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El misterioso señor Montanar

Álvaro Vásquez registra un espectacular ascenso en la encuesta pirata que lo empata con Sergio Fajardo, quien lidera con holgura las encuestas de empresas reconocidas.

Daniel Coronell
10 de septiembre de 2011

Varias encuestas falsas, para confundir a los electores, han aparecido en los últimos días en Colombia. A seis semanas de las votaciones para alcaldes y gobernadores, se han publicado encuestas fantasmas sobre la intención de los ciudadanos en varias regiones del país.

Los falsos encuestadores han logrado plantar sus embuchados en medios de comunicación nacionales.

Los sondeos piratas son enviados simulando autenticidad. Aseguran que su realización estuvo amparada por gremios académicos. El fraude se esconde detrás de pomposos nombres como la "Asociación Quindiana de Universidades", la "Asociación de Instituciones de Educación Superior del Eje Cafetero" y la "Asociación de Instituciones de Educación Superior de Antioquia", entre otras.

La ficha técnica copia el lenguaje estadístico de los encuestadores. "Muestreo aleatorio polietápico estratificado", "margen de error máximo calculado", "nivel de confianza" son expresiones que maquillan el engaño.

Varios de esos envíos con sondeos falsos tienen la misma firma electrónica, alguien llamado 'Lina'. El programa de elaboración no registra origen en ninguna institución educativa o compañía. Están hechos para borrar el rastro.

Los resultados de las encuestas piratas obran el milagro de subir en la preferencia a candidatos que aparecen quedados en los sondeos efectuados por encuestadoras reconocidas.

Por ejemplo, el sondeo falso de Medellín da como líder de la carrera por la Alcaldía a Luis Pérez Gutiérrez, a quien -en contraste- la respetada firma Ipsos-Napoleón Franco sitúa 17 puntos abajo de su rival Aníbal Gaviria.

En el caso de la Gobernación de Antioquia sucede algo similar. Álvaro Vásquez registra un espectacular ascenso en la encuesta pirata que lo pone a empatar con Sergio Fajardo, quien en realidad lidera con holgura las encuestas de empresas reconocidas.

Varios medios serios han mordido el anzuelo de los falsos encuestadores.

Pasó hace unos días con los resultados de una aparente encuesta para la Gobernación del Quindío que daba como ganadora a la candidata Sandra Paola Hurtado. Cuando los medios se dieron cuenta de la artimaña, encontraron que el autor era la "Asociación de Instituciones de Educación Superior del Eje Cafetero (Aisej)".

Un periodista aplicado de La Crónica del Quindío llamó a los rectores de las universidades de la zona y encontró que nadie conocía a Aisej. Las universidades no habían hecho convenios para realizar sondeos. La asociación no estaba inscrita ante el Consejo Nacional Electoral, requisito de ley para hacer y publicar encuestas políticas. Como si fuera poco, ninguna Cámara de Comercio del país tenía registros de la existencia de Aisej.

El que sí apareció fue un hombre llamado Ramiro Montanar Castrillón, quien en comunicados enviados a los medios aseguró representar a Aisej, filial, según él, de la "Asociación de Instituciones de Educación Superior de Colombia". De acuerdo con la versión de Montanar, la pretendida encuesta había sido hecha por estudiantes y profesores de varias universidades, sin ningún propósito político.

El logotipo que encabeza la comunicación del señor Montanar no pertenece a ninguna asociación. Es una imagen de Learning Craft bajada de internet.

Cuando lasillavacía.com publicó un completo artículo sobre lo que denominó polémicas encuestas, volvió a aparecer Ramiro Montanar Castrillón. Llamó por teléfono a defender con ahínco los resultados. Esta vez se identificó como representante de la Asociación de Instituciones de Educación Superior de Antioquia (Uiesa), autora de las falsas encuestas que favorecen a Álvaro Vásquez y a Luis Pérez.

Quien esté detrás de esto sabe bien que las encuestas no solo miden tendencias políticas, sino que también las crean.

El único dato que faltaba para mostrar la dimensión de la farsa está aquí: no hay nadie en Colombia llamado Ramiro Montanar Castrillón. Jamás se ha expedido una cédula ni ningún otro documento de identidad a un ciudadano con ese nombre.