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¡Riesgos pasados, presentes y futuros!

Hechos recientes demuestran los riesgos de la falta de coordinación entre el presidente Trump y algunos mandos militares. Colombia fue, hace veintisiete años, víctima de ello.

Juliana Londoño, Juliana Londoño
1 de mayo de 2017

El lanzamiento hace unos días en Afganistán de “la madre de todas las bombas”, como fue calificada por el Pentágono, se interpretó en el mundo como un claro mensaje a Kim Jong-Un, a Bachar el Asad y al ISIS de que los Estados Unidos emplearían todos los medios si su seguridad fuera amenazada.

Horas después, hubo sorpresa, cuando se supo que el lanzamiento, había sido dispuesto por el general John W. Nicholson, comandante norteamericano en el área, sin haber consultado con el Jefe del Estado Mayor Conjunto, ni con el Secretario de Defensa, ni mucho menos con el Presidente.

Se afirmó que el general había actuado dentro de sus facultades y que, por lo tanto, no tenía por qué haber consultado la operación.

Pocos días antes, en una sucesión de confusas declaraciones, el almirante Harry B. Harris Jr., comandante de las fuerzas norteamericanas en el Pacífico, había anunciado que, el portaviones “Carl Vinson” y tres buques de guerra más, que se encontraban cerca de Australia, se estaban desplazado hacia el norte, tácitamente hacia Corea del Norte como una reacción a la fallida prueba de un cohete de largo alcance.

El anuncio generó la reacción de “Gran Líder” que en medio de la expectativa mundial afirmó que si era atacado hundiría al portaviones norteamericano. En los Estados Unidos, los críticos señalaron que el “Carl Vinson” y los otros buques, no podían ser la sola fuerza de choque en una eventual acción contra Corea del Norte.

Para complicar las cosas, los buques continuaron en aguas australianas y Corea del Sur se quedó esperándolos, dando la impresión, en medio de críticas y burlas de que el anuncio había sido puro “bloff”. El almirante Harris se excusó diciendo que había fallado al no advertir que no se trataba de una amenaza a Corea del Norte, sino de una simple maniobra militar. Finalmente, los buques se unieron a unidades navales japonesas en el Mar de la China.

El presidente Obama durante su mandato, impartió instrucciones de que cualquier operación mayor, debía ser consultada previamente con él, mientras que, en la crisis de los misiles en 1962, Kennedy no aceptó las recomendaciones del alto mando militar de invadir a Cuba, lo que hubiera desencadenado la tercera guerra mundial.

Con Trump al parecer algunos comandantes norteamericanos emprenden acciones y formulan declaraciones, que, aunque inconsultas, a su juicio coadyuvan la política presidencial, generando incertidumbre entre sus aliados y reacciones imprevistas por parte de sus enemigos.

Ese problema no es nuevo. En enero de 1990, buques norteamericanos salieron de la base de Norfolk para bloquear las costas colombianas, supuestamente para “ayudar al control del tráfico de drogas”. La información fue transmitida en exclusiva desde los Estados Unidos por el periodista William Restrepo. Yo me encontraba en San Andrés.

Dos extraordinarios asesores del presidente Barco, Rodrigo Pardo y Gabriel Silva, me comunicaron el hecho y regresé a Bogotá en el primer vuelo disponible de Avianca. En el aeropuerto me esperaban periodistas. Aunque no había hablado con el presidente, expresé que, si Bush quería controlar el ingreso de drogas al territorio norteamericano, enviara su flota a bloquear sus propias costas y que, de todas maneras, en Colombia con nuestros medios, trataríamos de enfrentar el bloqueo.

Aunque la noticia no había tenido mayor divulgación, con la declaración se extendió rápidamente. Me dirigí a Palacio, informé al presidente sobre lo que había dicho y le presenté renuncia del cargo.

Barco la rechazó y me dijo que esa era también su posición y que sería la del gobierno. Llovieron críticas y no faltaron caricaturas cómicas en algunos medios. Cuarenta y ocho horas después el presidente Bush llamó a Barco, le pidió excusas y le expresó que el propósito del comandante que había impartido la orden, había sido el de ayudar y no de confrontar a Colombia: ordenó el inmediato regreso de los buques.

En el caso de Trump no se sabe qué es más peligroso, que él tome las decisiones sobre las operaciones militares o que las adopten algunos militares. De pronto, después de sus declaraciones de que “Venezuela es un desastre” o de su preocupación por la desbordada producción de cocaína en Colombia, un general o un almirante con iniciativa decide actuar directamente…

(*) Excanciller, exembajador y profesor de la facultad de Gobierno, Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.

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