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La feroz primera vuelta

El copioso número de papeletas por Petro y Duque no necesariamente significa que tienen garantizada su llegada a segunda vuelta, pero están en la pelea.

Javier Gómez, Javier Gómez
19 de marzo de 2018

Muchos fueron los análisis y sentencias que se lanzaron una vez concluidas las votaciones del domingo 11 de marzo vaticinando una segunda vuelta entre Petro y Duque, tras los resultados de las dos consultas; pero al final de la jornada cuando se terminaron de hacer sumas y restas, una cifra nos abrió otro horizonte analítico: 9´638.288 colombianos que fueron a las urnas y no reclamaron los dos tarjetones adicionales.

La cifra, para ser más explícito, resulta de la resta de número de votos que los colombianos depositaron por el Congreso y la consulta de los partidos que estaban en juego. Veamos: 17’818.185 ciudadanos votaron al parlamento y si a este número le restamos 9´337.541 de la consulta nos arroja un dato interesante: 8´481.356 fueron a las urnas pero no votaron ni por Petro ni por Duque. De entrada se deduce que el copioso número de papeletas por estos dos candidatos no necesariamente significa que tienen garantizada su llegada a segunda vuelta, pero están en la pelea.

Dicho lo anterior, estos votos hoy flotan en el ambiente electoral sin que nadie se atreva a clasificarlos en uno u otro bando; son relevantes y decisivos para lo que se viene. Hacen parte de esa marea humana que moverá la votación de mayo hacia un número superior a la registrada para el Congreso.

Pocos candidatos sedujeron ese voto que podríamos llamar rebelde y que responde a las nuevas generaciones que están dispuestas a darle otra dinámica a la política y que, alejadas de cualquier etiqueta ideológica, hoy quieren un cambio, profesan un rechazo profundo a cualquier manifestación que provenga de lo tradicional y son auténticos en el reclamo de una sociedad más justa y plagada de oportunidades.

Ahora, miremos hacia dónde podría ir esa marea de votos si se quiere difusos, que flotan, sin partido alguno. El voto de opinión que aglutina también a esas nuevas generaciones, por principios, no le jalan a las propuestas de Duque-Uribe y Vargas-Pinzón, porque representan lo más regresivo de la política nacional atrapada en una profunda corrupción, además de su claro tinte secular y elitista. Que responden a la idea de que este país inevitablemente está estructurado para ser reprimido, para satisfacer las necesidades de su propia clase, de su grupo excluyente, pusilánime y avasallador. ¿Les alcanzará a esas dos vertientes de la derecha con la sola maquinaria para llegar a la segunda vuelta? Seguro que sí, pero no a las dos.

De las otras fuerzas alternativas, lo plantearía en dos escenarios. Sin duda el discurso transformador es el de Petro-Robledo que ha hecho del lenguaje una herramienta crucial para mover las masas. Puede gustar o no, pero es lo que la gente quiere oír. Apela al sentido común para construir un concepto del nosotros como sociedad locomotora del cambio. Y, por supuesto, Petro no puede dejar de lado la presencia mafiosa en el poder, que es un tema que conoce hasta la saciedad ¿por qué no hablar de esos temas? ¿Realmente polarizan tanto, como algunos pretender argüir? Creo que ese abstracto grupo de votantes –cuyo hábitat es el de las redes sociales- hoy se inclina por un discurso beligerante y contestario. No hay que temerle, es de su esencia en la política.

Ahí es donde Fajardo-López ha perdido esencia. El candidato de la Coalición Colombia sedujo al comienzo, pero la falta de decisión y beligerancia le ha hecho perder puntos. Lo dicen hasta sus mismos seguidores. Visibilizar las contradicciones en política no necesariamente implica caer en un escenario polarizante y menos en un país que, en serio, está mamado de tanto privilegio y que esto no cambie. No puede su fórmula vicepresidencial argüir nimiedades como la de criticar a Petro porque este no le quiso decir dictador a Maduro. Ese es el máximo cuestionamiento al candidato de decentes, ¡por favor! Solo les queda la alternativa de que De la Calle se les una, y es posible porque “El César” ya dio el visto bueno.

Para finalizar, me late que Piedad Córdoba, que hace un denodado trabajo y muy calladita, puede dar una sorpresa con un buen número de votos.

@jairotevi