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El calor que abrasa a la Selección Colombia

Paremos y pensemos si plantearnos debates inútiles vale la pena. Promover llevarse a la Selección de Barranquilla es ahondar la brecha que hay entre el Caribe y el resto del país. Barranquilla es alegría, felicidad, pero sobre todo es Colombia.

Ramsés Vargas Lamadrid, Ramsés Vargas Lamadrid
18 de octubre de 2017

Alguien me dijo un día que entiende las diferencia entre abraso con S y abrazo con Z cuando pisa Barranquilla.

Y es que la diferencia no es necesariamente gramatical. Ambos, el del brazo y el del tizón son uno solo...El calor de nuestra gente.

Tienen razón quienes dicen que a la Selección Colombia de Fútbol la afecta el calor de Barranquilla, tanto como a los contrincantes que enfrenta en cada eliminatoria.

Los afecta y positivamente el calor humano de casi 45.000 hinchas que se convierten en uno solo vestido de amarillo -en el Metropolitano- que acompañan a los 11 jugadores que representan a casi 46 millones de colombianos.

No entiendo como rector de la Universidad Autónoma del Caribe, como colombiano y menos como habitante de esta esquina del país un debate extemporáneo y trasnochado que fluye al día siguiente de la clasificación de nuestro equipo al Mundial de Rusia 2018.

No tiene mucho sentido abrir una discusión sobre el estado del campo de juego, sobre la temperatura, sobre la ciudad, sobre el acompañamiento cuando Barranquilla es Colombia y Colombia somos todos.

Cuando la Selección entrena en la unidad deportiva que nuestra universidad aporta a la Federación Colombiana de Fútbol con generosidad y alegría en la via al mar, a pocos kilómetros de Barranquilla, sentimos que albergamos al país y proporcionamos el espacio donde se tejen las estrategias y las tácticas ganadoras de Pékerman y sus muchachos.

Me pregunto qué pensarán los jugadores de la Selección que se recuperaron en horas del mal rato de la derrota contra Paraguay después de la andanada que recibieron por redes sociales cuando observan un espectáculo, también digital, que plantea que la solución para clasificar al Mundial de Catar, sin siquiera iniciarse el de Rusia es que la Selección juegue su clasificación para 2022 en tierras lejanas a Barranquilla.

Debemos aprender la lección que nos dan esos muchachos con una capacidad de recuperación impresionante en una sociedad en la que muchos practican el catastrofismo.

Paremos y pensemos si plantearnos debates inútiles vale la pena. Promover llevarse a la Selección de Barranquilla es ahondar la brecha que hay entre el Caribe y el resto del país. Barranquilla es alegría, felicidad, pero sobre todo es Colombia.

Es hora de pensar en el próximo Mundial y no en la próxima eliminatoria y ponernos todos a apoyar a nuestra Selección que al promediar el año entrante le dirá al mundo que en Colombia se juega bien al fútbol y que aquí hay más futuro que pasado.

*Ramses Vargas Lamadrid, MPA, MSc, rector de la Universidad Autónoma del Caribe

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