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El quiropráctico y el maquillador

Salazar se ha diferenciado de Fajardo en que no ha escatimado epítetos para enfrentarse a las huestes de ‘Don mario’ y a las de ‘Don berna’

María Jimena Duzán
13 de diciembre de 2008

¿Qué está pasando en Medellín? Lo pregunto porque de un tiempo para acá pareciera que todas las premisas sobre las cuales se edificó la tesis de que Medellín había conseguido torcerle el pescuezo a la mafia y reducido exitosamente los altos índices de violencia, se hubieran venido a pique como el Titanic. Hace poco descubrimos que la Fiscalía de Medellín estuvo al servicio de la mafia de 'Don Mario' durante toda la administración de Sergio Fajardo, y que sus tentáculos en la Policía incluían generales de renombre.

Descubrimos también que la famosa Oficina de Envigado lejos de haberse desactivado con la desmovilización de 'Don Berna', se había reactivado también bajo la administración de Fajardo y que hoy no sólo goza de plena salud, sino que sus tentáculos llegan hasta Córdoba, cosa que no sucedió ni en los tiempos de Pablo Escobar. Y como si esto fuera poco, la semana pasada 'Don Berna' puso contra las cuerdas al alcalde Alonso Salazar, sucesor del proyecto político de Sergio Fajardo, al señalarlo en una explosiva carta enviada a la Fiscalía desde una cárcel norteamericana, como una persona con cercanías a esa mafia y un alcalde financiado por el paramilitarismo. Dos acusaciones que sin duda va a tener que aclarar Alonso Salazar ante la Fiscalía, así a muchos del notablato paisa les parezca injusto y fuera de lugar. Por mucho menos, otros alcaldes y congresistas están presos en La Picota y nadie entendería que al Alcalde de Medellín se le diera un trato distinto.

Ahora bien, dicho lo anterior, habría que decir que a mí personalmente, lo que más me sorprende del contenido de la carta de 'Don Berna' no son los señalamientos puntuales que, repito, tendrá que aclarar ante la Fiscalía Alonso Salazar, sino las omisiones. Me sorprende por ejemplo que en la Carta 'Don Berna' no haga mención en ninguna oportunidad del ex alcalde Sergio Fajardo. Y me sorprende porque fue bajo su administración que Alonso Salazar, en su calidad de secretario de Gobierno, tuvo que reunirse con la mafia paramilitar con el propósito de ver cómo hacía la ciudad para reinsertar a una cantidad de desmovilizados del paramilitarismo pactado entre estos y el gobierno de Uribe. Muchas fuimos las voces que desde un inicio cuestionamos los alcances de ese pacto y advertimos que si bien el gobierno había desmovilizado a unos cuantos jefes paramilitares, las estructuras de poder habían quedado intactas.

En su momento, tanto el Comisionado de Paz como el propio Sergio Fajardo desestimaron esas críticas y las consideraron malintencionadas, por lo que el modelo de reinserción que implementaron pronto se convirtió en la gran bandera de esa administración y en el orgullo de los paisas porque demostraba que el alcalde Fajardo había conseguido acabar con la mafia y con su violencia para bien de la democracia. Sobre este modelo de ciudad es que se ha ido forjando la candidatura a la Presidencia de Sergio Fajardo. Pues bien, Houston We have a problem: Este modelo de ciudad es el que hoy empieza a ser cuestionado no sólo con la carta de 'Don Berna', sino con todo el recrudecimiento de la violencia y el resurgimiento de nuevas mafias acaso más poderosas que las que había antes. Ese modelo hoy está sustentando más en la 'donbernabilidad' que en una gobernabilidad producto de las instituciones.

Lo que pocos saben es que la única persona que curiosamente se le enfrentó a Fajardo y empezó a cuestionar ese modelo fue Alonso Salazar, quien desde la Secretaría de Gobierno empezó a darse cuenta de que los paras desmovilizados que ellos habían convertido en interlocutores seguían delinquiendo. Fajardo no quiso enfrentar esa verdad de a puño y prefirió seguir en la mentira. El error de Salazar fue haber agachado la cabeza al final y haberse quedado callado pensando que él enmendaría esos entuertos si era elegido alcalde, como de hecho lo hizo desde su llegada al poder. Salazar se ha diferenciado de Fajardo en que no ha escatimado epítetos para enfrentarse a las huestes de 'Don Mario' y a las de 'Don Berna', con lo que ha demostrado que eso de la 'donbernabilidad' no va con él. La gran pregunta que aún no nos ha respondido Salazar es por qué esperó tantos años para denunciar públicamente lo que ya sabía hace rato. Una persona que los conoce muy bien a los dos los definió muy acertadamente con esta frase: "Alonso es un quiropráctico, y Sergio, un maquillador".

En cuanto al ex alcalde, es evidente que él también tiene que responder muchas preguntas, sobre todo ahora cuando ha puesto su nombre a consideración de los colombianos como posible candidato presidencial. Y su silencio pesa cada minuto tanto como el del Comisionado de Paz que acordó una paz con unos paramilitares que en realidad nunca se desmovilizaron.
 

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