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Irresponsabilidad climática

La principal implicación de la decisión del presidente Trump, sin embargo, es la imposibilidad de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es decir, la agenda planetaria adoptada hace apenas un par de años por la ONU para reemplazar los objetivos de desarrollo del milenio.

Brigitte Baptiste, Brigitte Baptiste
8 de junio de 2017

En medio del espanto por la decisión del Gobierno de los Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de París, que reduce a un 10 por ciento la probabilidad de cumplir la meta de un aumento máximo de temperatura media global entre 1,5 y 2° C para 2100 (vamos ya por 1,3° C y acelerando), la comunidad científica señala algunos de los efectos previstos si no se restablecen los compromisos o se producen los cambios tecnológicos hasta ahora esquivos para extraer masivamente CO2 de la atmósfera.

De acuerdo con la Unión de Geociencias Europea (2016) solo con esa diferencia de 0,5° de incremento en el calentamiento se predicen olas de calor un 30 por ciento más largas, tormentas un tercio más intensas y una elevación del nivel del mar límite para la persistencia de arrecifes de coral (con 1,5° habría chance de adaptación y recuperación). La cuenca del Mediterraneo, ya seca, perderá no un 9 por ciento sino un 18 por ciento de su agua dulce, tanto como disminuirán las cosechas de trigo, maíz y soya en los trópicos, que se habían visto beneficiadas ligeramente por el incremento de calor y CO2. La explicación de estos cambios drásticos radica en que el calentamiento previsto es solo un promedio global, será la variabilidad local la que dé al traste con la economía hídrica y agraria del planeta: incrementos locales de 5 a 10 grados centígrados en la temperatura máxima durante unos pocos días son letales para la mayoría de cultivos del mundo, interfieren en casi la totalidad de procesos de soporte vital y de remache, promueven feroces incendios forestales. No hay escenario benévolo.

La principal implicación de la decisión del presidente Trump, sin embargo, es la imposibilidad de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es decir, la agenda planetaria adoptada hace apenas un par de años por la ONU para reemplazar los objetivos de desarrollo del milenio. No hay opciones para afrontar la pobreza, ni la inequidad, ni la discriminación en un escenario de caos climático como el que se prevé de no retomar el rumbo recomendado por el IPCC. Se trata de una amenaza a la seguridad mundial, que se añade a la deuda ambiental acumulada por décadas y que no se resolverá con pañitos de agua tibia: China e India han asumido pacíficamente el reto, por ahora, pero es poco probable que cuando comiencen a afrontar mayores desastres por cuenta de la irresponsabilidad de la facción radical republicana en la Casa Blanca sigan asumiendo el costo. Para Colombia, las implicaciones son drásticas: o aceleramos la construcción de resiliencia, nuestra única opción real, o colapsaremos. Afortunadamente los candidatos a la elecciones para 2018 tienen el tema en el centro de su agenda, aunque sean demasiado discretos al hablar de ello…

Llegar a los 2°C de incremento “no es un experimento que quisiéramos hacer” afirma Felix Landerer (PhD Max Planck Institute), refiriéndose al calentamiento oceánico, que por ahora “parece lineal” pero da señales de convertirse en exponencial, lo cual haría que sus efectos persistan por siglos, no solo décadas: reflexiones que provienen del sitio web de la Nasa, un organismo científico que por poco confiable, imagino, ha sido despojado de todo mandato y presupuesto para trabajar en Ciencias de la Tierra, porque para el magnate presidente la sostenibilidad se halla en la restauración de los desiertos marcianos. No sabe que Marte murió de un cambio climático…