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Huellas y esperanzas

Aún no entendemos que la educación es la cimiente del progreso, y que debe primar la formación sobre la información. Requerimos de maestros formadores y nos sobran profesores informadores.

Rafael Rodríguez-Jaraba, Rafael Rodríguez-Jaraba
18 de diciembre de 2013

Es tiempo propicio para evaluar desempeños, logros y frustraciones; también para reflexionar sobre los obstáculos que nos distancian de un mañana mejor.

Si bien hemos avanzado, seguimos estacionados en el subdesarrollo; no por carencia de recursos y tecnología, sino por facilismo, conformismo, resignación e ineficacia de la educación. Ojalá que en el 2014 avancemos unidos en la construcción de una patria mejor; lograrlo, es cuestión de decisión.

Entre tanto, seguimos sin entender que por encima de los intereses individuales, económicos e ideológicos, están los intereses superiores de la nación. Necesitamos construir una unidad nacional diversa y pluralista; monolítica, firme, fuerte y solidaria que nos integre en una fraternidad inquebrantable. Ser colombiano debe ser la vivencia permanente de un ideario común de valores.

Son muchos los problemas que padecemos e insuficientes los esfuerzos que comprometemos para conjurarlos, la mayoría de las veces, combatimos sus efectos y no sus causas, haciendo de ellos una tragedia constante o recurrente. Necesitamos incorporar a la vida nacional la planeación. 

Seguimos sin comprender que el estricto cumplimento de la ley garantiza la libertad y el orden, que toda acción debe subyugarse a ella, y que el anhelo de paz no nos debe llevar a su quebrantamiento y a la impunidad.
 
Seguimos sin entender que la educación es la cimiente del progreso, y que en ella debe primar la formación sobre la información. Requerimos de maestros formadores y nos sobran profesores informadores. Necesitamos que la educación siembre virtud en mentes y corazones, y que riegue la semilla del emprendimiento y la superación.

Seguimos indiferentes ante al desbordado aumento de la población más vulnerable, ignorando que mientras sigan naciendo colombianos sin posibilidades ciertas de progreso no cesará la pobreza y la violencia. Necesitamos una política educativa capaz de persuadir una planificación familiar responsable.

Nos mantenemos afectos a la prebenda, a la componenda, al privilegio y al favor indebido. Propiciamos o toleramos la corrupción de funcionarios públicos que venden la dignidad, expolian la economía y socavan la confianza. Necesitamos derrotar esta enfermedad nacional que nos envilece.

Seguimos sin entender que progreso es aumento y nivelación de la capacidad de compra de la población; y que las reformas sectoriales privilegian a pocos, perjudican a todos, concentran la riqueza y masifican la pobreza. Necesitamos un nuevo modelo económico que promueva el crecimiento de la demanda, destierre los abusos del sistema financiero, democratice el crédito y haga justa la redistribución del ingreso.

Ojalá que la esperanza que trae el nuevo año nos inspire y nos permita reconocer, que lo mejor que hemos hecho, aún está por hacer. Para soñar con una patria mejor, entre todos debemos modificar el presente.

El Despachador de Hadera dijo: “A ninguna nación le falta capacidad para progresar, lo que a muchas les falta es decisión para hacerlo”; luego agregó: “No hay mayor causa de pobreza y confrontación que la falta de educación”.

P.D. Feliz año para mis pacientes lectores. Para el nuevo año prometo, mejor análisis, mayor profundidad y buena letra para que me entiendan.

En Twitter: @rrjaraba
*Abogado director y socio de RODRÍGUEZ-JARABA & ASOCIADOS. Catedrático Universitario. Miembro de la Academia Colombiana de Jurisprudencia. 

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