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El Consejo de Seguridad: ¿Colombia otra vez?

Pero con los nuevos aires que ventilan la cancillería colombiana, llama también la atención el discurso del Presidente Santos en la Asamblea y su anuncio de que se abstendrá de votar a favor de la propuesta palestina.

Semana
28 de septiembre de 2011

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas inició esta semana el estudio de la resolución presentada el pasado viernes por Mahmoud Abbas, máximo representante de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), mediante la cual solicitó el ingreso de su país a la organización. Ciento treinta y un naciones del mundo, incluidas casi todas las del continente, han reconocido ya al Estado palestino.

La iniciativa, conocida como “Palestina, Estado 194”, sobreviene en un momento favorable para la lucha de los pueblos. Estados Unidos y Europa están sumidos en una crisis económica que no parece tener salida, sino más bien amenaza con volverse más severa. Este año ha habido una reactivación de la protesta social por doquier, empezando por el mundo árabe, que ha involucrado también a Israel, debilitando al gobierno de extrema derecha de Netanyahou.

Pero además el diálogo entre la ANP y las fuerzas de ocupación sionistas ha ido de fracaso en fracaso, frente a un conflicto de más de seis décadas, convertido en el eje del antagonismo en el Medio Oriente. Han sido años de guerra constante, y de ocupación de los territorios palestinos por colonos judíos provenientes de todo el mundo. Desde el inicio de las negociaciones en 1991, el número de sus asentamientos en esas tierras se ha incrementado en más del doble, al tiempo que se han intensificado las políticas de control y segregación y los múltiples atropellos contra sus habitantes, por parte del Estado de Israel. El conflicto ha dejado millones de refugiados y se ha expresado en genocidios repudiados por el mundo entero. De ahí la aclamación que recibiera Abbas por la Asamblea y por los palestinos a su regreso a Ramala.

En este marco, el Presidente Obama ha dejado bien en claro que poco le importa la suerte de Palestina. Al mejor estilo de sus antecesores, ha emprendido una ofensiva diplomática tendiente a evitar que la resolución sea aprobada por el Consejo de Seguridad, lo que lo obligaría a ejercer su derecho al veto, y les abriría a los palestinos la posibilidad de presentarla ante la Asamblea General. Pero la Casa Blanca también ha contemplado otras opciones, como la de persuadir a la ANP para que reduzcan sus aspiraciones y se conforme con el status de observador, e incluso ejercer una suerte de “disuasión financiera”, dado que EU le entrega 500 millones de dólares en asistencia.

Por eso, el discurso de Obama en la Asamblea fue recibido de manera fría por los asistentes. Nada que ver con su intervención de hace dos años en el mismo recinto, en el que clamó por la necesidad de regresar al multilateralismo y al diálogo, en una clara diferenciación de la estrategia de Bush. Qué lejos también está ahora de su famoso discurso al mundo árabe, pronunciado desde la Universidad de El Cairo el 4 de junio de 2009, cuando, después de reconocer la situación intolerable que viven los palestinos por efecto de la ocupación, concluyó que EE.UU. no le daría la espalda a su “legítima aspiración a su dignidad, sus oportunidades y un Estado propio”.

Su reciente intervención marca también un retroceso frente a la propuesta que le hiciera a las partes en mayo pasado, de reasumir negociaciones sobre la base de las fronteras existentes antes de 1967. Este anuncio provocó el rechazo airado de los republicanos y de Netanyahou. No queda duda, entonces, de que la prioridad para Obama en el momento es su reelección, por lo que tomó la decisión de congraciase con los poderosos intereses judíos de su país para preservar su apoyo o, al menos, neutralizarlos, en momentos de extrema dificultad.

Pero con los nuevos aires que ventilan la cancillería colombiana, llama también la atención el discurso del Presidente Santos en la Asamblea y su anuncio de que se abstendrá de votar a favor de la propuesta palestina. Justifica esta postura con el mismo argumento de la potencia del Norte y hace un llamado insustancial a reanudar el diálogo entre las partes, como si la historia no contara.

Con semejante salida, el país se coloca de nuevo en contravía de la región, que le dio su respaldo mayoritario para integrar el Consejo de Seguridad y para que defendiera allí sus intereses. Pone en entredicho también la intención del país de ejercer un liderazgo en Unasur, cuyos miembros le han expresado su apoyo unánime al pueblo palestino y han reafirmado de manera reiterada los principios de soberanía nacional y autodeterminación de los pueblos.

Esta posición de facilitarle la tarea en el Consejo de Seguridad a EE.UU. se inscribe en una tradición de sometimiento a sus designios imperiales, característica de la política exterior colombiana. Basta recordar otro episodio bochornoso, por decir lo menos, ocurrido en diciembre de 2002, cuando el entonces representante de Colombia, que presidía el Consejo de Seguridad, decidió entregarle el informe de la comisión Blix sobre las supuestas armas atómicas en Irak, a la delegación de EU, antes que a los demás países miembros. Con ello le facilitó sus ansias de emprender la guerra.
 
En la medida en que la discusión en el Consejo de Seguridad apenas comienza, resulta imprescindible multiplicar las acciones de presión para que el gobierno colombiano modifique su posición y se pronuncie a favor de la causa palestina, tal como lo exigen las fuerzas democráticas de Colombia.

*Profesora titular y directora de la Maestría en Política Social, Pontificia Universidad Javeriana cahumada@javeriana.edu.co

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