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EL EJE SAMPER-PASTRANA

Es posible que ni ellos mismos lo hayan pensado, pero se puede estar gestando el eje Samper-Pastrana.

Semana
18 de diciembre de 1995

LA TESIS QUE HE OIDO CON MAS FREcuencia sobre ese tema es la que sostiene que Andrés Pastrana fue el gran ganador de la reunión con el presidente Ernesto Samper en la casa de Rodrigo Pardo. Dicen que ganó porque logró de un solo golpe de dados que el Presidente lo invitara a hablar, que le propusiera un pacto, que la reunión se hiciera fuera de la Casa de Nariño y que Pastrana hiciera estallar en las manos de Samper el petardo de condicionar el pacto al cambio de juez para el Presidente. Y todo eso ante los ojos de la opinión pública.
Este análisis conduce a que Andrés Pastrana resultó fortalecido de este proceso y que aprovechó el palancazo del gobierno para hacer más nítido su perfil de principal personaje de oposición en Colombia.
El gobierno no comparte del todo este análisis. Para Samper y su gente, lo que vio la opinión pública fue a un presidente patriota y generoso en los momentos de crisis, que dejó de lado cualquier beneficio personal y le tendió la mano a su principal contendor, aun a riesgo de que lo dejara -como lo dejó- con la mano tendida.
Para el gobierno, con ese gesto se desactivó la bomba de tiempo en que se había convertido el ambiente político nacional tras el asesinato de Alvaro Gómez Hurtado. Sostienen algunos allegados a Palacio que, de paso, Samper ganó más de lo que perdió y que con su negativa Pastrana perdió más de lo que reconocen sus seguidores.
En el análisis de ese episodio, yo milito mucho más en la primera tesis que en la segunda. Sin embargo, todos los elementos alrededor de esa reunión lo llevan a uno a la conclusión de que el encuentro Samper Pastrana es el comienzo y no el final de la propuesta de acuerdo político en que está empeñado el gobierno.
De entrada hay que decir que el valor de cualquier acuerdo que logre el Presidente es muy escaso si no cuenta en él con Andrés Pastrana, convertido por la fuerza de los acontecimientos y por sus últimas actuaciones en el contradictor de mayor peso en la escena política colombiana.
La respuesta que le dio Samper a Andrés a la exigencia de brincarse a la comisión de acusaciones como su juez en el proceso por dineros calientes en la política no podía ser otra distinta. Ni aun queriéndolo, el Presidente se puede brincar a su juez natural.
Pero tanto a Samper como a Pastrana les va a cambiar el panorama cuando Heyne Mogollón abra sus cartas. En el caso del Presidente, el hecho de que no prospere la denuncia (si es que no prospera) no significa que el asunto quede enterrado. Esa investigación , con todos los testimonios y hechos recopilados terminará siendo pública, y se configurará un tribunal de hecho que la evaluará a ojos de la opinión. Puede ser la prensa, pueden ser grupos autoproclamados para tal fin o puede ser, en efecto, un tribunal que resulte de un acuerdo político.
Todo indica que en el terreno de la responsabilidad penal individual, Samper corre poco riesgo en cualquier tribunal. Lo que le viene pierna arriba es la responsabilidad política de una campaña salpicada con la plata de los narcos.
En el caso de Andrés también va a cambiar el escenario. Cuando la comisión dicte su veredicto en los próximos días. su caballito de batalla contra Heyne y sus muchachos va a ir perdiendo fuerza, pues es más fácil descalificar al juez por falta de credibilidad ante una decisión futura que rechazar un fallo ya cumplido, cuyos documentos van a estar circulando por la calle.
Samper necesita llegar a un acuerdo con Andrés Pastrana para poder gobernar en relativa paz, y ese acuerdo podría llegar si los hechos futuros, casi que por inercia, le conceden a Pastrana el tribunal que exigió como requisito en la casa del Canciller. De ahí en adelante todo consiste en que el Presidente tenga el desprendimiento suficiente como para redactar un catálogo de gobierno, a cuatro manos, con su enemigo.
El futuro de Andrés, por su parte, sólo estará despejado ante una de estas dos posibilidades: o cae Samper como consecuencia de sus denuncias, o llega a un acuerdo serio y presentable de salvación nacional que no implique una traición a sus posturas actuales. Sinceramente veo más realista la segunda opción que la primera.
Conclusión: es posible que ni ellos mismos lo estén pensando, pero aquella célebre reunión puede haber sido el primer paso para la configuración del eje Samper-Pastrana.

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