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Duda absuelta

¿De dónde saca la tesis Angelino de que indagar por su verdadero estado de salud es un golpe de Estado al presidente Santos?

María Jimena Duzán
6 de octubre de 2012

La duda que muchos colombianos teníamos sobre si el vicepresidente Angelino Garzón está, luego de su accidente cardiovascular, en capacidad de reemplazar al presidente Santos en caso de que este llegue a faltar en el cargo de manera parcial o permanente, quedó disipada: después de oírlo el jueves y el viernes en varios medios de comunicación me quedó claro que el vicepresidente Garzón no está en capacidad de reemplazar a nadie y que lo que debería hacer es dedicarse a su pronta recuperación y a sus intensas terapias que lo han mantenido desde su accidente cerebral en licencia laboral.

Con todo el respeto que me merece su investidura y su persona lo que yo vi y oi, fue a un vicepresidente equivocado en temas que no admiten discusión; a un Angelino obstinado en seguir manteniendo bajo llave su historial médico el cual sigue siendo un misterio para los colombianos y a un funcionario incoherente a la hora de justificar su rechazo a la revisión médica ordenada por el senado, luego de que la había aceptado el día anterior.   

Un vicepresidente que afirma de manera tajante ante los medios que fue elegido para "defender la democracia" y para que "los pobres tengan una voz en el gobierno", es un vicepresidente equivocado que desconoce de manera olímpica la única atribución que le otorga claramente la Constitución: la de reemplazar al presidente cuando este falte de manera absoluta o temporal. Y el hecho de que tengamos un vicepresidente empeñado en no querer aceptar dicha atribución demuestra lo cerca que está Garzón del mundo del absurdo.    

La prueba de que el vicepresidente Garzón nos habla desde allá, desde el absurdo, son los argumentos que ha empuñado para rechazar la revisión médica ordenada por el senado. "Prestarme a una valoración para reemplazar al presidente sería como prestarme a un golpe de Estado a la democracia porque eso sería poner en duda la recuperación satisfactoria que está teniendo el presidente Santos", afirmó en Caracol Radio. ¿De dónde saca la tesis Angelino de que indagar por su verdadero estado de salud es un golpe de Estado al presidente Santos? ¿Cómo así que él no reemplazaría al presidente Santos porque "le daría vergüenza"? Que alguien me diga si estos planteamientos tienen alguna lógica porque yo no se la encuentro por ninguna parte.   

Tampoco es cierto lo que dijo en los micrófonos de Caracol Radio en el sentido de que el país sabía de sobra cuáles eran  sus problemas de salud.  Eso no es cierto, señor vicepresidente. Si algo ha sido evidente es su obstinación por ocultar su historia clínica y tratarla como un asunto totalmente privado. Los colombianos solo pudimos informarnos y de manera muy superficial de sus problemas de salud, varias semanas después de su ingreso a la clínica. Y aún hoy no sabemos en qué va su recuperación porque eso también es un tema vedado.    

Hay senadores como Alexander López del Polo, que consideran que el vicepresidente es ante todo un ser humano que actuó protegiendo su derecho a la intimidad y que quienes quieren saber cuál es su estado de salud son personas con intereses mezquinos que están atropellando los derechos humanos del vicepresidente. Yo creo lo contrario: que si uno es un vicepresidente debe anteponer el interés general al interés personal como lo hizo el propio presidente Santos, quien le dio una lección a su vicepresidente de cómo manejar un problema  serio de salud de cara a la opinión pública.

Creo además, que la opinión pública tiene derecho a saber  cuál es el real estado de salud de Angelino Garzón, así él insista en mantenerlo en secreto. Exigirle a un alto funcionario que sea transparente en temas que afectan su desempeño no puede ser considerado como un atropello a los derechos humanos. Es deber de los funcionarios ser honestos con sus electores y decirles la verdad. Y cuando eso no sucede es deber de la sociedad exigírsela. Faltaba más que los colombianos tuviéramos que resignarnos a no preguntar o a que el congreso se hiciera el de la vista gorda en un tema tan sensible.

Angelino Garzón no es una víctima. Es un vicepresidente enfermo al que le debemos todo nuestro respeto y consideración. Y un vicepresidente enfermo como él, no puede cumplir con el mandato que le otorga la Constitución. Si lo estuviera cumpliendo, el presidente Santos habría pedido una licencia para operarse como dios manda, pero no lo hizo. Y yo me temo que esa decisión tuvo mucho que ver con el hecho de que Angelino no tenía las condiciones de salud para reemplazarlo. Por lo que hemos visto, no se equivocó.

¿Se dará cuenta el vicepresidente Angelino Garzón de que su obstinación por ocultar sus serios problemas de salud está poniendo al país a jugar con candela?

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