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El colegio electoral y la importancia de lo local

En la coyuntura actual los desarrollos en las guerras de Irak y Afganistán así como posibles ataques terroristas en el territorio estadounidense son factores determinantes en la elección presidencial estadounidense. Por eso, el discurso del presidente Bush y del senador Kerry enfatiza la seguridad nacional y la capacidad de cada candidato para enfrentar el terrorismo y proteger la patria. Sin embargo, la existencia del colegio electoral hace que temas de naturaleza regional y local adquieran una

Semana
16 de mayo de 2004

Antes de la elección de G. W. Bush en el año 2002, casi nadie en Colombia había escuchado referencias al sistema electoral de Estados Unidos basado en el colegio electoral. En el sistema estadounidense la elección no es popular sino indirecta: la ciudadanía de cada estado elige electores que votan por presidente. Cada estado elige un número de electores igual al número de representantes (proporcionales a su población) más senadores (dos por cada estado). El número actual de electores es hoy 538, lo que implica que para ser elegido, un candidato debe recibir 270 votos electorales.

El sistema electoral requiere que las campañas electorales busquen maximizar los votos electorales, no la votación popular. Hay que recordar que en la elección de 2002, Gore recibió 500.000 votos populares más que Bush, pero perdió la elección por cinco votos electorales. Este año puede suceder algo semejante.

Actualmente, los Estados Unidos están divididos en regiones claramente demócratas y republicanas, de manera que en la mayoría de los estados predomina uno u otro partido. En ellos el resultado de la elección es predecible de antemano. Por ejemplo, entre los estados más grandes, Nueva York y California son demócratas mientras que Texas es republicano. La polarización regional entre los dos partidos se ha acentuado en las últimas décadas: la costa occidental y la oriental de Washington hacia el norte y algunos estados del medio oeste de tradición industrial son predominantemente demócratas, mientras que casi todo el sur y el resto oeste son predominantemente republicanos. Actualmente hay menos de veinte estados en los que se espera una elección reñida, muchos de ellos bastante pequeños. Esos estados decidirán la presidencia, lo que hace que la temática importante para sus electorados asuma importancia nacional. Dichos estados, con sus votos electorales y el partido por el cual votaron en 2002 en paréntesis son: Florida (27, R), Iowa (7, D), Minnesota (10, D), Missouri (11, R), Nevada (5, R), New Hampshire (3, R), Nuevo México (5, D), Ohio (21, R), Oregon (7, D), Pennsylvania (20, D), Tennessee (11, R), Wisconsin (10, D), Maine (4, D), Michigan (17, D), Arizona (10, R), y Luisiana (9, R). Si en cualquiera de estos estados que votaron por el partido republicano hubiera ganado el demócrata en 2002, Gore hubiera sido el presidente.

La lista anterior resalta la importancia de antigua zona manufacturera y agroindustrial, y Florida. Por consiguiente, la campaña electoral de ambos partidos les da alta prioridad a los asuntos de importancia en esas regiones y para grupos cuyos votos puedan cambiar el resultado en esos estados. Los problemas relacionados con el empleo y la seguridad social son muy importantes en todos los estados en cuestión. Temas relacionados con la inmigración y grupos de origen hispano son importantes en Florida, Nuevo México y Arizona. Allí los republicanos resaltarán sus posiciones respecto a valores tradicionales relacionados con la familia y el aborto, mientras que los demócratas harán lo mismo en los relacionados con la seguridad social y el empleo. La propuesta de hace un par de meses del presidente Bush respecto a dar permisos de empleo temporal a inmigrantes ilegales responde en parte a su necesidad de ganar en Florida. En este estado el voto judío juega un papel clave, por lo que el reciente apoyo del Presidente al programa de Ariel Sharon refleja en parte el interés de atraer votos.

La elección a través del colegio electoral hace que los candidatos concentren su campaña y gastos en los estados competidos. Estos son los estados visitados frecuentemente por los candidatos y en los cuales las campañas gastan la mayoría de sus fondos.

La economía de Estados Unidos ha crecido a tasas altas en los últimos trimestres, pero a pesar de este crecimiento el país ha perdido cantidades importantes de empleos manufactureros y una parte muy alta de esta pérdida se ha concentrado en estados competidos: Michigan, Ohio, Wisconsin y Pennsylvania, entre otros. Por eso es clave políticamente, aunque según estudios empíricos de reconocidos economistas, el desplazamiento de empleos a otros países (outsourcing) no sea importante en el ámbito global de la economía.

La elección por medio del colegio electoral en efecto termina valorando diferenciadamente el voto ciudadano, puesto que el voto en los estados competidos tiene mucho más valor que en estados dominados por un partido. Por ejemplo, un ciudadano de Nueva Jersey o Nueva York sabe que no importa por quién vote pues en esos estados gana el candidato demócrata, mientras que en Texas, Alabama o Mississippi ocurre lo mismo pero a la inversa pues allí gana el candidato republicano.

El colegio electoral tuvo su origen en un momento histórico en que las comunicaciones eran lentas y difíciles, el estado federal era pequeño, tenía pocas funciones y la presidencia no era muy importante, y hoy es anacrónica en opinión de muchos. El colegio electoral, como todas las instituciones creadas para manejar situaciones específicas, termina perdiendo funcionalidad cuando cambia la tecnología y evoluciona la sociedad. Sin embargo, también como todas las instituciones, genera grupos cuyo interés se vería afectado si la institución se modifica y que se oponen fuertemente a cualquier cambio. En este caso, el colegio electoral realza la importancia de estados pequeños y poco poblados, los cuales no tendrían un papel importante en la elección presidencial si el voto fuera popular, en cuyo caso las campañas se concentrarían en las zonas densamente pobladas. La estructura federal del gobierno estadounidense permite que estos estados mantengan un sistema en el que los votos de diversos ciudadanos tengan un peso diferente en la elección presidencial.

*Investigador