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Juego de tronos

Al próximo presidente de Colombia Uribe tampoco lo dejará gobernar, especialmente si gana con sus votos porque deberá decidir entre traicionarse a sí mismo o traicionar a Uribe: o es un muñeco de ventriloquía o le da la espalda al Ubérrimo.

Alonso Sánchez Baute, Alonso Sánchez Baute
24 de julio de 2017

Uribe supo vender entre los suyos la idea de la traición y hoy a Santos lo odian más que a las Farc. Pero Santos no tenía otra opción: como en la fábula de la rana y el escorpión, la traición “está en su naturaleza”. En la suya y en la de todos los políticos. Ochos años después los “ingenuos” vuelven con el sirirí: “Voto por el que diga Uribe”. Es decir, “Voto por el próximo traidor”. Al próximo presidente de Colombia Uribe tampoco lo dejará gobernar, especialmente si gana con sus votos porque deberá decidir entre traicionarse a sí mismo o traicionar a Uribe: o es un muñeco de ventriloquía o le da la espalda al Ubérrimo. Con A o con B pierde. Tremenda encrucijada la de los uribistas: por negarse la realidad de que él no volverá a ser presidente, votan por quien de antemano saben que los traicionará. 

La política es el arte de la traición. Se sobrevive aniquilando a los enemigos luego de haber dado muerte a los amigos. De hecho, los amigos son los peores enemigos. ¿Acaso Cersei Lannister no traicionó a su esposo (también en la cama), a sus hijos y hasta a Jaime, su amante hermano? Con tal de aferrarse el poder acabó con su estirpe. El único que de momento se ha salvado es Tyrion, ese “medio hombre” que mató a su madre al nacer. Pero no solo ellos juegan a la traición. La “buena” de Daenerys Targaryen traicionó a Kraznys mo Nakloz mientras que a ella la traicionaron Viserys, Ser Jorah y otros más. Stannis, rey de los Baratheon de Rocadragón, traicionó a su sobrino Joffrey y a él a su vez lo traicionó su hermano Renly.

Más se cuidan entre ellos los lobos huargos, que por naturaleza son cazadores solitarios. ¿Quién esperaba, por ejemplo, que Olly traicionara a Jon Snow? ¡A Jon Snow! Y ni hablemos de las traiciones en la Corte durante el juicio contra Tyrion Lannister. ¿Y qué tal Meñique? ¿Alguien puede confiar en el más maquiavélico entre los reyes del maquiavelismo? De traiciones se nutre la política, no solo en Juego de tronos (en la realidad es peor).

Todo mesías necesita de su Judas, aunque más que Uribe el problema es lo que él representa. La política es dinámica y se debe también a las circunstancias. Si Pacho Santos hubiera sido candidato a la Presidencia por el uribismo y hubiera ganado –es solo un ejemplo-, habría traicionado lo que representa el uribismo tras enterarse de la homosexualidad de su hijo. Ese hecho, según se deduce de sus manifestaciones de apoyo a Pedro, le permitió mirar al otro y abrir los ojos ante los derechos LGBTI, lo que hubiera podido influir en las medidas de su gobierno con respecto a esta comunidad. ¿Se lo hubieran perdonado los seguidores de una política tan radical, irrespetuosa e intolerante? Solo a Uribe se lo perdonan todo.

La política carece del honor de una Brienne de Tarth, de la sabiduría de una Lyanna Mormont, de la bondad de un Samwell Tarly y, en especial, de la decencia de un Jon Snow. La política es fuego valyrio. Así de ficticia y de inflamable. Por eso las alianzas de hoy, como con Pastrana, fueron la traición del pasado. De eso se trata el juego de trono: de valerse de todos hasta obtener el poder para luego traicionarlos. Así ha sido desde los tiempos de Invernalia y así seguirá siendo.

@sanchezbaute

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