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El uribismo es víctima

Desde todos los frentes, esta colectividad se declara mártir de varios complots.

Maria Camila Restrepo
4 de marzo de 2015

En la mañana de este miércoles el abogado defensor de Jorge Pretel Chaljub, presidente de la Corte Constitucional, sorprendió con una tesis hasta ahora desconocida: La acusación que pesa sobre el magistrado por un soborno de 500 millones de pesos para manejar el fallo de una tutela en la que estaban en juego 23.000 millones de pesos en realidad forma parte de un complot en contra de su cliente. “Es por ser uribista” clamó el abogado.

¿Por qué? Álvaro Uribe, en su condición de presidente, lo nominó para llegar a tan privilegiado cargo. Desde esta posición, dice el jurista, Pretelt se ha caracterizado por su ideario uribista que ahora le cobran de manera tan dolorosa. “Es una víctima”.

Este martes, la senadora uribista Paloma Valencia fue objeto de una lluvia de trinos por su tesis de lo que está pasando en el departamento de Cauca. En una acción para reclamar sus tierras, los nativos ocuparon dos fincas del Ingenio Incauca, lo que produjo un violento choque en el que ha habido 60 heridos: 48 indígenas y 12 miembros de la Policía. La congresista escribió en su cuenta de Twitter: “Lo de indígenas en Cauca es una invasión violenta con ataques sobre policía”. Desde su óptica, los terratenientes son mártires. El debate en las redes fue intenso. De un lado, los uribista que la respaldan. Del otro, los críticos que la señalan con el dedo acusador y le recuerdan que las históricas de despojo en este departamento fueron la semilla para la violencia actual. Le dicen que ella le da la vuelta al argumento y se pone en el papel de víctima cuando es lo contrario.

La tesis de los abogados de Bernardo Moreno, exsecretario general de la Presidencia durante la administración Uribe, y de María del Pilar Hurtado, directora del DAS, que fueron hallados culpables por la Corte Suprema en el caso de las chuzadas es que ellos son víctimas de una feroz persecución política por haber sido figuras influyentes en esos ocho años de Gobierno. El expresidente trinó “embargado por el dolor”. Y en una línea insinuó que detrás de este acoso estaban juristas y guerrilleros: “Colectivo de abogados de las FARC”.

Hace un par de semanas, el Centro Democrático presentó una denuncia ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, con sede en Ginebra, por presunta violación de derechos civiles y políticos. En la denuncia, acompañada de 2.000 folios, el movimiento fundado por Uribe documenta la presunta violación de los derechos de participación política y la violación al derecho de garantías judiciales, en especial la igualdad ante los tribunales, a ser oído públicamente por una corte competente e imparcial y a la presunción de inocencia. También se denuncian hechos presuntamente violatorios a la protección del derecho a la vida y a la seguridad personal.

Óscar Iván Zuluaga, jefe del partido, firmó la comunicación a este organismo multilateral en la que reclamó, además, un acompañamiento especial al proceso judicial que se adelanta en su contra por sus presuntos vínculos con el hacker Andrés Sepúlveda. Zuluaga, como se recordará, también se declaró víctima de este caso con argumentos que iban desde “ese no soy yo”, “me hicieron un montaje”, “a Sepulveda nos lo infiltraron a la campaña para hacernos daño”.

En la comunicación a la ONU, Zuluaga da cuenta de hechos presuntamente violatorios de derechos que están consagrados en la declaración universal de Derechos Humanos, en el pacto internacional de Derechos Civiles y Políticos, y en la convención americana de Derechos Humanos. Son, en total, 11 derechos presuntamente violados a los dirigentes y militantes del Centro Democrático desde cuando se conformó esta organización política.

El historial en el que el uribismo se muestra víctima no deja fuera ningún escenario. La senadora uribista Thania Vega de Plazas, señaló el pasado mes de noviembre, cuando se conmemoraba el aniversario 29 del holocausto al Palacio de Justicia, que su familia era mártir del holocausto. La congresista, esposa del coronel Alfonso Plazas Vega (r), condenado por la desaparición de algunas personas que habrían salido vivas del Palacio, se declaró víctima, junto a él, de este hecho.

Algunas de las figuras de mayor peso en el uribismo, como por ejemplo, Andrés Felipe Arias, Luis Carlos Restrepo, Luis Alfonso Hoyos, Ernesto Yamhure, volaron fuera del país dejando tras de sí el eco sonoro de sus denuncias por “la injusta persecución política” en su contra. Cada uno alega ser víctima.

¿Se trata de una cínica estrategia para eludir la justicia o en realidad el uribismo puede ser víctima de tan larga cadena de hechos?

* Director de Semana.com
Twitter: @armandoneira

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