Home

Opinión

Artículo

OPINIÓN

España y USA: dos lecciones para Clara y el Polo

En un mundo tan interconectado y dinámico el Polo no puede actuar como una gota de agua metida en un tubo de ensayo, en medio de un mar de tempestades, sino hacer parte contextual de ese mundo de tempestades.

Semana
13 de noviembre de 2012

Enhorabuena y en temprana hora, el Polo escogió a Clara López Obregón candidata presidencial. En los albores de un proceso electoral incierto, la postulación la hizo el senador Robledo, quien retiró su nombre de ese trance. Las condiciones personales y profesionales de Clara López, el venir de las canteras progresistas del liberalismo y su corto pero brillante desempeño como alcaldesa de Bogotá, le garantizan a la izquierda la posibilidad real de tocar los cielos del poder. Clara López dijo, en sus primeras declaraciones, que busca la “confluencia de todos los interesados en el cambio en Colombia […], incluyendo Marcha Patriótica y los comunistas”. Y, que pretende recuperar la confianza de las bases polistas “haciendo planteamientos de fondo que lleguen a la razón y al corazón de los colombianos”.

¡Que así sea! Es el anhelo de cualquier militante del Polo sin apellido ni capilla. Es lo más sensato. En un mundo tan interconectado y dinámico el Polo no puede actuar como una gota de agua metida en un tubo de ensayo, en medio de un mar de tempestades, sino hacer parte contextual de ese mundo de tempestades. Para ello, entre otras cosas, debe aprender las lecciones de la geopolítica mundial. Las dos más recientes elecciones le vienen bien: las autonómicas de España y las generales de Estados Unidos de Norte América. En las primeras, el Partido Socialista Obrero Español, Psoe, salió golpeado debido a una crisis de identidad. Y en las segundas, las minorías excluidas en todos los mundos y meridianos le dieron el triunfo al candidato demócrata.

España, con 47 millones de habitantes; con 5.778.100 parados —más del 25%; en Andalucía, Extremadura y Canarias la tasa supera el 30%—; con una crisis económica, cuyos desahuciados llegan al suicidio, realizó comicios electorales en Galicia y en el País Vasco el pasado 21 de octubre. Y el Psoe, fundado el 2 de mayo de 1879, y campeón de mil batallas democráticas, salió golpeado en ambas comunidades autonómicas. En Galicia lo apaleó el derechista Partido Popular —el de Aznar y Vargas Llosa—, y en el País Vasco la muenda vino de la Izquierda Unida. El estupor del Psoe fue de tal magnitud que su líder, Alfredo Pérez Rubalcaba, permaneció oculto por más de 72 horas. Sólo el miércoles 24 de octubre comenzó a dar la cara, para decir que él fue elegido Secretario General hasta el 2016. ¿Qué le pasó al Psoe? Dos males lo aquejan: crisis de identidad y división interna. En Estados Unidos de Norteamérica —con 300 millones de habitantes, una deuda pública de 16 billones de dólares, y con un poco menos de 1.000 bases militares regadas por el mundo—, los negros, los asiáticos, las mujeres, los jóvenes y los homosexuales le ratificaron su confianza a Obama.

Al Polo, como al Psoe, lo arruinan dos males: falta de identidad y división interna. La primera es la causa, y la segunda, el efecto. Garzón y Petro abandonaron sus filas porque perdieron la identidad con el joven partido, que en nuestro país recoge los ideales de un siglo de luchas, por la eterna causa de la humanidad: la justicia social. También constituye crisis de identidad en el Polo, excluir de su seno a quienes fueron los maestros de la izquierda colombiana —los comunistas—, e ignorar las nuevas fuerzas políticas, como Marcha Patriótica: la pureza excluyente no es la mejor enseña para un partido de minorías. Ojalá quienes se fueron del Polo y todas las nuevas fuerzas confluyan en el “frente amplio”, al que invita Clara López, en los prolegómenos electorales de 2014. Con todos y con todo, debe ser la consigna, si se pretende atajar en Colombia, esa derecha recalcitrante, alimentada de odio, venganza y exclusión.

Noticias Destacadas