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La encrucijada de Germán

El vicepresidente sabe muy bien que la opinión del país está divida por mitades entre optimistas y escépticos del proceso, y no quiere perder los votos de ninguno de los dos.

Semana.Com
5 de julio de 2016

Con las últimas encuestas que perfilan a Germán Vargas Lleras en la delantera para ser el próximo presidente de Colombia, ya es hora de que nos diga si de ser elegido, se comprometería o no a cumplir los acuerdos entre el gobierno y las FARC.

En medio de un hábil cálculo político, el vicepresidente ha modificado su discurso de paz desde las pasadas elecciones, cuando acompañaba a Santos en el tarjetón y lo veíamos en plaza pública enarbolando esa bandera. Vargas Lleras sabe muy bien que la opinión del país está divida por mitades entre optimistas y escépticos del proceso, y no quiere perder los votos de ninguno de los dos. No obstante, con la firma del acuerdo para el fin del conflicto, le queda cada vez menos tiempo para romper la distancia que ha marcado hasta ahora cuando le preguntan por la paz, y se le agota la posibilidad de seguir nadando en aguas tibias.

En los últimos veinte años, las elecciones presidenciales en Colombia las ganó el candidato que supo sintonizarse con el manejo que el pueblo quiso darle al conflicto con las FARC al momento de cada contienda. En el 2018, por primera vez, el tema central de la agenda electoral no será cómo enfrentar a un grupo alzado en armas, sino el esquema de implementación de los acuerdos conseguidos en La Habana que plantee cada aspirante.

Para nadie es un secreto que una de las grandes preocupaciones frente al tema es que el post conflicto necesitará de grandes inversiones del estado para ser llevado a cabo, y como están hoy las cuentas, la plata no alcanza para tanta cosa. Sea quien sea el próximo ocupante de la silla de Bolívar, llámese Vargas, Petro, Fajardo, De La Calle, Zuluaga, Robledo, Cárdenas o cualquier otro, seguramente tendrá que hacer concesiones en el gasto y priorizar el presupuesto en aras a cumplir con lo pactado.

Las implicaciones que tendrá el fin de la guerra en las finanzas del país no son de poca monta. Si bien es cierto que gran parte de los recursos que hoy son destinados a combatir la insurgencia serán invertidos en educación, infraestructura, salud, vivienda etc.… también lo es que con el éxito del proceso surgen nuevos rubros presupuestales que antes no existían. Será necesario, para nombrar sólo algunos aspectos, garantizar la seguridad y la vida de los ex guerrilleros, crear las condiciones para una sana participación en política, reparar a millones de victimas, restituirles sus tierras, desminar los campos de Colombia, erradicar los cultivos ilícitos, combatir el narcotráfico para impedir que termine en manos de otros grupos y fomentar nuevos programas de desarrollo agrícola. Todo eso evidentemente costará una millonada.

Como bien dijo la semana pasada el ex presidente Belisario Betancourt ¨lo que culmina en La Habana no es el final, sino el comienzo de una etapa diferente¨. Lo que hasta ahora se ha alcanzado es sin lugar a dudas de histórica importancia, pero su éxito dependerá de la confianza de las partes y del compromiso de continuidad que haga el próximo mandatario de los colombianos.  Ante esa situación es difícil creer que la persona hoy más opcionada para suceder a Santos en el poder no haya sido capaz de sentar una posición clara frente al tema.

De manera que deje de sacarle el cuerpo al asunto y díganos de una vez doctor Vargas Lleras:

¿Está usted de acuerdo con el cese al fuego bilateral y definitivo que el equipo negociador del gobierno y las FARC acaban de pactar en La Habana?, ¿Se la piensa jugar por el sí en el plebiscito que se viene?, ¿A pesar de que en la última encuesta de Ipsos el 71% de los consultados considera que las FARC no deben participar en política, esta dispuesto a jugarse su capital electoral para cumplir con lo acordado?, ¿hace usted parte de la mayoría que piensa que la guerrilla no entregará la totalidad de sus armas?, ¿cree que alcanzar la paz justifica concesiones en materia de justicia o está entre los que, como Uribe, alegan que esa condición alargará el conflicto?, ¿estaría dispuesto como presidente a destinar hombres de las fuerzas armadas para proteger la vida de un ex guerrillero? ¿aplazaría uno de sus proyectos de vivienda o de infraestructura para cumplir lo pactado en los acuerdos? En síntesis, las preguntas por hacerle no se agotan, lo que Colombia no sabe es si usted está o no está montado en el bus de la paz.

Al conocerse el acuerdo del fin del conflicto fue usted el gran ausente en el acto protocolario de La Habana, y cuando le preguntaron sobre el tema, su respuesta fue ¨me parece muy bien que dejen las armas, esperemos a ver si cumplen¨ . y usted doctor Vargas, en caso de llegar al poder, será que si cumple?
 
@federicogomezlara