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Colombia en la era Trump

Trump, no podrá cambiar de la noche a la mañana los pilares de la política exterior norteamericana. Además, como en Colombia, las promesas de los candidatos son diferentes a las ejecutorias en el cargo para el que resultaron elegidos.

Semana.Com
16 de noviembre de 2016

El resultado de las elecciones en los Estados Unidos ha sido una de las noticias más divulgadas y comentadas en los últimos años en la prensa escrita, en la radio y en la televisión mundial. Se han hecho todo tipo de cábalas sobre lo que podría ser el futuro de las relaciones de la gran potencia con el resto del mundo y los efectos que de ellas podrían derivarse, incluyendo el eventual desencadenamiento de una guerra nuclear.   

Sin embargo, la toma de decisiones en los Estados Unidos es un proceso más complejo de lo que se piensa y el nuevo presidente no podrá de la noche a la mañana hacer cambios drásticos en los lineamientos fundamentales de la política exterior norteamericana.

En Colombia se han formulado múltiples interrogantes sobre las implicaciones que podría tener la presidencia de Trump para nuestro país, que después de la administración Samper, ha mantenido una relación cordial con los Estados Unidos, incluyendo la cooperación en la lucha contra el narcotráfico y en el fortalecimiento de las fuerzas militares.

Ahora esa relación tiene especial connotación, ya que aunque no somos el centro del mundo como algunos creen, está pendiente el acuerdo con las FARC al que los Estados Unidos han dado su decidido respaldo, expresando sin embargo reservas sobre la suspensión de las aspersiones aéreas con glifosato. El gobierno tomó esa decisión basado en diversas consideraciones, entre ellas el acuerdo con las FARC, cuando precisamente los cultivos y la  producción de coca han experimentado un crecimiento sin precedentes.

Debe tenerse en cuenta que para los Estados Unidos, es conveniente que no existan en el continente grupos armados realizando actos terroristas, secuestros y otras actividades delictivas, incluyendo la producción, procesamiento y tráfico de estupefacientes.

A Trump le interesará por lo tanto, que los acuerdos de paz se concluyan y se cumplan, ya que redundarán en beneficio de la seguridad interna de su país que tanto ha reclamado. La falta de una eficaz cooperación con Colombia tendría efectos inmediatos en los países centroamericanos del triángulo del norte y en México, pero muy especialmente en los Estados Unidos donde se experimentaría un notable aumento del consumo y tráfico de drogas.

Respecto al comercio bilateral, seguramente sus asesores le explicarán al nuevo presidente, que los acuerdos de libre comercio con Colombia y con otros países, han favorecido igualmente a los Estados Unidos y distan mucho de ser una graciosa concesión norteamericana, como se consideró en los tiempos del pacto cafetero y del mercado preferido del azúcar.

Tampoco debe olvidarse que una cosa es enunciar propósitos como candidato y otra ejecutarlos como presidente. Incluso Obama, contrariando sus reiterados planteamientos de campaña, saldrá del gobierno con Guantánamo funcionando y con cerca de 9000 soldados norteamericanos en Afganistán.

En Colombia las promesas no cumplidas y las verdades calladas o tergiversadas, son una inveterada costumbre. Paralela al mal disimulado sentimiento de frustración de algunos que se tornan en críticos pugnaces por no haber participado en un proceso, no ver acogidas sus tesis  o por constatar que otros lograron lo que ellos no pudieron realizar.

Para eso siempre hay argumentos, por más absurdos que sean…que le vamos a hacer…es la naturaleza humana y hemos sido así desde la fundación de la república…

(*) Profesor de la facultad de ciencia política, gobierno y relaciones Internacionales de la universidad del Rosario.

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