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Disculpas posfechadas

Ahora que los hechos judiciales le dan la razón a las denuncias, el jefe del Estado no ha considerado la posibilidad de recoger sus insultos.

Daniel Coronell
24 de febrero de 2007

Los únicos ingredientes cómicos de la crisis para-política los ha aportado el gobierno. Primero con la pretensión del Presidente de que esto comienza a saberse gracias a él y a la Ley de Justicia y Paz. Y ahora, con las disculpas posfechadas que ofrece el jefe de Estado y que se harán efectivas en caso de que su hombre de confianza Jorge Noguera, director del DAS y cónsul en Milán, finalmente resulte condenado.

Los hechos se están encargando de contradecir elocuentemente al gobierno. Las denuncias por la infiltración paramilitar en el DAS no prosperaron gracias a la actitud del mandatario, sino a pesar de ella.

En abril del año pasado, en plena campaña electoral, cuando las revistas SEMANA y Cambio dieron a conocer las revelaciones de Rafael García, ex directivo del DAS y cómplice de varios de estos crímenes, el Presidente arremetió contra los medios que hicieron públicas las denuncias.

Entre otras cosas el jefe del Estado dijo que SEMANA era una revista frívola y graciosa. Agregó que las publicaciones atentaban contra el "superior interés nacional" y que ponían en riego su "bonanza de confianza". Para el mandatario era claro que los enemigos del Estado eran quienes publicaban los eventuales delitos y no quienes hubieran podido cometerlos.

En su airada defensa del "hombre incontaminado y buena persona" que puso al frente del Departamento Administrativo de Seguridad, dijo que todo era el resultado de la conspiración de un "circulito bogotano" que perseguía a las personas de provincia.

Como ha sido costumbre frente a los cuestionamientos, el presidente Álvaro Uribe dijo que había intereses oscuros detrás de las denuncias: "Quién sabe por qué maniobra política detrás del periodismo, a la gente le da por hacer escándalos, por hacer amarillismos y por conseguir dinero, estos medios de comunicación como el que usted cita -el jefe del Estado se refería a SEMANA en entrevista radial con RCN- sin atreverse siquiera a mirar a la contraparte, derrotan a la gente y la condenan sin siquiera escucharla".

Unas horas antes en televisión, el presidente Álvaro Uribe quiso ridiculizar al director de esta revista: "Aquí no estamos jugando con muñecas", le reprochó en vivo y en directo.

Ahora que los hechos judiciales le dan la razón a las denuncias, el jefe del Estado que en esos días hablaba en cada emisora para cubrir de oprobio a los periodistas de SEMANA, no ha considerado la posibilidad de recoger sus insultos. Por el contrario, reclama el destape de la infiltración paramilitar como un logro propio.

Al mismo tiempo, y fiel a una táctica que le ha funcionado, el señor Presidente continúa los señalamientos contra todo aquel que se atreva a contradecirlo. En las últimas semanas ha llamado "terrorista de civil" al senador Gustavo Petro. Ha dicho que Carlos Gaviria, director del Polo Democrático, y Piedad Córdoba, senadora liberal, tienen relaciones clandestinas con la guerrilla. Como cómplice de las Farc tachó a Carlos Lozano, director del periódico VOZ, por poner en duda las últimas gestiones del gobierno a favor del intercambio humanitario.

Para demostrar su curioso apoyo a las investigaciones sobre las relaciones entre políticos y paramilitares, el Presidente descalificó a León Valencia, quien desde la Corporación Nuevo Arco Iris, y junto con Claudia López, ha adelantado los estudios más completos sobre la influencia electoral de los escuadrones de la muerte: "Cuando hubo reinserciones, por ejemplo como la reinserción de León Valencia y los de la Corporación Nuevo Arco Iris, no le dijeron la verdad al país".

Lo increíble es que a pesar de tantas evidencias, todavía haya quienes crean que el gobierno ha auspiciado la caída de sus propios aliados. Bueno, Samper también aseguraba que gracias a él empezó el proceso 8.000, y lo decía justo antes de que empezara a caer el dominó.

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