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El vía crucis de los Nule: nuevas revelaciones

No es justo que ahora hasta Willie Colón, que ni siquiera conoce a los Nule, los insulte por Twitter desde un trancón de la 26.

Daniel Samper Ospina
16 de abril de 2011

Sigo en mi empeño de defender a los Nule, a Tomás y Jerónimo, a los muchachos que inventaron Agro Ingreso Seguro y a cuanto joven emprendedor sea perseguido por la justicia colombiana. Podría detenerme en el caso del exviceministro de Agricultura, a quien esta semana, y de forma infame, la Fiscalía sindicó de celebración indebida de contratos: al parecer firmaba un contrato y celebraba hasta altas horas de la madrugada, de manera francamente indebida.

Pero mis labores investigativas me han llevado a conseguir un nuevo correo privado que prueba la bondad infinita de los Nule. Lo publico en la versión web de esta columna para deleite de todos. La semana pasada veíamos a un trío de primos en busca de sus verdaderas vocaciones. Esta vez vemos a un Guido mitad Anthony de Melo, mitad gamín de La vendedora de rosas, que, a la vez que reivindica hipocresía, procura que sus primos se quieran con amor filial así deba acudir, para tal fin, a un lenguaje un poco soez; a un Guido místico, a un Guido ascético que nos lega el testimonio de su fe: "Cuando pienso en ustedes solo viene a mi mente la imagen de la Virgen María bañada en llanto, y esta termina convirtiéndose en mi tía Graciela llorando por unos niños, que son ustedes".

Vamos por partes. Si esto no conmueve a las autoridades, en especial al procurador, no sabría ya cómo más demostrar que estamos ad portas de que se cometa una grave injusticia.

¿Quién, al observar a Miguel y Manuel Nule, no ve a la Virgen María bañada en lágrimas? A mí también me pasa. Y algo más: a veces la misma imagen de la Virgen se convierte ante mis ojos, súbitamente, en la tía Graciela, sobre todo si he inhalado opio previamente. Y ese es mi primer consejo para Guido: que se aleje de las drogas. Uno puede ser actor, como es su sueño, pero no por eso debe contagiarse de los vicios del medio.

Pero la sociedad, cada vez más corrompida, ya no cree en la Virgen Santísima; mucho menos en los jóvenes marianos en que ella elige reencarnar. Hemos perdido los valores. Casi todos se los llevaron ellos. Quién sabe en qué paraíso fiscal los tienen.

Hemos perdido la fe y, a la vez, nos hemos vuelto malas personas. Miren la forma en que algunos apátridas tratan de vincular desesperadamente a miembros del gobierno de Uribe con los Nule, con el perverso fin de enlodarlos. A los Nule, se entiende.

Para desprestigiarlos, RCN publicó que los primos habían ingresado a Palacio 19 veces. No sean mezquinos. No se salten el contexto. En ese momento mucha gente iba a Palacio, aun a proponer negocios legales. Nadie, ni Job, sabía que visitar la Casa de Nariño quitara tanto prestigio. Por esa época, Edmundo del Castillo, Bernardo Moreno y compañía eran muy bien aceptados socialmente: ¿quién iba a dudar entonces de toda la banda presidencial? ¡Si hasta Mauricio Vargas entraba a Palacio! Además, como constructores, ¿no tenían derecho los Nule a cotizar un arreglo para el cuarto de Tomás, a estucar las materas que Yidis dejó con filtraciones?

Caracol Radio, por su parte, estableció que Edmundo del Castillo ayudó a que Rina de Nule ganara unos contratos de interventoría para que no rindieran la Bienestarina con ácido sórbico. Pobre Rina: no pueden ver que una mujer de cartera Louis Vuitton y nariz operada -parece que se hizo la 'rinaplastia'- haga esfuerzos por la niñez desamparada sin acabar con su honra: sepan todos que si permitió preservativos a la Bienestarina fue para evitar embarazos en las niñas.

En Colombia suceden cosas increíbles: el ponente de la ley de inteligencia es Juan Manuel Galán. Bautizan una ley con el nombre de Vargas Lleras, lo cual hace suponer que le mocharán varias partes: por lo menos el índice. Pero nada ha habido tan insólito como lo que pasa con los Nule: miren cómo les ponen unos chalecos antibalas que parecen fajas adelgazantes y se los quitan a los 12 minutos porque hace calor; miren cómo los trastean de un lado al otro sin saber siquiera en cuál cárcel ponerlos. Y miren cómo tratan al cuarto Nule, al pobre Mauricio Galofre: siempre lo dejan de lado, lo editan de las fotos, lo quitan de los titulares. Exijo respeto para él, que ha hecho todos los méritos para ser tenido en cuenta como los demás: ha sido tan corrupto como sus cuñados como para que ahora lo conviertan en el Ringo Starr de la banda. No, señor, lo respetan. Si quieren un Ringo, ahí está Miguel, el Nule baterista.

No permitamos que se perpetúe esta infamia contra los Nule. Son personas de honor: de ahí su gusto por los honorarios. No es justo ahora que hasta Willie Colón, que ni siquiera los conoce, los insulte por Twitter desde un trancón de la 26.

Me duele por Mane, el Nule caddie: cuando le dijeron que lo llevaban de vuelta al búnker, creyó, entusiasmado, que le hablaban de golf. Y por Guido, el Nule actor, que, luego del papel de víctima que hizo en una entrevista de RCN, ya tenía listo un chaleco antibalas de falso terciopelo para recibir un TV y Novelas. Por eso, en esta Semana Santa rezo por ellos. Cierro los ojos y viene a mi mente la imagen de la tía Graciela bañada en llanto, y esta termina convirtiéndose en Guido, en Manuel, en Miguel mientras la Virgen María llora por las penas irrisorias que les van a asignar.
 
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