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Salud Hernández: otra historia para contar

Su desaparición se ha llenado de interrogantes, pero de ninguna respuesta concreta, excepto lo que el ELN dijo a periodistas sin fronteras, negando que la tuviera.

Diego Molano Aponte, Diego Molano Aponte
25 de mayo de 2016

Si alguien conoce a Colombia es Salud Hernández, por ello la región del Catatumbo donde posiblemente se encuentre no es ajena para ella.  Conoce más este país que mucho de los periodistas nativos.

El periodismo de Salud Hernández rompe todo esquema a las nuevas tendencias comunicativas enfocadas en las redes sociales y en la inmediatez. Salud está en el lugar de los hechos, Salud está donde el corazón duele. Salud está donde el niño llora.

La conocí cuando  era director del ICBF y me llamó para salvar un niño Embera que moría por desnutrición; así es ella  aguerrida, trabajadora, arriesgada, sarcástica e investigadora.

Llegó al país a finales de los 90 invitada por Francisco Santos quien había sido en su momento acogido por su familia durante un período de exilio.

Nuestra realidad absurda, violenta, corrupta y de miseria la golpeó, y se quedó en este país para escribir la historia de aquellos que buscan voz y que no la encuentran por la indiferencia de los poderosos y de la gente que volteaba la cara para no enterarse de lo que pasa en este país.

Su lengua no tiene freno y en la cara, en medio de un debate radial o televisivo, puede decirle a quien sea lo que piensa de él y de su labor como funcionario o empresario.

Es una periodista única por su estilo directo y sin ambages.

Por eso se ha granjeado tantas enemistades y una amplia franja de opinión pública la ve como una intrusa grosera que muestra más arrogancia que equilibrio informativo.

El Tarra, municipio donde está desaparecida  no es un lugar desconocido para ella. Tampoco su gente. Salud es de las pocas periodistas que utiliza su teléfono para comprobar en instantes si algún acto de violencia, de corrupción, de dolor, de tragedia, de paros y demás hechos, está sucediendo o por suceder en cualquier rincón del país.

Su red de fuentes de información es amplia y arranca desde las mujeres líderes campesinas, hasta comandantes de brigada o de estaciones de policía, pasando por médicos, sindicalistas, guerrilleros. Muchas fuentes la hacen oportuna en sus informes.

Por esto se enteró de las dimensiones de la visita de las Farc en Conejo, La Guajira.

No cree en este proceso de paz, por considerar que las Farc son una mafia de criminales y asesinos que no podrían sino estar en la cárcel.

Su desaparición se ha llenado de interrogantes, pero de ninguna respuesta concreta, excepto lo que el ELN dijo a periodistas sin fronteras, negando que la tuviera.

Salud está desaparecida  en el Catatumbo, una zona que el gobierno perdió para el país, después de los acuerdos de No Erradicación y Aspersión como resultados del paro agrario y las movilizaciones campesinas. El gobierno y las FFMM tienen miedo de actuar en la zona por los efectos en la Habana y Venezuela.

Todos esperamos que regrese renegando, porque como cualquier periodista que investiga por meses su historia, solo quiere pasar desapercibida para nuevamente volver a poner el dedo en la llaga y contar la historia que muchos saben, pero que pocos se atreven a divulgar. 

*Concejal de Bogotá

@diego_molano