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En ocasión del día de los Derechos Humanos

Una medida que podemos tomar todos es incrementar la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, y todas las formas de intolerancia.

Semana
8 de enero de 2001

Cada año en el día de los derechos humanos recordamos a todos los que están trabajando a nivel local, nacional, regional e internacional por los derechos humanos.

El número de los que trabajan por los derechos humanos sigue aumentando, e incluye a personas de todos los niveles de la sociedad.

Este año ha sido el nombramiento del primer Representante Especial del Secretario General sobre la situación de los defensores de derechos humanos, lo que constituye un reconocimiento merecido al roll vital que juegan los defensores de derechos humanos, a su coraje, y a los riesgos que muchos de ellos asumen.

La esperanza de que un nuevo siglo significaría un nuevo y radical comienzo en instilar el respeto a los derechos humanos no es todavía completa. Viendo de primera mano la situación de los derechos humanos este año en Chechenia, Timor Oriental, la República Democrática del Congo y Colombia he podido constatar los retos a los cuales nos enfrentamos.

La impresión más fuerte y más perturbadora que me he llevado de mi más reciente visita a Israel y a los Territorios Palestinos Ocupados fue la de dos pueblos, ligados por la historia y la geografía, pero actualmente separados por un ancho y creciente abismo en la percepción que tiene el uno del otro.

Lo que escuché fue esencialmente dos diferentes discursos, con una parte preocupada - comprensiblemente- por cuestiones de seguridad, y la otra sufriendo la humillación cotidiana de las pequeñas discriminaciones y de la impotencia de la ocupación, ahora agravada por el uso excesivo de la fuerza.

He recomendado la introducción de una cierta forma de observación internacional en los Territorios Palestinos Ocupados para ayudar a romper el ciclo cotidiano de la violencia - con funerales en ambos lados - y favorecer la reanudación del diálogo.

Estoy convencida de que el camino hacia un futuro pacífico y estable para el Medio Oriente está en que todos los implicados se acomoden a los requerimientos del Derecho Internacional de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario. Esto pone en evidencia el reto que existe en cada región del mundo: inculcar una cultura de los derechos humanos a través de la educación y de la formación en derechos humanos, apoyar el fortalecimiento del Estado de Derecho y de los sistemas de justicia, asegurar la implementación a nivel nacional de las normas y los estándares internacionales de los derechos humanos.

Hay que dar una mayor prioridad a esto, otorgándole más recursos y mejorando los esfuerzos de coordinación entre las agencias y los programas de Naciones Unidas y las organizaciones regionales. Sobre todo, necesitamos poner más énfasis en la prevención de las violaciones de los derechos humanos antes de que éstas ocurran.

La Declaración de la Cumbre del Milenio hacía un llamado para "una justa y duradera paz en todo el mundo, de acuerdo a los objetivos y principios de la Carta de Naciones Unidas". Creo fuertemente que instilar el respeto para los derechos humanos es la base más segura para alcanzar este objetivo.

Una medida práctica que podemos tomar todos es incrementar la lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, y todas las formas de intolerancia asociadas. Estos son los factores que están a la raíz de muchos conflictos.

Tenemos una oportunidad única de revitalizar el combate contra el racismo y la xenofobia al prepararnos para la Conferencia Mundial contra el Racismo en Durban, Suráfrica, el próximo septiembre. Hagamos uso de esta ocasión para hacer una verdadera diferencia en las actitudes y las estrategias para combatir al racismo. Esto sería una contribución práctica para la construcción de una paz duradera y una verdadera cultura de los derechos humanos.

*Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

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