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¡Acabemos con la Corte!

Total, si no le echamos ojo a la elección de magistrados de la Corte Constitucional, entre la Corte Suprema y el presidente Santos terminarán acabando con ese alto tribunal.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
11 de marzo de 2017

Con tres magistrados a los que nadie eligió y que se encuentran actualmente en interinidad, uno que nunca debió llegar allí por indigno, y otro recién nombrado con el único propósito de defender los acuerdos de La Habana, la Corte Constitucional se encuentra francamente destartalada.

Lo más grave es que el desmantelamiento continúa y antes de tres semanas, la magistrada María Victoria Calle y uno de los interinos, Aquiles Arrieta, dejarán sus puestos libres para que el presidente los ocupe a su acomodo.

Con excepción de Luis Guillermo Guerrero y Gloria Ortíz, cuyo trabajo ha sido serio y responsable, lo que queda y lo que viene no se parece en nada a esa primera Corte Constitucional que se convirtió en verdadera guardiana y garante de los derechos fundamentales de todos los colombianos. Por el contrario, el desprestigio de la Corte es cada día más evidente, como lo demuestran las encuestas. Según las últimas tres mediciones de Gallup, la imagen desfavorable de la Corte va en aumento pasando de 47 a 53 y 56 por ciento entre octubre de 2016 y finales de febrero de 2017. Cada día la gente cree menos en su tribunal constitucional, lo mismo que en la justicia en general y eso aquí pareciera no importarnos.

Si a la sensible salida de magistrados como Jorge Iván Palacio y Luis Ernesto Vargas, se le agrega la llegada, en su reemplazo, de calanchines políticos como los que saldrán de las ternas de la Corte Suprema y la irrupción de magistrados de bolsillo como los que resultarán de la selección del presidente Santos, apague y vámonos.

Deberíamos acabar con la Corte Constitucional antes de que la acaben ellos. Erigir en su lugar un monumento que diga: “aquí yace el último bastión de decencia en la justicia, al que la politiquería y el clientelismo también penetró”.

Acabemos con la Corte, antes de que la Suprema se encargue de hacerlo eligiendo a otro exmagistrado del Consejo Nacional Electoral, de esos que saben mucho de política y poco de leyes, o a alguna ex procuradora ducha en amañar concursos públicos y defender magistrados corruptos.

Acabemos con la Corte, porque los incesantes SOS de algunos líderes de opinión y de instituciones como la Corporación Excelencia en la Justicia o el Instituto de Ciencia Política de nada han servido para hacer reflexionar a los nominadores sobre su elección.

¡Qué mas da! Acabemos con la Corte Constitucional si lo que se nos viene es esto que nos están anticipando las luchas de poder en la Corte Suprema para integrar las ternas y las movidas de Santos para hacer que gente ‘divinamente’ pero sin carácter e independencia llegue a esta corporación.

Acabemos, en fin, con lágrimas en los ojos, esta Corte que ya no se parece en nada a lo que la Constitución Política de 1991 nos prometió.

 

Twitter @JoseMAcevedo 

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