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El cuento de la paz política

La manida reconciliación política que se husmea por todas partes será cosa de dos o tres meses, nada más.

Semana
13 de septiembre de 2010

Se respiran vientos de reconciliación en esta Nación del Espíritu Santo, sin embargo, aunque temo que terminaré convertido en el ángel de las malas noticias, pienso que la manida reconciliación política que se husmea por todas partes será cosa de dos o tres meses, nada más.

De un momento a otro Juan Manuel Santos logró calmar los ánimos que se venían uniendo en el mundo de los opinares en su contra, todos reunidos alrededor del profesor Mockus que hoy traiciona a Peñalosa; claro que ese mundo de los opinares y generadores de opinión está al acecho para volver a sacar a flote lo que no les gustó del establecimiento y menos que uno de sus principales hijos tenga bajo su poder la tela, quizá, de ocho años de poder.

Ya empezamos a observar las preocupaciones del ministro Rodrigo Rivera, que aspira a tener espacio para poder capturar a uno que otro comandante que le queda a las Farc. Sin embargo, no se alcanzó a posesionar cuando le empezaron a sonar los bombazos y las alas de la paz que, entre otras, no da votos en este país de la derecha, mientras que su próximo rival, Germán Vargas, llega primero al bombazo de Caracol, organiza “reuniones privadas" con las cúpulas uniformadas trazando su propia agenda de seguridad urbana y trata de saciar el espíritu herido de una rama judicial que clama culpables de todo lo que les ha pasado en los últimos ocho años, acción, dicho sea de paso, que tampoco da votos.

Mientras tanto Santos los observa con ropa para ocho y no cuatro años, y trata de calmar las ansias de poder de su ahora lejano jefe Uribe que, entre otras, alcanzó a comprar tiquetes a Santa Marta para ir a “darle en la cara” a Chávez y pronto saldrá a cuestionar los acuerdos que se logren con el hijo negado de Simón Bolívar.

Más pronto que tarde, se empezarán a observar las diferencias en un Congreso que hoy guarda la esperanza del poder de la obligada y necesaria cuota burocrática que, a propósito, todos o la mayoría de aquellos que los eligen esperan con ansias en sus regiones.

Entre los partidos políticos se observarán las motosierras que tanto les molestan de los paramilitares y las guerrillas, las sacarán a relucir cuando traten de ponerse de acuerdo en la conformación de las listas a gobernadores, alcaldes, asambleas y concejos.

Me pido el primer puesto para observar cómo harán para llevar a las regiones la manida Unidad Nacional. Cómo harán alianzas en Cali, en Palmira, en Medellín o en Bucaramanga para poner de acuerdo a liberales, uribistas triple A, uribistas doble A y santistas con testigos de Cambio Radical, el PIN, y los hermanos godos, sin que ninguno termine destripado por el otro.

Apareceremos de nuevo los ‘jota jota’, los Chicas , los jota Álvarez y demás compañías dedicadas a las clínicas de todo tipo, entre otros, que, dicho sea de paso, existen en el país desde la época del propio Simón Bolívar, al cual le inventaron cientos de amores que no pasaron de cinco, pero que terminaron por minar la confianza que buena parte de sus mejores hombres le tenían y temían.

Es ahí donde la foto no va a alcanzar para todos, y es entonces -es decir, en menos de dos o tres meses- cuando se armará la de ‘tirios y troyanos’, a sabiendas de que el caballo de Troya será el propio Álvaro Uribe, que para esta próxima Navidad estará dedicado a mandar cartas a cientos de líderes en las regiones, mientras doña Lina se inventa una nueva receta para los buñuelos del 24, los cuales no probarán ni siquiera sus hijos, como en las últimas ocho Navidades.

Se acercan las elecciones regionales, léase Contralor Turbay, y es entonces cuando se destaparán las cartas y las ansias de cientos de líderes que dentro de los partidos buscarán el aval para tratar de convencer a los electores de que Santos va mal y de que Uribe debería volver.

Para ello contarán con una semana de encuestas favorables de Julito y Camilla y los que tratarán de contarnos que gracias a ellos el país iba bien o puede ir mejor, que Chávez es el diablo y no Bush, o aquellos que trataremos de vender cientos de ideas con el propósito de desbaratar la estrategia del otro, y así, sin más ni más, volverán las épocas de la guerra política que cada dos años se destapa por todas las calles del país.

Me declaro pasmado y sorprendido cuando durante dos meses nos contaron que Fajardo era la fórmula de los verdes a la Presidencia de la República, y hoy este señor no tiene ningún asomo de pena para contarnos que él no es de los verdes. ¿Y si hubiesen ganado la Presidencia? ¡De la que nos salvamos!

El ministro Vargas y un nutrido grupo de intelectuales y empresarios hicieron hasta lo imposible para no permitir la re-reelección de Álvaro Uribe. Hoy, el ministro desayuna, almuerza y come con los magistrados que pueden erradicar la reelección de un solo tajo. Rivera mira de reojo y hace cuentas, mientras Uribe dice que estudia en los cuarteles de New York.
 
* Consultor político, magister en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales (U. Externado).

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