bogotá se adopte un modelo en donde el transporte oriente el crecimiento y la redensificación de la ciudad. Con las competencias legales y técnicas adecuadas, la empresa deberá promover desarrollos urbanísticos con las estaciones que se van a construir, para que el distrito capital  aproveche las plusvalías que se generaran por la presencia del Metro, inclusive con este tipo de acciones de pueden lograr ingresos adicionales por arriendo, publicidad y creación de centros comerciales, de negocios y culturales.

La empresa Metro que se cree y el Metro mismo deben ser apropiados por todos los Bogotanos, no puede seguir siendo una lucha de egos y logos de quien la crea. Hay que lograr que todos los bogotanos se sientan dueños. Para ello, es fundamental una Junta Directiva que no solo tenga miembros del sector público, sino empresarios prestantes del sector privado y de los gremios, un esquema de gobernabilidad que la blinde de la politiquería y le dé una visión de largo plazo.  El funcionamiento de la empresa debe caracterizarse por ser innovador y eficiente, basado en el mejor conocimiento científico y técnico y para ello debe vincular a las universidades y centros de investigación de la ciudad en su operación. Así como en Medellín, se debería lograr que los estudiantes universitarios hagan prácticas en la empresa y después de una rigurosa formación sean los que conducen el Metro de su ciudad.

Crear una cultura ciudadana metro será la mayor responsabilidad de la empresa, eso no se da espontáneamente, se requiere un proceso de años de formación en colegios, escuelas y universidades. Se requieren obras del Metro que tengan saldo pedagógico porque crean espacios públicos, son limpias y estéticamente bellas, para que integren a la ciudadanía y le permitan una mayor apropiación. Desde un inicio, en la etapa de diseño y de las mismas obras se puede abordar esta tarea de pedagogía y transformación ciudadana.  Una Empresa Metro y un Metro debe tener  una gestión admirable y de la cual todos se sientan orgullosos, la respeten y la defiendan.

 *Concejal de Bogotá

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