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Sistema integrado de transporte: una promesa rota

Con la llegada de Enrique Peñalosa se esperaba un cambio estructural. Infortunadamente aún no presenta su plan para resolver los enormes problemas del SITP.

Fernando Rojas Parra, Fernando Rojas Parra
23 de septiembre de 2016

El alcalde Peñalosa ha hablado con vehemencia de la construcción del metro, de la troncal de transmilenio por la carrera 7ª y otras obras que ha prometido. Pero esa fuerza no se refleja en el momento en que habla del sistema integrado de transporte. Esto puede ser entendible por la gravedad de la situación. Es precisamente por esto que es imperativo que el alcalde Peñalosa se apersone para sacarlo de la crisis. De lo contrario, el descalabro no sólo puede poner en riesgo las finanzas del distrito sino que puede afectar negativamente la vida de millones de bogotanos. 

El sistema integrado de transporte público – SITP nos fue prometido como algo que transformaría la movilidad en la ciudad. Atrás quedarían los buses viejos, la guerra del centavo y el comportamiento salvaje de muchos conductores. Los colores estandarizados de los buses, según el servicio que prestarían, eran un símbolo de orden, confianza, seguridad y progreso solo comparado con los años iniciales de Transmilenio.

Pero la ilusión duró poco. En manos de Samuel Moreno y de Clara López el sistema fue hecho a la medida de los transportadores y los contratistas. Los contratos, a más de 20 años, les permitieron usar buses viejos a pesar de entrar a funcionar en un sistema nuevo; no correr riesgos en su puesta en marcha, pues sin importar lo que pasara, con el presupuesto de la ciudad el distrito les garantizaba sus ingresos. Eso sin olvidar las dudas que generó la adjudicación del recaudo por una supuesta millonaria mordida de la cual hoy sabemos poco. 

Con Gustavo Petro en la alcaldía, a pesar de su grandilocuentes consignas contra los dueños del transporte, la situación se agravó. Aún teniendo la oportunidad de replantear ciertas cosas, decidió mantenerlas como estaban. Así, inició la puesta en marcha, a mediados de 2012, de un sistema chueco, desintegrado y sin una estrategia pedagógica clara para que aprendiéramos a usarlo. Jugó con la tarifa pues del sombrero se sacó una rebaja en el pasaje que se comió millonarios recursos de la ciudad. Y para completar, se inventó un adefesio: con una cinta blanca que dice Provisional disfrazó a los buses viejos como si fueran parte del sistema integrado pero paran donde quieren y el pasaje se paga con efectivo.

Con la llegada de Enrique Peñalosa, por su experiencia internacional en temas de movilidad, se esperaba un cambio estructural. Infortunadamente aún no presenta su plan para resolver los enormes problemas del SITP. Siguen las dificultades con la venta y recarga de las tarjetas TuLlave, muchos buses siguen circulando vacíos, las frecuencias irregulares siguen siendo una constante y el déficit de este año se estima en más de 800.000 millones de pesos.

Hoy, además de esos problemas tenemos otro dolor de cabeza. La cantidad de víctimas en accidentes en donde se vieron involucrados buses zonales del sistema integrado está en aumento. Mientras en 2012 fueron 9 lesionados, en 2013 el número subió 357, en 2014 se disparó a 1215 y en 2015 a 1699. El número de muertos también se incrementó. En 2012 no hubo, pero en 2013 fueron 12, en 2014 subió a 34, y en 2015 se llegó a 43 víctimas fatales.

Cuando arrancó la puesta en marcha del sistema integrado, éste no era responsabilidad del alcalde Peñalosa. Pero hoy, como máxima autoridad de la ciudad, sí lo es. Ojalá el alcalde y su equipo pronto nos dejen saber qué harán y cómo lo harán porque los problemas no dan espera. Mientras tanto, el sistema integrado seguirá siendo una promesa rota.

* Politólogo con maestrías en gestión urbana e historia. Estudiante de doctorado en historia de la Universidad de los Andes. @ferrojasparra

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