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¿Sabe usted dónde están sus hijos?

No se trata de un tema de desconfianza y falta de credibilidad en la educación que les hemos brindado, es tan solo un asunto de responsabilidad.

Semana.Com
29 de abril de 2016

Hace unas tres décadas existía una propaganda de televisión que muchos adolescentes odiaban, pues era el momento en el que nuestros padres salían por la ventana para gritar que ya era hora de regresar a casa o tomaban el teléfono para llamar  a los vecinos y avisarnos que debíamos retornar. Hoy, por suerte existen el celular y el chat, así como diferentes formas para ubicar a nuestros hijos; sin embargo, ¿sabe usted realmente dónde y con quién están ellos? No se trata de un tema de desconfianza y falta de credibilidad en la educación que les hemos brindado, es tan solo un asunto de responsabilidad, pues es nuestro deber darles las mejores condiciones sin llegar a sobreproteger y coartar su desarrollo.

Quienes nos dedicamos a estos temas tenemos claro que la supervisión de los padres o monitoreo parental tienen serios efectos positivos en el desarrollo de los hijos y su ausencia, lamentables resultados. Tal vez existan muchos adultos que salieron adelante a pesar de sus papás, tal vez muchos crecieron solos y contaron con la suerte de autoformarse y no cometer errores tan serios; sin embargo, no podemos creer que somos la medida de todas las cosas y prepotentemente pensar que lo que me sirvió a mi como adolescente será exactamente lo mismo que le servirá a mis hijos. Por suerte, la investigación tiene ya mucho que decir sobre este tema.

Hoy está claro que a mayores niveles de monitoreo parental se disminuye de manera notable la posibilidad de que los jóvenes consuman alcohol o drogas, y que incluso, lleguen a desarrollar una adicción. Un nivel adecuado de supervisión sirve como protección frente a la práctica de conductas sexuales de riesgo, pues los adolescentes que tienen menos presencia de sus padres suelen tener más parejas sexuales y usar menos los métodos de anticoncepción. Los niños, niñas y adolescentes que cuentan con la presencia y el seguimiento de sus padres son menos victimas de Bullying, sufren de menos depresión e ideación suicida, desarrollan menos trastornos alimenticios, tienen menos conductas antisociales y se enredan menos con el manejo del juego y el internet.

Ahora bien, la función de los padres no es solo andar evitando como locos que sus hijos  cometan errores, algún error cometerán, algún desliz aparecerá. La tarea también pasa por generar óptimas condiciones, dentro de lo posible, para que su vida se nutra de mejores cosas. Cuidar a los hijos no solo evita los problemas ya mencionados, tambien está claro que aquellos jovenes que son acompañados de manera saludable por su padres tienen conductas alimentarias más organizadas y saludables, mayor compromiso escolar, sentido de pertenencia y resultados académicos positivos. Tambien se autorregulan más frente a situaciones de estrés, estados emocionales y comportamientos agresivos, son más responsables, tienen mejores hábitos de sueño, hacen más deporte y en general tienen más practicas saludables. ¿No suena esto a un buen negocio?.

¿Existe una fórmula para supervisar de manera adecuada a los hijos?, pues la verdad existen buenas ideas, pero nada puede estar escrito sobre piedra; me gusta una muy sencilla: cuando hay que comer, comemos, cuando hay que dormir, dormimos, cuando hay que conversar, conversamos…todo a su edad y todo en su justa medida. Hay cosas sobre las que tenemos cierto control y otras sobre las que no. Averigue quiénes son los amigos de su hijo, conozca hasta donde pueda quiénes son sus padres. Antes de dar un permiso tenga en claro los horarios en que se llevará a cabo la actividad, el lugar y la seguridad de la misma, las personas que participarán, si es el momento y si es lo justo.

Tener un hijo a veces  despierta ciertos miedos, algunos padres se descubren manejando su auto más despacio o en medio de una turbulencia aérea pensando que deben sobrevivir porque sus hijos aún son muy pequeños. Algunos incluso llegan a cuidar más su salud. Nos preocupamos si se enferman, si están comiendo, si están bien acompañados, si están haciendo lo correcto y si en general, las cosas están marchando bien; todo esto haría pensar que no es tan buena idea tener hijos, tal y como lo piensan muchas parejas jóvenes en la actualidad; sin embargo, es una decisión que también tiene sus contraprestaciones, pues aparece su sonrisa, el tono infantil con el que dicen mamá o papá, los descubrimientos que van haciendo mientras crecen, las cosas con las que salen, sus juegos, sus pequeños y grandes triunfos, así como lo que nos enseñan acerca de nosotros mismos.

Los hijos aparecen y en ocasiones nos evidencian que no podemos controlarlo todo en la vida, nos dan humildad confrontándonos con que no podemos saberlo todo, a veces nos recuerdan cuáles son las cosas realmente importantes en la vida y al final solo nos queda tener la tranquilidad de haber dado lo mejor de nosotros.

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