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El destape

Esa línea tenue entre la mafia y la política se vuelve a recomponer, pero ya no es el narcotráfico el que roba a los políticos, sino los políticos los que roban al narcotráfico.

María Jimena Duzán
21 de mayo de 2011

Poco a poco el escándalo de la DNE está saliendo de ese cuarto sellado en el que por tantos años lo quisieron mantener los políticos venales que hoy, finalmente, comienzan a ser expuestos. Y lo que está saliendo a flote es peor que el pus.

El 'hombre del maletín', que por años formó parte de la leyenda urbana -no había quien no relatara ese episodio en los corredores de la DNE, en los tiempos de la administración de Carlos Albornoz y de Omar Figueroa (2006-2010)-, hoy, finalmente, es de carne y hueso: se llama Daniel Torres Torres y, por la foto que sacó Kien&Ke, se parece físicamente a como yo me lo imaginé cuando por primera vez en la revista Cambio se habló de él, en el año 2008.

Desde entonces, al 'hombre del maletín' me lo imaginé como un hombre recio, vacilón, canchero, de esos que han aprendido a moverse con habilidad entre la mafia. Por muchos años los periodistas tratamos de indagar a dónde iba a parar el dinero de ese maletín y por qué siempre entraba a la oficina de un asesor de Albornoz, de nombre Jairo Coral, quien en ese entonces, y según la propia revista Cambio, era considerado con "más poder en la DNE que el propio Albornoz".

Hasta ese momento, Jairo Coral había sido un funcionario anodino del que poco sabíamos en los medios. Luego de esa publicación supimos que Albornoz lo había nombrado en ese puesto a pesar de que en 1999, como gerente de Cajanal, había sido sancionado dos veces por la Procuraduría por faltas relacionadas con la celebración indebida de contratos.

Tres años después, Juan Manuel Santos asume el poder y nombra en la DNE a Juan Carlos Restrepo, un colombiano íntegro e incorruptible, para que empiece a destapar esa cañería en que estaba convertida la DNE. Tímidamente, Restrepo empieza a destapar el escándalo, y cuando está a punto de concluir su faena, la clase política implicada empieza a torpedear sus investigaciones y a cuestionar su rectitud por cuenta de un error minúsculo que se lo enrostran como si hubiera cometido el peor acto de corrupción: su director de bienes, Álvaro José Aparicio, otro funcionario recto y ejemplar, comete el error de nombrar como depositario a una persona que el director Restrepo había vinculado en la investigación que fue enviada a la Fiscalía y posteriormente a la Corte Suprema.

En medio de la doble moral más oprobiosa es llamado por el Congreso a un debate de control, y a Restrepo le toca ir a responder las preguntas de los congresistas, entre los que se encuentran varios de los que estarían señalados de haberse aliado con los tramitadores de la mafia para saquear los bienes incautados por la DNE. Hace una semana, en el Congreso todo el mundo apostaba a que Juan Carlos Restrepo iba a ser removido.

Sin embargo, desde que el lunes Caracol Radio sacó la voz de una funcionaria de la DNE denunciando ante la Corte Suprema la forma como políticos se hacían a testaferros para usufructuar los bienes incautados por la DNE, Juan Carlos Restrepo quedó atornillado sorpresivamente en el puesto. Lo cierto es que muchos de los que salen hoy a apoyarlo en sus investigaciones por debajo de cuerda no han hecho sino ponerle trampas a ver si se cae, porque, además, el único que verdaderamente lo ha apoyado desde el inicio ha sido el presidente Santos. "Esa investigación que envió a la Corte no tiene pruebas", le decían hasta ayer en los debates de control que le hicieron en el Congreso.

Este escándalo de la DNE deja al descubierto que detrás del 'hombre del maletín' y de Jairo Coral se esconde una red de corrupción que se orquestó en la administración de Albornoz y Figueroa y que se robó miles de bienes incautados a la mafia por la DNE.

La mafia estaba sustentada en tres pilares: un ejército de abogados -cuyos nombres ya han empezado a salir-, muchos de los cuales habían sido asesores de los narcos en el manejo de sus propiedades, un ejército de tramitadores y testaferros, como Coral y el 'hombre del maletín', y políticos poderosos.

Por eso no es extraño que el 'hombre del maletín' haya sido trabajador de Rasguño y, según se ha denunciado ante la Corte, el posible tramitador de los bienes que iban a ser asignados al senador Hernán Andrade. Esa línea tenue entre la mafia y la política se vuelve a recomponer, pero ya no es el narcotráfico el que compra a los políticos, sino que son los políticos los que le roban al narcotráfico.

Afortunadamente frente a estos políticos venales hay funcionarios, como el director de la DNE, que le devuelven a uno la confianza en la democracia.

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