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EL "FALLO POLITICO"

Semana
11 de julio de 1983


Dos jefes del Ministerio Público, el que se desempeñó tan opacamente como Procurador durante el gobierno del presidente Turbay y el que actualmente y en forma tan locuaz desempeña dicho cargo en la administración Betancur, han esgrimido recientemente la tesis del "fallo político" por distintas causas, el primero para defenderse contra una comisión de la Cámara que encontró mérito para enjuiciarlo ante la plenaria de la Corporación, y el segundo para atacar la decisión del Tribunal Disciplinario que adjudico a la justicia militar la investigación contra un supuesto miembro del MAS.
El "fallo político", en el caso del doctor Guillermo González Charry, tiene graves implicaciones; en todo el tiempo que ejerció el cargo de Procurador durante el gobierno de Turbay no se escuchó una acusación tan contundente salir de su boca. Implicaría de ser cierta, que los nueve miembros de la comisión de acusaciones de la Cámara se pusieron de acuerdo para ocultar su parcialidad política ante la opinión pública, mediante una fórmula perfecta: cuatro de ellos manifestarían no haber encontrado probada la acusación de que el ex Procurador había falsificado documentos para solicitar el reajuste de su pensión vitalicia de jubilación, mientras que los cinco restantes afirmarían haber encontrado merito para enjuiciarlo, única y exclusivamente con la intensión de perjudicarlo y sin que mediara de ninguna manera la certeza de su culpabilidad.
Si no se tratara éste de un país en el que nos hemos acostumbrado a hablar sin temor a que nos crean, la grave acusación del doctor González Charry se investigaría hasta sus últimas consecuencias, tratándose de quien apenas hasta hace un poco más de un año se desempeñaba como cabeza del Ministerio Público.
Pero resulta de veras coincidencial que idénticas sospechas sobre la administración de justicia en Colombia haya manifestado tener el actual Procurador General de la Nación, Carlos Jiménez Gómez, por quien los periodistas han desarrollado una auténtica veneración: muchas veces en la historia del país ha habido funcionarios tan llenos de "chivas" como éste, pero pocas veces con tantas ganas de contarlas, como éste. Por eso la veneración de los periodistas hacia el actual Procurador resulta entendible. Los ha convertido en su conducto regular. Hace pocos días, por ejemplo, en un acto que ni siquiera tiene precedentes entre los más espontáneos funcionarios públicos que ha tenido el país, les manifestó su convencimiento de que había sido "político" el fallo emitido por el Tribunal Disciplinario que adjudicó a la justicia militar la investigación del caso Velandia. Y los periodistas, claro, felices con la "chiva": ¡el jefe del Ministerio Público estaba acusando de prevaricato a los miembros del máximo tribunal de la administración de justicia!
Y es que el Procurador sabía que utilizando la prensa, sus acusaciones encontrarían más publicidad que si las hacía directamente ante la Cámara de Representantes, que es el procedimiento lógico y además el legal, pero a través del cual seguramente pasarían inadvertidas ante la opinión pública.
Esta pequeña omisión de procedimiento logró sólo dos consecuencias: la esperada, de que el doctor Jiménez Gómez apareciera en primera página de los periódicos, y la inesperada pero inevitable de que en este momento los honorables miembros del Tribunal Disciplinario estén recibiendo llamadas en las que se les amenaza de muerte por la parcialidad que a favor del MAS les atribuyó públicamente el Procurador General de la Nación.

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