Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

El debate contra Uribe

Las pesquisas del senador Iván Cepeda sobre narcotráfico y paramilitarismo no solo son urgentes, sino esperanzadoras en la búsqueda de la verdad de tantas atrocidades cometidas en Colombia durante estos últimos años.

Germán Uribe, Germán Uribe
11 de agosto de 2014

Cuando tratamos sobre algo irrefutable, forzoso y perentorio, la “estrategia” no tiene cabida. Es lo de menos. Por ello me desconcertaron el título y parte del texto de la reciente columna de Juan Diego Restrepo en esta revista, columna que denominó “Senador Iván Cepeda, poco estratégico”. Tras reiterar su simpatía por el Senador confesando que siempre depositaba su voto por él, no obstante se dio a la tarea de descalificar su determinación de adelantar un debate en el Congreso contra el expresidente y ahora senador Álvaro Uribe Vélez. Y para argumentar tal descalificación emborronó algunas cuartillas con opiniones personales suyas tan contradictorias -si se tiene en cuenta la realidad cruda, palpable y feroz de la Colombia que estamos sufriendo-, que uno no se explica cómo, para juzgar al senador del Polo, en un mismo texto fue capaz de mezclar la lógica con el contrasentido sólo por el prurito de, ahí sí como se dice con frecuencia, criticar por criticar.  

Contrariamente a lo que piensa el columnista, opino que el debate sobre narcotráfico y paramilitarismo ya aprobado en la comisión segunda del Senado es oportuno, vital y altamente benéfico para el país.   

Veamos en detalle este catálogo de contradicciones y ojalá momentánea ceguera política que va en contravía de la verdad monda y lironda que cada colombiano tiene frente a sus ojos. 

Alguien como él, de quien se sabe que con realismo y crudeza ha venido fustigando y poniendo en entredicho la moral política de Uribe, vaticinando su inevitable juzgamiento por sus eventuales delitos de carácter penal, acusa ahora a Cepeda de haber “desatado una persecución” contra el expresidente por el hecho, intrépido y plausible, de anunciar un debate en su contra para que el país y la justicia conozcan sobre sus presuntos nexos con el narcotráfico y el paramilitarismo.  

¿Cómo entender esta doble posición? Cuando el periodista y docente universitario hace su muy buen trabajo en la búsqueda de la verdad sobre Uribe y el uribismo en lo relacionado con los mismos tópicos, no es que “persiga” a Uribe, ni que lo sentencie, sino que… él lo dice. Y punto. Cuando Cepeda intenta hacer lo mismo en el mejor de los escenarios posibles, lo que hace éste es una “persecución” contra el expresidente. ¡Vaya, vaya! Imagino al objeto de estas dos “persecuciones” esbozando una sonrisa y frotándose las manos de la dicha al ver a uno de sus jueces intentando tejer algún galimatías que sin duda a él le sirve de consuelo.  

Enseguida, Restrepo denuncia que “supuestos” nuevos hallazgos han llevado al senador, en su “estreno” como tal, a “pretender” examinar las eventuales relaciones del “líder” con los delitos ya mencionados, añadiendo que “siguiendo los pasos de Petro” con sus memorables debates contra el paramilitarismo “que no condujeron a nada”, Cepeda quiere “renovarlo”. O sea, volver a hacer bulla “para nada”.  

Afirma también, agarrado de no sé cuál lógica mágica, que se “equivoca” en su “propósito” de volver al tema por tratar de formalizar su debate al comienzo de una legislatura, “así tenga nuevos indicios”. Y se “equivoca”, dice de nuevo, “no solo en el tiempo” (?) sino en su “estrategia” por cuanto, señala, la composición del Senado es compleja y los desafíos para aprobar lo que resulte del proceso de paz “son de acomodamiento, de observación, de análisis.” Es decir, resumamos, para el comentarista, escudriñar la verdad y buscar justicia para la más grande de las atrocidades criminales ocurridas en Colombia en las últimas décadas es algo a lo que hay que buscarle “su tiempo”, librarla de “equivocaciones” postergando la apertura del debate así existan nuevas pruebas o indicios, elaborar una correcta “estrategia”, esperar la composición de un Senado menos complejo y aguardar a que se surta un acuerdo de paz con las guerrillas.  

Mejor dicho, que la verdad y la justicia no acosen que ya les llegará su momento. Ningún debate por ahora que pueda conducirnos a ellas. No es el “tiempo” y las condiciones no están dadas para conocer a los responsables del paramilitarismo, las chuzadas, el amparo al narcotráfico, la corrupción, los desplazamientos, las desapariciones forzadas y la sangre derramada por las víctimas de los falsos positivos. ¡Qué belleza! 

Pero capítulo aparte es esto: “lo que busca Cepeda es no dejar acomodar a Uribe en su curul. Uribe no es un tipo que se amilana. Así no le haya hecho huella aún a su asiento se enfrentará a todo aquel que lo intente desacomodar con lo que mejor sabe hacer: recabar información.” “El senador Uribe Vélez es un buen recopilador de información, pues tiene a su servicio extensas redes que lo nutren de datos para apalancar sus peleas. Anunciar un debate en su contra es invitarlo a activar sus contactos para conseguir información de su rival.” 

Mejor no se meta, senador Cepeda, parece ser el consejo. 

Pero terminemos diciendo que aunque damos fe de la persistente y sincera preocupación de Juan Diego Restrepo por desenmascarar y denunciar los eventuales lazos de Uribe con el paramilitarismo, a lo que le ha dedicado algunos de sus escritos como el de este mismo texto cuando pide que se centre todo esfuerzo en “demostrarlo judicialmente, se le vincule a un proceso penal y se le venza en juicio”, mi opinión es la de que quien falla en la “estrategia” es él y no el senador Iván Cepeda quien está determinado a que el momento sea ya, y “aquí y ahora” como decía François Mitterrand.  

guribe3@gmail.com

Noticias Destacadas