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El negacionismo

El caso más representativo es el del magistrado Carlos Horacio Urán, quien salió vivo y regresó muerto a la sede del poder judicial.

Daniel Coronell
4 de septiembre de 2010

La estrategia resurge siempre por razones políticas. La impulsa un grupo con fuerza para reescribir la historia o un reducto recalcitrante que quiere confundir a la opinión para borrar hechos o acomodarlos a sus intereses. Sucede con el holocausto de seis millones de personas a manos de la Alemania nazi, cuya negación prosigue por parte de una corriente seudohistórica. Ha ocurrido con el genocidio armenio y hasta con los crímenes de la Inquisición.

Un intento más modesto pero igualmente ferviente se vive por estos días en Colombia. Aprovechando la abrupta salida de la fiscal que desempolvó el caso del Palacio de Justicia, un segmento de extrema derecha quiere cerrar la posibilidad de que la investigación continúe.

Con ese propósito presentan la necesaria determinación de unas responsabilidades individuales como una persecución al Ejército en su conjunto y quieren negar el cúmulo de evidencias que el país ya conoce.

El caso más representativo es el del magistrado auxiliar del Consejo de Estado Carlos Horacio Urán. Un video que lo muestra saliendo herido pero vivo del Palacio de Justicia fue conocido por el país hace tres años. Su esposa, sus familiares y el magistrado Nicolás Pájaro Peñaranda lo reconocieron en las grabaciones de tres cámaras de televisión. (Vea las imágenes de televisión)

Nada tendría la imagen de particular si no fuera porque el cadáver de Urán fue encontrado -un día después de la grabación- en las ruinas del edificio, asaltado por terroristas del M-19 y rescatado a sangre y fuego por efectivos militares. Es decir, salió vivo y regresó muerto a la sede del poder judicial.

Para contradecir una serie de evidencias, los negacionistas encontraron un testimonio conveniente. El ex consejero de Estado Samuel Buitrago, quien estuvo secuestrado en el mismo baño del tercer piso con Urán, afirma que vio con sus ojos "cómo Carlos Horacio Urán, el magistrado Gaona y Luz Stella Bernal cayeron tras los impactos de bala que entraron al baño por un boquete".

Lo que no cuentan es que el ex magistrado Buitrago -conocido por haber presentado el libro del coronel Plazas Vega sobre la toma- le aclaró expresamente a la Fiscalía que haberlos "visto caer" no significa que los haya visto morir. (Vea el video de la declaración de Buitrago)

Por lo demás, si Carlos Horacio Urán hubiera muerto en el baño del tercer piso habría que preguntarse por qué su cuerpo fue hallado en la primera planta de la edificación, como lo prueba el acta de levantamiento. (Vea el acta de levantamiento)

La bala que lo mató no fue disparada desde lejos. De acuerdo con la autopsia de la época -corroborada recientemente después de exhumar el cuerpo-, Urán murió por un proyectil de pistola disparado a menos de 30 centímetros de su cabeza.(Vea el informe de Medicina Legal)

Los exámenes forenses también determinaron que tenía fracturado el fémur izquierdo, lo cual aclararía por qué en el video se ve salir saltando sobre la pierna derecha y apoyado en dos uniformados.

Esos estudios también encontraron indicios de tortura, un disparo no mortal en el pecho y algo aún más revelador: el cuerpo de Urán fue quemado y ahumado después de su muerte, posiblemente para ocultar evidencias. (Vea el informe de Medicina Legal)

Cuando lo llevaron al Instituto de Medicina Legal, el cadáver no fue depositado junto a las demás víctimas civiles sino que apareció en una morgue reservada para los cuerpos de los guerrilleros. Urán y Luz Stella Bernal fueron los únicos rehenes muertos a quienes se les practicó examen de necrodactilia, todos los demás eran guerrilleros.

La familia no recibió ninguno de los efectos personales del abogado, pero en 2007 -22 años después de estos trágicos hechos- la billetera de Urán, perforada por un balazo, fue encontrada en un allanamiento a las bóvedas del B-2, el departamento de Inteligencia de la XIII Brigada.

Allí también hallaron una reveladora lista titulada 'Guerrilleros del M-19 dados de baja en combate'. En ella aparecían los nombres de Manuel Gaona Cruz y Carlos Horacio Urán.

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