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EL DOCTOR PUMA Y BELISARIO

Semana
19 de agosto de 1985

La prensa acaba de registrar -gráficamente y por escrito- una importantísima reunión celebrada, con el sigilo que el caso exigía, en el despacho de los presidentes de Colombia. En los retratos que publican los periódicos aparece el señor Betancur, con el ceño fruncido y mirada atenta, siguiendo los razonamientos que hace un hombre apuesto, elegante, juvenil, de melena cuidadosamente criada con champú Adoré, que limpia donde es más reseco y cuida la raíz de su cabello.
Quizás se trate, en realidad, de un enjuague de Alert, que es muy bueno para la caspa, pero confieso que mi interes en un diálogo tan trascendental como ese, que con toda seguridad cambiará el rumbo de la historia de América Latina, me impidió detenerme a observar con más atención la marca del jabón. No se trataba, en todo caso, de un lavado de cerebro.
El contertulio del Jefe del gobierno nacional es el cantante venezolano José Luis Rodríguez, más conocido por su apodo felino y desgarrador de "El Puma", a quien tuve oportunidad de escuchar en Barranquilla, hace ya muchos años, cuando el era una curiosa mezcla de predicador protestante, ídolo de las muchachas y músico de cantina. Aquella noche Don Puma dedicó la mitad de su espectaculo a cantar y el resto a regañar a los parroquianos, acusandolos de borrachos, infieles y disipados. Una extraña ceremonia de ingratitud en la que el tigre mordía la mano de los espectadores que lo alimentaban. La reprimenda terminó de manera abrupta y jocosa, cuando uno de los concurrentes gritó:
-¡ Yo no vine aquí a oír sermones sino canciones!
Y se puso de pie de un brinco, agarró una tambora e intentó rompérsela a El Puma en la cabeza. Las señoras corrían despavoridas y tuvieron que intervenir los meseros para evitar el porrazo.
Ahora, para mi sorpresa, me encuentro al doctor Puma convertido en estadista, en interlocutor de mandatarios, en orientador de los asuntos continentales. Sin romperse ni mancharse, y sin tener que escalar esos fatigosos premios de montaña que conducen a la meta de la formación intelectual y política, El Puma declaro a los periodistas acreditados en el Palacio Presidencial que en la reunión se habían discutido algunos problemas relacionados con la integración latinoamericana, la situación en América Central y el legado bolivariano.
Al pobre Bolívar, que es el espíritu más grande que ha producido esta nueva tierra desde entonces y hasta hoy, lo han cogido de trompo de poner. Sirve para todo, como la curarina que vendía Juan Salas Nieto en Cartagena, y que sanaba desde un sarpullido hasta un mal de amor. Sólo es necesario recordar que, a raíz del debate que originan en estos días los viajes parlamentarios, uno de ellos afirmó que se marchaba a Alemania con el encargo irrenunciable de llevar unas copias de los documentos del Libertador.
La utilización de artistas, cantores, trovadores, juglares, farautes y heraldos en las actividades sociales del gobierno es casi tan vieja como el genero humano. Recuerden ustedes a los bufones de las veladas festivas en los palacios de las monarquías medievales. O a los arlequines que hacían piruetas para divertir a los aristócratas. La diferencia consiste en que antiguamente los bufones se prestaban para entretener a los monarcas y ahora los orientan. Por algo menos grave el mago Merlín estuvo a punto de perder la cabeza cuando intento meter su cuchara en el manejo del Estado.
Si algo ha destacado la labor del presidente Betancur en estos años es su afan por agasajar a los artistas populares, a los mejores maestros de nuestro folclór, a los que forman la cultura callejera del país. Por la Casa de Nariño han desfilado Escalona, José Barros, Villamil, Zumaqué. Pero, hasta donde alcanzan mis informaciones, ni a Villamil se le ocurrió ponerse a soltar opiniones sobre los sandinistas, ni Escalona dijo una sola palabra sobre el Fondo Monetario Internacional, ni el maestro Barros empezó a dar consejos sobre los métodos que deben aplicarse en sus tierras de El Banco para que sea más eficiente la pesca del bocachico.
Una cosa es el fondillo y otra cosa son las temporas. Oír al doctor Puma hablando con el Presidente y con los reporteros sobre la deuda externa es casi tan extravagante como si a Junguito Bonet, en plena Junta Monetaria, se le diera por cantar "Dueño de ti, dueño de que, dueño de nada", Yo sé que no faltara el gracioso que venga a salirme ahora con el ejemplo de Reagan, un pobrísimo actor de malas películas de vaqueros que llegó a Presidente de los Estados Unidos. No vale la revirada porque Reagan estuvo preparándose durante más de treinta años en una arida carrera política. Lo malo no es que un cantante aspire a ser estadista. Eso es bueno. La gente ambiciosa es la que vale. Lo malo es que un cantante crea que ser estadista es lo mismo que hacer una telenovela y que eso no exige mayores esfuerzos.
Por lo pronto, y tal como estan las cosas, se me ocurre una idea: a la proxima reunión del Grupo de Contadora podríamos mandar una delegación de negociadores colombianos integrada por el elenco de "Sabados Felices". De esa forma, si los recovecos del Estado van a ser manejados por los payasos, entonces que los manejen los payasos nacionales. Por lo menos hasta que reabran las importaciones...

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