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El huésped del Ubérrimo

¿Qué tiene que conversar el columnista Robert Novak, genio de la propaganda negra, cercano al Opus Dei y miembro del paleoconservatismo americano, con el presidente Uribe?

Daniel Coronell
24 de junio de 2006

Un invitado muy particular tendrá el presidente Álvaro Uribe durante las vacaciones en su finca de Córdoba. El periodista Carlos Murcia asegura que hasta 'El Ubérrimo' llegará uno de los hombres más influyentes de la prensa norteamericana. Se trata de Robert Novak, un columnista tan leído como controvertido en Estados Unidos.

El señor Novak, miembro de la más recalcitrante derecha, se ha hecho célebre por desprestigiar a los eventuales detractores del presidente George Bush. Entre sus blancos han estado el candidato demócrata en las pasadas elecciones, John Kerry, y el ex embajador Joseph Wilson, quien se atrevió a cuestionar las razones de la invasión a Irak.

Fue el señor Novak quien se encargó de resaltar que el rival de Bush en la última elección, había tenido "devaneos pacifistas" frente a la guerra de Vietnam y que sus compañeros de armas lo consideraban incapaz de ser comandante.

Las encuestas, que empezaban a mostrar tendencias favorables para el candidato demócrata, se volvieron en su contra. Su aceptación bajó dramáticamente después de una serie de columnas de Novak y de que una supuesta Asociación de Veteranos criticara el desempeño militar de John Kerry en Vietnam.

La estrategia salió perfecta en términos políticos. Bush resultó reelegido y Kerry borrado del mapa. Nadie habría sospechado de la desinteresada labor periodística del señor Novak, si no fuera porque después vino a saberse que Alex Novak, el hijo del columnista, era el director de mercadeo de esa Asociación de Veteranos tan empeñada en desacreditar al contendor del Presidente.

El señor Novak consideró intrascendente la vinculación de su hijo a ese grupo, y tampoco le dio importancia a otra coincidencia: Los editores de los panfletos contra Kerry son los mismos que publican y distribuyen las 'Cartas de noticias' del famoso periodista.

Robert Novak no se ha distinguido por la tolerancia frente a sus contradictores. Salió de la CNN después de usar la palabra "mierda" para definir la posición de su contraparte en un debate televisivo. El señor Novak se quitó el micrófono y abandonó el estudio ante la sorpresa de los televidentes. Su actitud, criticada por muchos, no encontró reparos en la conservadora cadena FOX, que lo acogió poco después.

Sin embargo, Novak alcanzó el pináculo de la fama con el plamegate, un reciente episodio que sumió a la prensa de Estados Unidos en una de las mayores crisis de credibilidad de su historia.

Joseph Wilson, ex embajador de Estados Unidos y encargado de investigar si Saddam Hussein había comprado uranio para hacer armas nucleares, informó que en su momento había encontrado que no había evidencia de ello y así se lo había reportado al gobierno. El informe del embajador dejaba sin piso la principal razón de Bush para la guerra en Irak.

Una semana después de las revelaciones de Wilson, Robert Novak publicó en su columna que Valerie Plame, la esposa del embajador, era agente de la CIA y había influido para que su marido fuera asignado a esa misión. El debate se desvió a la filtración del nombre y el tema de las falsas justificaciones de la guerra se fue desvaneciendo.

La investigación demostró que algunos periodistas se dejaron usar por funcionarios para desprestigiar a Wilson y a su esposa. Varios pagaron con cárcel, y con sus carreras, su participación en los hechos. Judith Miller, una de las más reconocidas periodistas de Estados Unidos, estuvo 85 días en la cárcel y terminó despedida de su periódico, el New York Times. Pero al señor Novak -el único que publicó el nombre de la agente- no le pasó nada.

Este genio de la propaganda negra, cercano al Opus Dei y miembro del llamado paleoconservartismo americano, es el huésped del Ubérrimo, según las pildoritas de Murcia.

¿Qué tiene que conversar con el presidente Uribe? Nadie sabe la respuesta, pero tal vez pronto empecemos a encontrar pistas en las columnas de Novak.