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El desafío fundamental de elevar el empleo

Colombia es una de las economías Latinoamericanas que no se ha visto tan afectada por la última crisis. Sin embargo, los niveles de empleo formal no logran desatascarse.

Giovanni Reyes, Giovanni Reyes
13 de septiembre de 2013

Se trata de un problema esencial para el desarrollo de cualquier país y constituye una dificultad estructural recurrente en Colombia. Es el desafío del empleo, esto es, el reto que representa la elevación de los niveles de ocupación en una economía que hasta ahora presenta aceptables indicadores de crecimiento –al juzgarla especialmente en relación con las de otras naciones latinoamericanas. 

Aunque Colombia es una de las economías de la región que no se han visto tan drásticamente afectadas por la última crisis –situación también atribuible a Perú, Uruguay y Panamá-, los niveles de empleo formal no logran desatascarse de los pantanos más allá del 10 %. En esto, es de señalar que los sectores económicos que más dinamismo han presentado, se centran en lo financiero-especulativo, en minería en general, carbón y petróleo en particular, y en cierta gama de servicios.

Precisamente, se trata de actividades que no tienen mayor efecto multiplicador en el empleo. De allí la pregunta: ¿por qué no estimular sectores que tienen ese efecto multiplicador en la creación de puestos de trabajo? Ciertamente pareciera ser un asunto de voluntad política, dado que se sabe qué sectores sí pueden generar empleo de manera contundente, relativamente rápida y con cobertura de mano de obra proveniente de los sectores más pobres de la sociedad. Es decir quienes más los necesitan.

Sectores estratégicos en la creación de empleo se relacionan con: (i) infraestructura rural –carreteras por ejemplo; (ii) infraestructura urbana; (iii) construcción; y (iv) turismo. Llama la atención en este sentido que Colombia tiene deficiencia en infraestructura productiva. 

Por ejemplo, hace poco, un empresario me sostenía de manera particularmente entusiasta, que el costo de transporte de un contenedor desde Ucrania hasta el Puerto de Buenaventura, era similar al costo de flete desde este puerto del pacífico colombiano a Bogotá. Se requiere de infraestructura en el país y el empleo que se derivaría de ello contrarrestaría mucho el alto peso de la informalidad –un 54 %- de la fuerza laboral. 

Los niveles bajos de empleo son golpeados, en las actuales condiciones económicas de Colombia, en donde existe una moneda local muy apreciada, producto de ello: (i) las exportaciones no son en general competitivas; y (ii) las importaciones son baratas. De manera que de lado y lado no se crean puestos de trabajo. Resulta más barato importar que producir internamente. Ese es uno de los rasgos más obscuros, que está llevando a Colombia a un problema endémico y muy significativo en cuanto a no contar y generar, tantas oportunidades laborales como debiera.

Como mínimo, es necesario establecer revisiones a los mecanismos de apertura que se han tenido desde principios de los años noventa. Va siendo suicida el seguir exclusivamente por la senda aperturista, solo por la moda o por no estar en contra de la opinión del “mainstream” esto es, de la mayoría de medios masivos de comunicación. 

Sin empleo, no hay oportunidades para las personas, no se promueven mecanismos de capacitación y en un sentido global toda la sociedad tiende a perder, a permanecer en la zona de ineficiencia en el uso de sus recursos. De allí, como uno de los resultados, la emergencia de crisis, paros y movilizaciones como las que se enfrentan actualmente.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor de la Escuela de Administración de la Universidad del Rosario.