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Exposición de motivos

Uribe sigue siendo popular _en las encuestas_ únicamente porque sigue siendo un candidato y no un Presidente en ejercicio

Antonio Caballero
14 de marzo de 2004

Gina Parody, congresista uribista, reconocía en estos días que al proyecto de borrador del proyecto legislativo del proyecto de iniciativa de reelección del presidente Álvaro Uribe ''aún le faltan la exposición de motivos y otros detalles''.

Detalles: para empezar, las firmas. O bien las firmas de

la gente, para que el proyecto de proyecto pueda ser presentado como ''iniciativa popular'', caso en el cual se necesitan, parece ser, un mínimo de un millón trescientas mil firmas. Ya sabemos lo que es eso: se está viendo en la vecina Venezuela, con el proyecto de referendo sobre la revocatoria del mandato del presidente Hugo Chávez: Dicen los unos que hay por lo menos un millón de firmas falsas, dicen los otros que hay que volver a contarlas, dicen los de más allá -la OEA, pongamos por caso- que ellos no se meten, y los de la Fundación Jimmy Carter dicen que ellos no creen que haya tantos venezolanos que sepan firmar. De Colombia yo recuerdo un movimiento de recogida de firmas en el cual participé, en mi remota juventud, para exigir de la izquierda un candidato único: se llamó 'Firmes' el movimiento aquel, por lo de las firmas; pero la gente entendía que era un grito militar que incitaba a ponerse firmes, y en consecuencia no quería firmar, aunque supiera; y además sucedía que los que hubieran querido firmar no sabían, y los que sí sabían no querían. En fin, ahí conseguimos muchas, pero no sabría decir cuántas de todas ellas eran verdaderas. Recuerdo también, muchos años más tarde, que para forzar la convocatoria de la Constituyente del 91 se inventó una cosa parecida, la llamada ''séptima papeleta''. Y parece ser que la mayoría eran chimbas. Esas cosas suelen resultar así. ''El que escruta elige'', decía el cura guerrillero Camilo Torres, copiando la frase de algún político conservador decepcionado por los resultados de las urnas. Tal vez una frase del mismísimo Laureano Gómez, que se pasó toda la vida hablando de las ''doscientas mil cédulas falsas'' que según él tenía guardadas el Partido Liberal para ganar las elecciones cada vez que las perdía, del mismo modo que en los tiempos de su Hegemonía el Partido Conservador tenía guardado el llamado ''registro de Padilla'' para ganarlas siempre: el registro de los votos que llegaban con tardanza de la remota Guajira, y que eran año tras año exactamente los votos que hacían falta. Y hace apenas unos meses, cuando el fallido referendo del mismo presidente Álvaro Uribe que ahora quiere hacerse reelegir, tanto él como su entonces superministro del Interior y de Justicia trataron de persuadir a las autoridades electorales para que cambiaran el censo, de manera que su votación derrotada se convirtiera, por arte de birlibirloque, en votación victoriosa.

Al respecto hay, pues, como dice la ritual frase parlamentaria, ''suficiente ilustración''.

Más detalles: si no son las firmas de la gente, son las firmas de los congresistas uribistas para que el proyecto de proyecto pueda ser presentado como ''iniciativa parlamentaria''. Firmas que la congresista uribista Gina Parody espera conseguir en un almuerzo de congresistas uribistas convocado para mediados de marzo. La congresista uribista Gina Parody es demasiado joven para recordarlo, pero yo sí recuerdo que aquí hubo, a principios del siglo XIX, en tiempos del presidente Francisco de Paula Santander, un partido que sin ningún pudor se llamó a sí mismo ''partido de los partidarios del gobierno''. Y se la pasaban organizando almuerzos.

Uribismo, firmas: detalles. Pero ¿y la exposición de motivos?

No lo digo en el sentido leguleyo, en el sentido de que todo proyecto de ley necesita una especie de prólogo que se llame así: exposición de motivos. ''Considerando''. etc. Ya lo escribirán ellos. Lo digo, lo pregunto, en el sentido serio de la cosa. ¿Por qué diablos -quiero decir: por qué motivos- vamos a querer los colombianos reelegir a Álvaro Uribe como presidente?

Me dicen que porque Uribe es muy popular, según las encuestas.

¿Y qué? Es popular según las encuestas. Pero en la dura realidad -cuando convocó el referendo, por ejemplo- esa popularidad no fue suficiente para que la gente votara por él: votó en contra, o se abstuvo de votar. La popularidad de las encuestas no sirve para mucho, confrontada con la dura realidad. Uribe sigue siendo popular -en las encuestas- únicamente en la medida en que sigue siendo un candidato, y no un Presidente en ejercicio. Es decir, en la medida en que sigue haciendo promesas, aunque se abstenga de cumplirlas. Como si no llevara ya año y medio en el ejercicio del poder.

Otra parlamentaria uribista, la representante Sandra Ceballos, dice, confiada:

-Todo quedará listo, el proyecto y las firmas. Ahora sólo falta aprobarlo.

El rabo por desollar.

Lo siento por él, que prefirió pasar su cuatrienio de presidente siendo candidato. Pero temo que no va a ganar, no digo ya la reelección, sino ni siquiera el proyecto de proyecto de la reelección. Porque, la verdad sea dicha, no hay ningún motivo.

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