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En qué andan y qué se discute en las Farc

Si esta guerrilla opta por el terrorismo en las ciudades, reforzará la estrategia del presidente Uribe.

Semana
22 de enero de 2010

Hace un mes las Farc secuestraron al gobernador del Caquetá, Luis Francisco Cuéllar, en una operación de comando en Florencia. En la retirada, por la presión de la fuerza pública, lo asesinaron, lo que causó un repudiado generalizado en Colombia y en la comunidad internacional.

Transcurrido un mes, las Farc han recibido tres contundentes golpes por parte de la fuerza pública. El primero ocurrió en la noche del 31 de diciembre, donde fue bombardeado un campamento del frente 43 en Vista Hermosa, Meta, en el que se reportaron 25 guerrilleros muertos, entre ellos tres jefes; la contención de nuevos intentos de volver a Cundinamarca, vía Sumapaz, que le ha costado la vida a varios guerrilleros; y el bombardeo en esta semana contra un campamento del frente 48 en Putumayo, en el que pudo quedar herido Edgar Tovar, un histórico jefe de las Farc. Estas acciones son posibles por dos logros adquiridos en estos años; la cualificación de la inteligencia técnica y humana, y la capacidad aérea.

Igualmente en estas primeras semanas del año, han sido decomisadas armas y explosivos en varios lugares. Aquí y allá se reportan decomisos, lo cual tiene dos caras: una es la eficacia de la fuerza pública para detectar y neutralizar la logística de las Farc; y otra la capacidad de la guerrilla para mantenerse aprovisionadas. Hay decomisos, pero igualmente mantienen la capacidad de proveerse de pertrechos para su accionar por las alianzas con narcotraficantes con quienes canjean coca por armas y pertrechos.

El tradicional mensaje de Año Nuevo del Secretariado de las Farc es una copia casi exacta del que han producido en los últimos 20 años; esta guerrilla dice luchar por el pueblo, hay una oligarquía aliada al imperialismo, ellos tienen voluntad de lograr una paz, pero la contraparte no y la lucha continúa. Es como si nada hubiera cambiado. Las Farc tienen una lectura muy simplificada de la realidad colombiana que no acaban de asimilar. Tal vez nunca lleguen a entender que su legitimidad y apoyo es tremendamente minoritario en una Colombia que ni los respeta, ni los apoya, y muy por el contrario, la abrumadora mayoría de la Colombia urbana apuesta por su total desaparición.

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Luego de ocho años de dura confrontación militar hay dos lecturas frente a las Farc. Los que piensan que se va ganando esta confrontación y que la derrota de las Farc será cuestión de tiempo, como lo cree el general (r) Álvaro Valencia Tovar: “La victoria es simple cosa de tiempo y cometeríamos la más insigne estupidez si no prosiguiéramos con idéntica tenacidad el empeño que terminará por imponerla.” Y otra que la expresa el analista Francisco Leal Buitrago: “es absurda la pretensión de ‘reelegir' a la PSD – Política de Seguridad Democrática- dentro de los parámetros en que comenzó, sin evaluación y reestructuración, y sobre todo desconociendo los grandes cambios producidos en su entorno.”La reestructuración a la que convoca Leal va en el sentido de un nuevo liderazgo político que “con un programa distinto al guerrerista mantenido por el Gobierno, podría orientar al país por caminos en los que el uso legítimo de la fuerza esté acompañado de políticas sociales destinadas a iniciar una solución sostenida de antiguos y graves problemas sociales no resueltos”. Aquí queda planteado el debate de cómo superar el tema de la violencia y de las Farc, tema que apenas se vislumbra en el debate presidencial, que es vital para el presente y futuro de Colombia

En las Farc hay un importante debate sobre su futuro. De momento hay coincidencia en afectar las elecciones, para lo cual han intensificado las amenazas contra alcaldes, concejales y se han propuesto el sabotaje del proceso electoral. Es verdad que luego de ocho años de la Política de Seguridad Democrática, hay unas Farc disminuidas y afectadas en su estructura, al punto que se han reducido a la mitad en su fuerza combatiente a lo que eran en 2002. De las 74 estructuras del mismo año, hoy mantienen 64. Esto hay que analizarlo como una reducción importante de la fuerza, una conservación igualmente de la estructura, lo que se puede leer como la continuidad de ese “empate negativo” del que se ha hablado durante años: las Farc, no pueden lograr su objetivo de toma del poder, pero el estado tampoco puede derrotarlas.

En las Farc se debate su futuro y las opciones que tome van a ser transcendentales. Si opta por el terrorismo en las ciudades va a reforzar la idea de que el único camino es su combate militar y va a reforzar la estrategia del presidente Uribe y sus posibilidades políticas de un tercer mandato, si opta y logra encontrar un camino de distensión del conflicto, puede volver a intentar un proceso serio y acotado de negociación política.

En un año electoral, hay que discutir el tema de los que hacen política con las armas, tema para nada resuelto por un Presidente que ofreció derrota de las guerrillas y desmonte de los paramilitares, y ni lo uno ni lo otro se ha logrado plenamente.

*Coordinador del Programa de Política Pública de Paz de la Corporación Nuevo Arco Iris.

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